Dice la Audiencia Provincial de Las Palmas en una causa contra un supuesto patrón de una patera que la Unión Europea está desplegando un “notable esfuerzo” en combatir el tráfico ilegal de personas, y pone como ejemplo de ese esfuerzo el aumento de las penas para los patrones de las pateras.

El Código Penal, por sí solo, nunca ha solucionado nada, pero pensar (y dejar por escrito) que elevar las penas va a frenar un fenómeno como este y a”prevenir”, como afirma, el tráfico ilegal de personas, esta más cercano al pensamiento mágico que al racional.

Solo se explica desde una visión tan paternalista y tan cómoda que permite seguir enviando a la cárcel a supuestos patrones de patera con unas pruebas de risa como si fueran los lugartenientes de Al Capone.

Es más fácil condenar a alguien pensando que es un malvado traficante que asumir que la mayor parte de las veces, el timón lo lleva una persona cuyas circunstancias son las mismas que las de sus compañeros de viaje. Es más cómodo pensar que los que se embarcan en una patera son víctimas de una mafia que de un sistema económico y político injusto del que nosotros nos beneficiamos.

Por esa misma sentencia, la Audiencia condena a un supuesto patrón de patera a cuatro años de cárcel porque dos testigos protegidos, que no declararon en el juicio, le identificaron, aunque otros seis testigos que sí declararon no lo reconocen como el patrón. Alude el fallo a una prueba tan sólida como “la voz de la experiencia”.

Para los migrantes, el sistema es un rodillo. Cada patera necesita uno o dos patrones porque hay que que engordar la estadística para argumentar, como dice la sentencia, que se hace un gran esfuerzo en combatir el tráfico de personas.

Algunos están muy preocupados por la politización de la justicia o el famoso lawfare pero si condenaran a pena de cárcel a un cargo público mencionando “la voz de la experiencia”, a lo mejor ese día se darían cuenta de que hace mucho tiempo que la justicia no es igual para todos.