Un par de artistas urbanos de Lanzarote han querido rendir su particular homenaje a un referente del arte urbano en Canarias: Hugo Mayoral Pérez, más conocido como Pumu, recientemente fallecido. Una iniciativa dirigida por Jorge David Murillo, alias Kant, y que ha permitido contar con un mural en el que se le recuerda con sus tradicionales tags: “sonríe”, “ríe” o “sueña”, que plasmaba impregnados de color y que podía dibujar en las paredes de toda Gran Canaria, isla en la que principalmente desarrolló su carrera.

En Gran Canaria fue donde coincidió con muchos otros muralistas lanzaroteños como el propio Jorge David Murillo o Matías Mata de Sabotaje al montaje, quien hace años le dedicó una de sus obras en la Universidad de La Laguna. Con Pumu, Matías compartía también la faceta de documentalista gráfico del arte urbano de las islas, ambos recopilando con sus cámaras el trabajo efímero de otros muchos compañeros.

Uno de los hermanos de Hugo Mayoral, con los que compartía el gusto por el grafiti, recuerda que fue documentalista gráfico de la actividad artística en las calles de la isla grancanaria a través de su fotografía. También Jorge David Murillo lo evoca, además de con su sonrisa característica, con su cámara, siempre detrás de los grafitis que gustaba documentar. Dice que “nunca quiso ser protagonista”. Tanto es así que solo cuentan con una imagen de Pumu, la misma que han usado el resto de muralistas de todas las islas para dedicarle sus particulares homenajes. Lo que da un alcance del cariño que, en el entorno, se le tenía.

El obituario del hermano de Pumu reza así: “Siempre imprimió su pasión a todo aquello que le gustaba como la fotografía, la pintura o la música. Fotógrafo autodidacta que conocía sus cámaras y tenía un manejo sobre las mismas que, para evitar, cualquier cambio en sus parámetros favoritos las configuraba en lenguaje chino evitando así que la mayoría de las personas que conocía pudieran tocarlas. Viajó siguiendo a sus artistas favoritos por muchas partes del territorio nacional, ya fueran raperos, grafiteros o exposiciones de colegas. Amigo de sus amigos, siempre intentaba rascar una sonrisa a cualquiera con quien se encontraba y todo lo suyo lo compartía con aquellos que él pensaba que se lo merecían. Siendo reservado como era cultivó todo tipo de amistades en todas partes de las islas y del territorio peninsular”.

Otra de sus facetas artísticas era la musical. El rap y el hip hop eran sus aliados

“Como miembro activo de la comunidad siempre acogía a nuevos artistas para explicarles la técnica y la filosofía que él había aprendido en el graffiti, formando así parte clave de la transmisión oral de esta cultura”, continúa el obituario. Jorge David explica que era el nexo de unión entre las nuevas generaciones de artistas urbanos con la old school. Quizá por eso fue la segunda persona del mundo del arte urbano que el artista lanzaroteño conoció cuando se trasladó a Gran Canaria para continuar sus estudios. “Me llamó la atención su libertad creativa”.

De la faceta como documentalista gráfico de Pumu, destaca que “prácticamente había documentado desde los inicios del graffiti en las Islas, desde las primeras piezas de Matías Mata, hasta las creaciones más nuevas de los más chinijos”. Se le podía ver habitualmente acompañado de un cuaderno en el que recogía las firmas y dibujos de todos los artistas con los que se iba encontrando. No es de extrañar que Jorge David se plantee que se podría contar con una extensa recopilación de información para desarrollar un documental sobre el arte urbano de los últimos tiempos en Canarias gracias al amplio archivo del malogrado artista grancanario.

Otra de sus facetas artísticas era la musical. El rap y el hip hop eran también sus aliados. Artista poco convencional, usaba cualquier herramienta para impregnar de color las paredes. Kant lo recuerda imprimiendo la huella de su propio zapato. “Era un alma libre”, que también gustaba de organizar todo tipo de encuentros para que muralistas y grafiteros pudieran expresarse.

Matías Mata lo recuerda como uno de los creadores de la “subcultura”, siempre fuera de los parámetros institucionales, tradicionales. “Una persona dispuesta a todo. Enseñaba a los más jóvenes a pintar. Formaba parte de ese grupo de gente que lucha por dar visibilidad al arte en sitios pequeños que por desgracia como actividad laboral cojea mucho en las Islas. Pero si algo nos define es el optimismo y tanto Pumu como yo decidimos permanecer en Canarias luchando por este mundo”.

Uno de los graffitis de Hugo Mayoral con su reconocido ‘tag’. Foto: Cedida.

Los artistas lanzaroteños han querido dar visibilidad a este grafitero amigo y al arte urbano

Era habitual en sus inicios que se lo encontrase de madrugada sacando sus instantáneas del arte efímero. “Gracias a artistas como Hugo, esta subcultura queda escrita y recogida a través de la fotografía”. Una faceta que les unía, recordando así sus inicios también haciendo fotos, sin dinero siquiera para revelar los carreteres. Además de los orígenes humildes en un barrio obrero que les vinculaba aún más. Con el tiempo, se distanciaron, después de que Matías se estableciera en Tenerife, pero la amistad perduraba y siempre que se lo cruzaba se echaban unas risas. “Lo recuerdo siempre riendo. Es un ejemplo del artista noble, pintando en la calle, sin buscar la fama ni el like, sin buscar esos egos ni protagonismo”.

Con el mural que puede verse en las canchas de frontón de acceso a Costa Teguise, los artistas lanzaroteños han querido dar visibilidad a este grafitero amigo, pero además al mundo del arte urbano. Rescataron una de las pocas imágenes de Hugo Mayoral disponibles porque pocas veces se dejaba ver delante de una cámara.