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Artesanía y artesanos en el Norte

Echedey Sánchez prepara un estudio sobre el sector en Haría para fomentarlo y atraer el turismo

Miguel Clavijo, ceramista. Fotos: Manolo de la Hoz.
Saúl García 5 COMENTARIOS 25/02/2019 - 07:02

A Echedey Sánchez Bonilla se le despertó algo un día de paseo por Arrieta, cuando se preguntó de dónde había salido la Casa de la Juanita, la del muelle. Se le despertó el interés por el patrimonio de su municipio, por su historia, por sus tradiciones. También ayudó la inyección de su profesora en la Escuela de Turismo, María José Morales. Echedey ahora es profesor de economía, empresa y turismo en secundaria y bachillerato. Es graduado en Turismo y está realizando el doctorado en economía sostenible por la Universidad de La Laguna. Desde 2013 se dedica a estudiar la artesanía de Haría. “Tengo dos pasiones -dice-, la historia, junto con el patrimonio cultural y la economía sostenible”. Está preparando un estudio sobre la artesanía de Haría que espera que se convierta en libro.

Dice que el del Norte es el municipio artesano más importante de la Isla. De hecho, Haría tiene un taller permanente de artesanía, abierto desde 1993, el taller Reinaldo Dorta, que recibió el premio Distinguidos del Turismo en 2015. A pesar de eso, señala que desde el siglo XIX, la artesanía tradicional está en retroceso. “Ha desparecido una gran parte y si nadie lo practica, muere”, asegura.

Por eso intenta recopilar la mayor cantidad posible de información, tanto histórica como actual, mediante el trabajo de campo. Su interés también radica en generar un atractivo turístico porque a pesar del premio, la artesanía se explota por debajo de sus posibilidades.

En el taller está Mayeh, que tiene tienda de cuero en la plaza. También tienen espacio Itzi, una pintora; Aquilino Rodríguez y su cerámica y Miguel Clavijo, uno de sus alumnos, y por allí pasan varios días a la semana Mela o María Ángeles, que hacen roseta y también se dedican a los trajes tradicionales. Sánchez destaca que la artesanía se alimenta de conocimientos remotos “con técnicas milenarias”, conocimientos propios que van de generación en generación y conocimientos externos.

Señala que antes la artesanía estaba relacionada con la vida cotidiana y se hacían objetos útiles, pero no había especialización porque era el propio campesino el que se convertía en artesano. Desde mitad del siglo XIX fueron desapareciendo algunas disciplinas en el municipio, como los zapateros o los herreros y más recientemente han seguido esas desapariciones o disminuciones, principalmente por motivos “biológicos y administrativos”.

“La historia de Haría pasa por la palmera”, señala Echedey, y desde 2004 el palmeral está en peligro, por la escasez y por el picudo rojo. Esos son los impedimentos biológicos. Los administrativos tienen que ver con las trabas para los autónomos, falta de subvenciones y otras ayudas. “Antes los artesanos tenían algunos privilegios y ahora necesitan carné de artesano y de autónomo, más la etiqueta de gestión de calidad”.

Lo que sí ha ayudado en los últimos años es el mercado del sábado, pero a pesar de ello Haría sigue siendo el tercer municipio en número de artesanos, por debajo de Teguise y de Arrecife. En el censo de 2018 había 81 inscritos. Echedey dice que el estado de salud de la artesanía no es malo pero que la mayor parte de lo que se hace es neoartesanía.


Echedey Sánchez y María Ángeles, artesana de la roseta.

La intención final del estudio es, además del conocimiento, ayudar a fomentar el turismo artesanal en el municipio: tiene artesanos, tiene el taller, tiene otros talleres privados y tiene, junto a él, el mercado de abastos, al que también llegan turistas. Todo ello unido a la Casa Museo de César Manrique, que ha aumentado considerablemente las visitas al pueblo.

La Sociedad de Promoción Exterior, no obstante, no reconoce a Haría como municipio turístico, pero Echedey dice que se podría elaborar una ruta, además de visitas guiadas a los talleres. “Hay muchos proyectos pero no se han completado”, asegura. También habla de la posibilidad de hacer un sello de calidad o algo similar a una denominación de origen, una marca, y avanzar, tanto en la señalización como en la publicidad y la comercialización.


Mela confecciona camisas.

En el taller

María Ángeles sacó el título de artesana en 1989. Hace roseta y macramé y se pregunta por qué no se vuelven a dar facilidades para que la gente joven se dedique a esto. “Nadie quiere aprender el oficio”, dice. Mela confecciona camisas, ahora las hace para Los Buches, pero dejó de hacer trajes típicos porque los venden, hechos en China, “por cinco o diez euros y, si yo quiero ganar algo, los tengo que poner a 30”. Las dos van por el taller varios días por semana pero muestran fotos de hace años en que la afluencia era mucho mayor.

Miguel Clavijo es ceramista, aprendió con Aquilino y de él recibió las piedras de basalto que usa como herramientas. Esas piedras llevan haciendo ese trabajo más de 200 años. Fueron de la madre de Panchito, luego de Panchito, que se las dio a Domingo Díaz y este a Aquilino: la dinastía de la cerámica. Miguel hace tanto cerámica tradicional, como aborigen y contemporánea, a mano, sin torno, en horno de leña y con barro de la zona.

Comentarios

La noticia es muy interesante pero hay pequeños fallos como que Mela y Maria de los Angeles hacen ganchillo pero Mela si es camisera tradicional e incluso elabora algunas rosetas pero no es propiamente una rosetera en sí.
Pepe Dorta se estará dando cabezazos por las esquinas en dejar perder, a este joven humilde y preparado, de lo que fue Aldem, bravo Echedey sigo tus trabajos y te queda un gran futuro por delante...ánimo mucho ánimo
Maravillosa persona cualificada y siempre con un gran interés en la conservación del patrimonio. No pierdas la ilusión y sigue así.
Echedey Sánchez me dio clases de economía en bachiller, gran profesor. ¡Desconocía sus estudios sobre la artesanía! Wow!!!
Hola. Cuanta creatividad.soy d argentina..mil felicitaciones...

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