Como suele ser habitual para cualquier infraestructrura en Arrecife, después de un largo paréntesis de indecisión sobre su futuro, el Ayuntamiento ya tiene un proyecto para la Recova municipal. Acaba de anunciar que se hará un “mercado insular de abastos complementad con una nueva oferta gastronómica”. En palabras del alcalde, se abrirá como “mercado de abastos con productos tradicionales de Lanzarote, con el nuevo concepto conocido como mercado kilómetro cero”.

Lo que podría ser novedoso, que tampoco lo es, sería la expresión, porque el concepto es tan viejo como los propios mercados. Pero ese es otro tema. Anuncia el Ayuntamiento que tiene la intención de que los puestos sean atendidos “por agricultores y pescadores” pero, al mismo tiempo, que quien elabore el proyecto “tiene su mandato de trasladar el concepto del célebre Mercado de San Miguel de Madrid hasta La Recova conejera”. Es decir, la cuadratura del círculo.

Ese mercado está orientado especialmente al turista o a quien se quiera tomar una caña y un vino con una tapa. Un mercado insular de abastos es otra cosa muy distinta, y deberían tomárselo en serio. Y para quien no se acuerde, sigue abierta en la Avenida la pescadería municipal, que pasó hace ya muchos años de tener tres puestos a uno solamente.

No se entiende el empeño por disfrazar lo que va a ser ese espacio: lo mismo que se ha hecho en cada fiesta durante el último año pero ahora de forma permanente. De hecho, el alcalde dice que esta apertura diaria de la Recova “forma parte de un proyecto global para relanzar todo el centro histórico de Arrecife”.

Es extraño que haya que relanzar algo que ya solucionó la anterior alcaldesa con la apertura al tráfico en la Avenida hace cinco años. Y también es extraña la fe en la potencia renovadora de un mercado de abastos. En fin. Se va confirmando, eso sí, la transformación gradual del Ayuntamiento en un negocio de hostelería.