DIARIO DEL CORONAVIRUS (XXX)

Atlas

Saúl García 0 COMENTARIOS 14/04/2020 - 20:50

Hoy me gusta google earth, es como un sueño, pero de niño me fascinaba el Atlas. Un libro donde cabe el mundo. Me fascinaba darle vueltas y vueltas, mirar los mapas una y otra vez, buscar lugares, montañas, ríos, nombres extraños... Me aprendía los países, sus capitales y las banderas. Hacía clasificaciones por número de habitantes. Jugaba con mi hermano mayor a un juego inventado que tenía un trapo como tapete, fichas de parchís y un cubilete. Presionando una ficha sobre el resto, había que hacerlas saltar y encajarlas en el cubilete. El que antes metía todas las suyas ganaba. Con el Atlas siempre a mano, hacíamos campeonatos por continentes y campeonatos mundiales que podían durar semanas. Uganda o las Islas Fiji no han tenido después de aquello tantas oportunidades de alcanzar la gloria.

Ese espíritu competitivo entre países me ha perseguido siempre, unido a una curiosidad enfermiza por las clasificaciones. Cada cuatro años hay un acontecimiento que reúne ambas características: los Juegos olímpicos. Durante las dos semanas que duran los Juegos consulto el medallero cada día, por arriba y por abajo, por si Albania obtiene algo más que un bronce o para asombrarme de que Kenia esté entre las primeras a pesar de tener solo seis o siete medallas, porque son todas de oro. También consulto con avidez los resultados electorales y ahora me he aficionado a esas estadísticas que se han generalizado, con mapa incluido, de la renta por pueblos o barrios, la contaminación por países, el desempleo o la deuda por habitante de cada ayuntamiento.

Y, claro, con estos antecedentes, me he entregado desde hace días a una consulta completamente insana con las estadísticas del coronavirus, recogidas por países y con las categorías de infectados, muertos y curados. Es una consulta que supone un fin en sí misma. Para mí no tiene una gran utilidad más allá de comprobar diferencias notables entre países, como la poca incidencia que tiene en Portugal, la creciente que tiene en Reino Unido o que en México, de los 5.014 infectados que hay, solo se ha curado uno.

Yuval Noah Harari, en un artículo magnífico en el que habla de la necesidad de cooperar entre los países para superar esta pandemia y otros retos futuros, dice que “lo más importante que tiene que saber la gente sobre las epidemias es quizá que la propagación de la enfermedad en cualquier país pone en peligro a toda la especie humana”. “En la lucha contra los virus, la humanidad necesita vigilar estrechamente las fronteras. Pero no las fronteras entre países, sino la frontera entre el mundo humano y el mundo de los virus”, añade. Y termina: “Cuando los humanos se pelean, los virus se duplican. En cambio, si la epidemia produce una mayor cooperación mundial, esa será una victoria no solo contra el coronavirus, sino contra todos los patógenos futuros”.

No estaría mal avanzar hacia esa cooperación y que la competitividad entre países se limitara a clasificaciones como la de saber, por ejemplo, cuál es el mayor productor de fruta fresca. Que, por cierto, es India seguida de Vietnam.

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