Isabel Arango

Otra vuelta de tuerca

El presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, ha dado otra vuelta de tuerca en su particular guerra contra funcionarios, políticos, juristas y en general, contra cualquiera que se oponga a sus deseos, objetivos y convicciones.

Al conocerse por los medios de comunicación la sentencia judicial que mandataba a la Primera Corporación a reponer en la plaza de director de la Oficina del PIOT a Leopoldo Díaz, cesado de manera arbitraria según los Tribunales, muchos debieron ver la luz al final del túnel.

La ocasión era preciosa: Un discreto paso atrás que sería aplaudido por todas las fuerzas políticas, el acatamiento de la decisión del juez, la vuelta al diálogo pacífico con el socio llamado por las urnas y el pacto regional a compartir gobierno, el PSOE. Y finalmente, un acuerdo para los próximos casi cuatro años que dotaría al Cabildo de mayoría suficiente para aprobar sus Presupuestos anuales, finalizar la tramitación del Plan Insular de Ordenación y responder al reto de la salida de la crisis.

Pero no. Una vez más el líder menos carismático de la política local ha vuelto a anteponer su soberbia e intereses particulares a los objetivos generales de la isla. Una vez más, San Ginés ha declarado que es el mundo, y no él, quien está equivocado. Y ha preferido mantener la institución que preside en una situación inaceptable de minoría que ya le ha pasado factura en varias ocasiones.

Queda por ver la respuesta del resto de fuerzas políticas (pues la contestación interna de su propio partido a la prepotencia del presidente está más que contrastada, como su pérdida progresiva de votos en los últimos comicios europeos, locales y nacionales).

Los socialistas se muestran tibios y temerosos en su crítica como una maestra novata, siempre con la espada de Damocles del respeto al pacto sobre sus cabezas. Los otros grandes defensores de Díaz, los muy empoderados Podemos, podrían desenterrar sus camisetas, aunque cualquier acusación por su parte se topa irremediablemente con el farallón de ataques relacionados con las condenas por las viñetas de El Agitador.

Del resto, los populares tampoco quieren poner palos en las ruedas de un posible pacto; Ciudadanos es una continua sorpresa en valores y objetivos y Somos mantendrá su discurso de defensa de los trabajadores y trabajadoras, más si son canarios, categoría en la que entra el funcionario. El PIL y Nueva Canarias ni se asomarán a tan incómodo debate.

De todo lo cual se deduce que, una vez más, la oposición mayoritaria dispersará su fuerza y la soberbia del presidente, la falta de argumentos y la ausencia de cultura democrática se impondrán al diálogo, el interés general y la justicia. Y será tan responsable quien causa esta situación como quien la permite.

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