La Fundación César Manrique acogió los días 6, 7 y 8 de noviembre la primera edición de la Escuela de Otoño Alba Sud en Lanzarote, un foro de análisis crítico sobre los procesos de turistificación que reunió a doce ponentes distribuidos en cuatro mesas redondas y una salida de campo.

Durante las jornadas se abordaron los efectos del actual modelo turístico en distintos ámbitos, con especial atención a la precariedad laboral, la presión sobre la vivienda, los conflictos socioecológicos y la necesidad de una transición turística más sostenible.

En la primera mesa, dedicada al empleo en el sector, se analizaron las causas de la precariedad laboral. La profesora de Derecho de la Universidad de La Laguna, Dulce Cairós, señaló que “el Derecho del Trabajo ha respondido a la línea neoliberal”, destacando el paso de la regulación legal a los convenios.

El profesor Raoul Bianchi, de la Universidad de Manchester, criticó la fragmentación de la industria turística y afirmó que “el turismo es la manera más fácil de blanquear dinero”. Por su parte, el geógrafo Ernest Cañada advirtió de que “la actividad turística genera cuerpos rotos”, en referencia al impacto del trabajo en la salud de los empleados del sector.

La segunda mesa, centrada en la transición socioecológica, planteó un modelo turístico menos depredador y más respetuoso con los límites biofísicos. Javier Tejera, director de Ecotouristing, defendió que no se trata de atraer menos turistas que gasten más, sino de promover un consumo turístico más responsable. Carla Izcara, investigadora de Alba Sud, abogó por decisiones “valientes” como frenar la capacidad hotelera y planificar un decrecimiento turístico ordenado.

La tercera mesa trató el impacto de la turistificación en la vivienda y el espacio público. El profesor Alejandro Armas alertó sobre el aumento de desalojos, la proliferación de infraviviendas, el elevado número de viviendas vacías y el crecimiento del alquiler vacacional.

Propuso una moratoria sobre este tipo de alojamientos y medidas para desmercantilizar la vivienda. La abogada Irma Ferrer calificó la industria turística como “criminal” y denunció la falta de regulación por parte del Estado, así como las dificultades para contener la expansión del sector.

En la última mesa, dedicada a los conflictos socioecológicos, la bióloga Atteneri Rivero explicó que los problemas actuales “no son conflictos aislados, sino síntomas de un modelo territorial al límite”. La socióloga Gema Martínez Gayo expuso la creciente competencia por los recursos entre turistas y residentes, y señaló la escasa efectividad de las políticas de descarbonización en el sector. Defendió el papel de los movimientos sociales como “herramientas para visibilizar, democratizar y avanzar hacia una sociedad más justa y sostenible”.

La Escuela de Otoño Alba Sud finalizó con una salida de campo destinada a observar sobre el terreno algunos de los efectos de la turistificación en Lanzarote.