Malagueño de nacimiento, criado en Australia y con una carrera musical que lo ha llevado por todo el mundo, el guitarrista y vocalista Tony Cantero recaló hace cinco años en Lanzarote, donde dice haber encontrado su sitio, además de una inspiración renovada.

-Tras desarrollar una larga carrera en el circuito internacional de música ¿por qué tomó la decisión de instalarse en Lanzarote?

-Bueno, fue algo personal. Llevaba doce años con Chambao y los grupos pasan por momentos altos y bajos. Vine a vivir aquí por amor, aunque ya conocía la Isla porque había venido con Chambao y con Manzanita y siempre noté algo especial en Lanzarote. Mira que me gustan Gran Canaria, Fuerteventura, Tenerife... Pero esta desolación volcánica me impactó. Y es aquí donde tengo los mejores recuerdos con el público. Es verdad que el grupo tenía una vinculación especial con Lanzarote por Ale Acosta, que estuvo hasta 2009. Cuando vinimos a tocar, estuvimos en casa de sus padres en La Geria, comimos sancocho y probamos los vinos que hacía la familia. Es verdad que había un extra, pero, incluso antes de que estuviera Ale, para mí Lanzarote era algo especial.

-¿Cómo recuerda su paso por el fenómeno musical que fue Chambao?

-Chambao lo fundaron La Mari, El Edi y El Dani, como se les llama coloquialmente en Andalucía. Edi era muy aficionado a la música de Carnaval y a las letras de las Chirigotas, algo que se nota en la música del grupo, y Mari, básicamente, cantaba, pero conocieron a un chico holandés, al que se le ocurrió producirles alguna canción, en concreto de los chicos, que son primos, añadiendo una base electrónica, onda chill out, y ese fue el germen... Este productor estuvo poco tiempo. Luego se hizo cargo otro italiano y ya el primer disco que sacó Chambao fue un recopilatorio de canciones de El Francés, Vicente Amigo... Después ya se produjo el disco Endorfina en la mente, que fue un pelotazo de aire fresco, con canciones como Ahí estás tú, Los muchachos... Y Chambao inauguró el concepto flamenco chill, algo totalmente disruptivo y muy cool. El caso es que tuvieron tanto éxito que necesitaron una banda para poder tocar. Ahí es cuando entré yo, prácticamente de rebote porque iba a sustituir al saxofonista en dos conciertos, pero se ve que les gustó mi onda y me dijeron que me quedara. Desde entonces la banda fue relativamente estable durante doce años, hasta que La Mari formó otra banda en solitario. Yo estuve de 2004 a 2016, cuando vine a vivir a Lanzarote.

-¿Qué experiencias recuerda de las giras internacionales?

-Sobre todo relacionadas con los artistas con los que hemos coincidido en el escenario. Hasta con Ricky Martin, con el que hicimos una gira de teloneros. Se trata de un showman increíble, su producto es brutal. Una superproducción muy yanqui, con bailarines, director musical… Es la élite. Coincidió con el tema a dúo Tu recuerdo, que remontó, si cabe, la carrera de Martin. Recorrimos medio mundo. Fue súper bonito porque se vivía un momento muy bueno en la música.

“La clave es innovar. En mi caso, aporto la guitarra española a temas en inglés”

-Ha tenido el privilegio de tocar con el maestro Vasko Vassilev.

-Sin duda. Estamos hablando de uno de los mejores concertistas de violín del mundo. Me honra haber tocado diez años con él, con una onda clásica, dando un toque español a la guitarra. Con él toqué para Sting, en su casa de la Toscana, en un concierto privado. He hecho muchas cosas con Vassilev y espero retomar el trabajo. Pienso que, ahora que vivo en Lanzarote, se podría organizar un recital con este gran violinista, que llena los templos de la música clásica de todo el mundo.

-Ha conocido a personas de muchas latitudes y culturas. ¿Ha sacado alguna conclusión trascendente sobre el ser humano?

-Que somos espirituales. Siempre digo que toco con los dedos, pero percibo el poder de la música, la capacidad que da de sentir, y que es igual en todos los lugares del mundo. Además, como guitarrista he comprobado que los mejores músicos son la gente más sencilla. Quizá por haber tenido la suerte de vivir de la música y viajar tanto, no puedo entender a la gente a la que la diversidad cultural le supone un problema.

-Cómo va su faceta de compositor y, ahora, su carrera en solitario?

-Desde 2014 grabo temas propios, que compongo en inglés porque me resulta más fácil. Cuando vine a vivir a la Isla en 2016 busqué trabajo en el ámbito turístico y vi que cantando tenía más demanda. Eso hizo que descubriera la canción y ahora me lo estoy tomando en serio. Empecé con versiones, dando toque de guitarra española y ahora sigo con temas propios, disponibles en Spotify y en mi canal de Youtube. Hace pocos días hemos lanzado Otra Noche, un tema que cuenta con la colaboración del saxofonista de Lanzarote Carlos Pérez. El videoclip se acaba de estrenar en redes. En otras ocasiones, he pedido la colaboración de Toñín Corujo. En realidad, me gustaría agradecer a todos los músicos de la Isla la acogida que me han dado y, de hecho, me gustaría producir algo con ellos como agradecimiento. Me siento muy afortunado en Lanzarote. Es para mí una fuente continua de inspiración. Ahora me estoy lanzando a cantar y hasta me estoy introduciendo en la grabación de vídeo, en la fotografía... Noto que tengo otra visión, aquí parece que tengo veinte años.

-Como músico, ¿cuál diría que es el secreto del éxito?

-En mi opinión, la clave es innovar en lo que hagas. En mi caso, aporto a los temas, cantados en inglés, la guitarra española. En Lanzarote, los Corujo o Yarel Hernández están en ese camino. La clave es intentar aportar algo de ti.