El presidente del Cabildo lidera un hito histórico. No es una interpretación. Lo dice él mismo, aunque el hito no lo ha logrado como presidente del Cabildo, sino como presidente del Consejo de administración de la Sociedad de Promoción Exterior de Lanzarote (SPEL) y consiste, concretamente, en haber alcanzado “un volumen de negocio que supera los diez millones de euros, marcando un récord sin precedentes”.

En teoría, la publicidad es una inversión y no un gasto, pero si partimos de una situación en la que al menos habría que cuestionarse el volumen de turistas o el modelo de negocio de la Isla, no estaría mal dejar aparcado el triunfalismo. Va a ser difícil si todo un presidente del Cabildo llama reiteradamente “destino” a la Isla que gobierna. La identificación de un territorio y sus habitantes con un producto es un disparate que hemos asumido como normal. Una cosa es que ese sea el lenguaje técnico y otra cosa es que deba trascender de ese ámbito.

La promoción parece un hecho imprescindible que nadie discute. También lo es la publicidad y, sin embargo, la cadena de supermercados que más vende en España, no se anuncia. En cualquier caso, lo que siempre es discutible es el cómo. Si se revisan las acciones de la SPEL, hay mucha rutina, mucho patrocinio a deportistas (que está muy bien pero quizá debería ser otro organismo quien lo hiciera) y unas cuantas acciones que se olvidan de que es promoción exterior, no dentro de la propia Isla.

Si no discutimos el qué, al menos discutamos el quién. El Cabildo presume, de nuevo, de haber incrementado durante 2023 su aportación económica, pasando de 4,5 millones a 6,5 millones. Las instituciones públicas representan hasta el 84 por ciento de la composición de la SPEL y las patronales, solo el 16 por ciento. A ver si algún día se invierten los porcentajes en esto que llaman la colaboración público-privada.