Tu problema no son las matemáticas José Luis
Estuve a punto de tomarme en serio a José Luis García en su reciente artículo sobre las matemáticas, la ironía de la derecha valiente y la presión migratoria (creo que por ahí iban los tiros), incluso esbocé un texto más largo, lleno de buena intención académica y que perseguía instruir a José Luis en las bases disciplinares que podrían estar relacionadas con su declarada falta de conocimientos, que él circunscribe al campo de las matemáticas (en mi opinión erróneamente), para tratar de entender las migraciones contemporáneas y el gasto del Estado. Quise tomármelo en serio pero no pude y trataré de explicar por qué.
Para empezar porque a pesar de confesar que las cuentas no le salen con las personas migrantes, no puede esconder que en realidad es un experto en el campo de los números (probablemente también en el de los incendios), pues su artículo deja entrever un instinto propio de un catedrático de aritmética, como poco de alegre contable. Un ejemplo para no perdernos a resultas de su opinión:
1. Si el número de personas migrantes atraídas por una economía turbocapitalista (lea a González Vieitez), en muchos sentidos alegal, que promete dinero rápido para todo el mundo e incluso legislaciones blandas que pueden saltarse, romperse para seguir atrayendo capital, etc., (¿le constan estas inercias en la isla?), bien, si el número de migrantes da para sostener esa economía, y si encima barren el jardín, cuidan de personas dependientes, construyen y limpian apartamentos con bajo costo salarial, entonces no hay ninguna alarma, mientras el gasto social no aumente o se elimine y los dividendos sean razonables, todo va bien, es soportable.
2. Si el número de personas que migran aumenta, a cuenta del desmadre de esa economía sin reglas depredadora de territorios y personas, que tan alegremente practicamos con ánimos geométricos en este planeta y en esta isla, bien, si se trata de esto, de hacer autocrítica, de asumir contradicciones, de sacar la calculadora del Estado del Bienestar, entonces José Luís opina que hay que poner el asunto en manos de la OTAN, vigilar nuestras costas con destructores y submarinos. Militarizar el atlántico para contener la miseria, "respetando, eso si, los derechos humanos" , dice en su artículo en un giro cómico inesperado. En definitiva, el viejo recurso del muro y las almenas armadas. Y eso es todo.
Sorprende que su cercanía al Derecho no le dé para hacer ni una sola referencia a los tratados y acuerdos internacionales que como país nos compometen con la carta de derechos humanos, los derechos de la infancia, la acogida de refugiados. No habla nunca desde la responsabilidad de un ciudadano con visión de estado, europeísta (entiendo ahora que es más de inclinaciones atlantistas) que asume que la economía y la democracia civilizatoria deben ir de la mano, que ese es el camino, y no le hablo con convecimiento más bien le hablo de rodillas con la Historia de este país entre los dientes, porque la marca España no es -sólo- un mercado , es también un espacio de libertad, igualdad, fraternidad, esa es la esencia de nuestra Constitución, del Acta Fundacional Europea (con Beethoven sonando de fondo), de las democracias más desarrolladas, ese ha sido, con variable fortuna pero pese a todo, el pegamento del país y de este archipiélago, donde el déficit en gasto social es histórico y estructural, como presumo debería saber dado sus rudimentos demostrados en estadística comparativa, y aunque comparto con usted la impresión de colapso de los servicios de atención a las personas migrantes, no es muy responsable asociar este tema con la pobreza estructural de la sociedad canaria, mas bien relacione ésta con el modelo económico y social que la élite gobernante en las islas y en el Reino ha implantado desde siempre y que escatima de forma tradicional la inversión social por mor de su furor urbanístico.
No desconfio de su buena voluntad en el ánimo de querer que la ciudadanía canaria tenga el gasto social que merece, al mismo tiempo que no encuentro artículos suyos mostrando preocupación porque sus conciudadanos hayan padecido desde siempre maltrato presupuestario y lamentable cobertura de equipamientos sociales, sociosanitarios, sanitarios y educativos. Tal y como usted desliza el tema parece que la pobreza en Canarias es una consecuencia de las migraciones, y no el cimiento estructural de un territorio sometido de siempre a la hiperproductividad por encima de la vida. Que le preocupe de pronto la pobreza de Canarias y la ineficacia del gasto social a cuenta de las migraciones es cuando menos inconsistente y caprichoso, aunque usted sabe como yo, que es sobretodo indocumentado y tendencioso (Beethoven a estas alturas ya estaría sordo).
Su problema José Luis, su falta de tino para dar con el conocimiento necesario que le ayude a comprender lo que está pasando, nada tiene que ver con las matemáticas, no, sus ausencias y lagunas se relacionan desprejuiciadamente con el humanismo, con la geografía económica y la geopolítica, la historia del colonialismo y de las sociedades decoloniales, la antropología del desarrollo, la demografía, el sentido común, (...), entre otros. También echo en falta al hombre sensato y sosegado que por momentos se diluye en la narrativa de su artículo en abuso del exclamativo, pero que debe estar ahí, tras sus emociones, dada su formación y experiencia, y que por eso precisamente sabe en uso de la responsabilidad como intelectual que le confieren esos conocimientos, que su opinión en estos momentos de conflicto y fractura latente en nuestras sociedades no es más que una torpe aportación de gasolina (con apariencia de agua sabia) al odio que quiere llevarnos a entregar la democracia a los hombres de alto valor que prometen orden iliberal y muros armados.
La responsabilidad del intelectual que usted quiere ser entraña conciencia de la complejidad, pensamiento sistémico, visión multidisciplinar, acción multilateral y, por tanto, mucha prudencia.
También es verdad que en el Lanzarote de todos los colores, ignorantia tentatio illustrium, y ahí es nada.
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