El proyecto de las obras de la Avenida se presentó en 2014, las obras tardaron un año más en comenzar, se planificaron para seis meses, se dijo que se harían en cuatro y van a durar catorce. Pues bien, van a terminar y aún no está claro si la Avenida se abre o no al tráfico. Parece que no ha habido tiempo para pensar.

El grupo de gobierno (PSOE, CC, PIL) tomó la decisión de que sea peatonal, pero ahora CC, en un ataque de participación, pide que se haga una consulta popular. Un detalle por su parte, que siempre viene bien y que deberían repetir en otros asuntos para que no parezca que los vecinos están capacitados para tomar decisiones sobre por dónde pasan los coches pero no sobre el futuro de su ciudad o su territorio, porque no han planteado lo mismo con el Plan General o la Ley del Suelo.

Las obras (y la posible peatonalización) se anunciaron como un impulso al comercio pero son los comerciantes los que están en contra de que se peatonalice. Estaría bien, en este debate, si es que se puede llamar así, que los que están a favor de que vuelva el tráfico expongan los argumentos de cómo puede beneficiar al comercio el hecho de que los coches sigan pasando a pesar de que no se puede aparcar. La peatonalización mejorará la hostelería y el comercio, aunque quizá no a estos comercios que hay ahora, y tampoco lo hará de forma inmediata.

El debate, de todas formas, es mucho más amplio y no se ha abordado: el cierre o no de la Avenida debe formar parte de un plan para reducir y reorganizar el tráfico (a no ser que los vecinos estén encantados con que no se pueda caminar por Arrecife y que los conductores sigan teniendo preferencia sobre los peatones), para buscar zonas de aparcamiento barato y para aumentar el transporte público. En Arrecife hay dos edificios de aparcamiento cerrados y uno público que funciona como si no lo fuera. Los coches deben pagar por aparcar. Algo barato y razonable, pero deben pagar por ocupar la mayor parte del espacio público de una ciudad que no está hecha para los coches. Por otra parte, es curioso que se diga que no hay alternativas al tráfico después de que se hiciera una circunvalación sobredimensionada que permite cruzar Arrecife en cinco minutos sin semáforos.

El debate tampoco es si esto beneficia o perjudica al comercio, al turismo o a los que viven en otras localidades y entran y salen de Arrecife en coche y quieren hacerlo rápido, aunque a veces parezca que sean los únicos colectivos por los que merece la pena hacer cosas en la ciudad. No estaría de más que las decisiones sobre la ciudad estén enfocadas en mejorar la calidad de vida de los vecinos, y la ausencia de coches mejora la de casi todos, incluidos los que tienen coche.

No me resisto a comentar un práctica muy extendida, que es la de pasar por la Avenida en coche por noveleo, para ver el mar, para ver gente o para 'pasear' en coche, lo que demuestra, una vez más, que la suma de los intereses individuales no se acerca, ni de lejos, al interés general.

Y por último, ya sé que los árboles son una inversión a largo plazo y poco electoralista, porque tardan más de cuatro años en crecer, pero con los que han plantado, cuando llegue la sombra ya votarán los niños que ahora están en Primaria.

P.D. Perdón por la tardanza en volver a escribir (si es que alguien lo ha echado de menos), pero la opinión necesita de vez en cuando un parón biológico. Si pescas las ideas cuando son pequeñas, no crecen.