ECONOMÍA

Al rico helado lanzaroteño

Juan Ramón Olivero lleva más de 20 años al frente de la única empresa dedicada a la heladería de Lanzarote desde el pueblo de La Vegueta

María José Lahora 1 COMENTARIOS 20/06/2025 - 06:44

La Nueva Polar es la única empresa de helados de Lanzarote y al frente de la misma está Juan Ramón Olivero. Empezó en el sector de la heladería de la mano del anterior propietario, José Abad Duque, para quien ya trabajaba su mujer, Delia, hoy responsable de las tareas administrativas de la firma familiar. Originariamente la fábrica se encontraba en Arrecife. Tras la jubilación de Pepe, de quien aprendió la receta clásica que sigue en la elaboración de sus productos, Juan Ramón optó por trasladar la empresa a La Vegueta. De esto hace ya más de 20 años.

La empresa carece de redes sociales o promoción. No las necesita. “Nuestros helados se venden solos”, dice Juan Ramón. Asegura que el secreto de este éxito es “trabajar mucho”, junto con la elaboración artesanal que mantienen como en sus orígenes y que los distingue de la producción industrial.

El heladero explica que a los helados de fabricación industrial se les inyecta aire para conferir más volumen en detrimento de la cremosidad. La diferencia se puede comprobar en la textura y sabor de las elaboraciones lanzaroteñas. En La Nueva Polar elaboran a mano hasta los envoltorios, otro rasgo distintivo.

Diariamente elabora más de 2.000 helados que se saborean a lo largo de todo el año, aunque es de junio a octubre cuando más se intensifica la producción y el consumo, según explica Juan Ramón. En lo que va de año, enero y febrero han sido los meses de mayores ventas mientras que abril y mayo se han presentado “más flojos”, lamenta.

A pesar de que La Nueva Polar carece de redes sociales, sus propietarios saben que a través de internet son muchos los que difunden las bondades de los helados lanzaroteños, lo que recompensa su dedicación diaria a la elaboración de las producciones que ya han llegado hasta Fuerteventura, además de ser muy valoradas tanto en Lanzarote como en La Graciosa. En la octava isla reparte, al menos, una vez a la semana. Para esta tarea cuenta en la empresa con una persona encargada de la distribución a supermercados y pequeñas tiendas de sello local, así como algunos teleclub o restaurante.

La empresa carece de redes sociales. No las necesita. “Los helados se venden solos”

La fama de La Nueva Polar ha provocado que muchos lanzaroteños quieran contar con sus productos en sus celebraciones más especiales. Juan Ramón Olivero ha visto una oportunidad de negocio en estos eventos para los que ofrece el alquiler de sus carritos de helado que están recorriendo la Isla en comuniones, bodas o cumpleaños. También se le ha podido ver en las ferias gastronómicas, como la del Complejo Agroindustrial de Teguise o la Wine Run.

Entre el anecdotario de la vida de este sello lanzaroteño se encuentra la de aquel médico tinerfeño que veraneando en La Graciosa se quedó tan sorprendido por el sabor de los helados de La Nueva Polar que encargó ocho cajas  a la empresa para poder llevárselas hasta Tenerife. O el del luchador apodado Gomerito que posó en Facebook con una de sus elaboraciones halagando el sorbete.

La Nueva Polar cuenta con un amplio surtido de sabores, pero su producto estrella es el clásico sandwich de nata y fresa con galleta. Sus otras presentaciones son los polos de hielo -más cremosos que otras marcas por su contenido en leche-, las tarrinas de medio litro, así como los vasitos de 125 mililitros o los de 75 gramos para eventos.

Las preferencias de los consumidores son los sabores clásicos: vainilla y fresa. Hace unos años incorporó el helado de gofio y fue todo un éxito. Los helados lanzaroteños también se pueden degustar en las variedades de chocolate, turrón y limón. La última innovación es el de chicle. Todo un descubrimiento y acierto ha sido este nuevo producto con un curioso color azul al que incorpora nubes y que está causando sensación. Esta modalidad está disponible en su versión en crema y sorbete.

Diariamente elabora más de 2.000 helados que se saborean a lo largo de todo el año

Juan Ramón habla también de las bondades alimenticias de sus creaciones. La mayor cremosidad de sus elaboraciones, con un alto aporte de leche, convierte a sus helados en un alimento para los más pequeños incluso en la versión polo, a diferencia de las producciones industriales basadas en hielo y aromatizantes.

A sus 58 años, Juan Ramón no se plantea qué pasará en el futuro de la empresa familiar, por el momento restan muchos años de trabajo acompañado de su hija, Sarabel, que compagina el trabajo en la fábrica con su profesión como pedagoga. La familia afronta ahora la temporada álgida de cara al verano, uno de los momentos en los que son más demandados los helados, principalmente de residentes, pero que sorprenden a los visitantes.

Comentarios

Muy buenos los helados y los polos nada que ver con los helados comerciales

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