Se suelen cometer más errores en el intento de tapar un delito que en la comisión del propio delito. Quizá no más graves, pero sí más. Subirse el sueldo, claro, no es un delito, aunque si tu primera decisión como presidente es subirte 26.000 euros más al año, es una vergüenza.

Lo es en primer lugar porque aún no ha demostrado nada. Y también lo es no solo porque el salario sea mayor que el sueldo de Pedro Sánchez o porque también sea sensiblemente mayor que el del presidente del Cabildo de Gran Canaria. Es que la subida, no el sueldo, sino solo la subida, es mayor que el salario medio anual en Canarias, que no llega a 22.000 euros.

Pero ya que lo haces, hazlo. Si consideras que es el salario que te mereces, pues adelante. Sin complejos. Seguro que hay algún argumento para defenderlo. Desde luego, el de que la subida tan solo supone la aplicación de la ley, es flojo. En este caso, la ley permite, no obliga. Igual que la ley del divorcio no obliga a divorciarse ni la del aborto a abortar. La ley marca un máximo y la voluntad es la que marca el mínimo.

Es cierto que dentro de un mes o dos nadie hablará de esto. Afortunadamente, y respecto a la presidencia del Cabildo, se hablará de los errores o de los aciertos. Como siempre. La marcha atrás revela, o bien inconsistencia o bien soberbia. O ambas: primero la segunda y después la primera. ¿De verdad no había pensado el nuevo presidente que esta subida fuera a generar polémica? No se trata de un titular o dos, o de un partido u otro. Lo que importa son los hechos y eso va a ocurrir siempre. Si no es uno, va a ser otro.

La consulta popular no solo está trucada, porque el sueldo mínimo sigue siendo muy alto, sino que es tramposa. ¿O es que a cada titular sobre una decisión va a dar marcha atrás para hacer otra consulta? Las encuestas telefónicas sirven para conocer tendencias, no para tomar decisiones.