Mariem Díaz Fadel

Miradas intrusivas

No es posible pensar qué sentido es el más valioso si lo perdemos. Entrar en esos supuestos es terrible, porque todos tienen su profundidad como para estar anteponiendo el valor de uno sobre otro. Puede que el de la vista tenga su aquel por encima de los demás, tanto por su relación con determinada autonomía del ser humano, como por el goce que se deriva del mismo.

Con esto de los sentidos, disfrutar del de la vista se está convirtiendo en un disparate en esta sociedad gobernada por el sesgo y el resentimiento. Es tal la locura que la convivencia se vuelve imposible, tanto como que una mirada, supuesta o real, considerada como invasiva, pueda ser delito. Daría igual lo que defendiera quien mira, aunque no mire, porque lo que importa es el sujeto mirado -la mujer- observada o supuestamente observada. No es el ojo del observador quien dispone, sino es la observada quien decide. Ser mirada y ser violada vienen a ser equivalentes. Decididamente estamos locos.

Está resultando todo muy complicado. Por un lado, para las mujeres por su histórica vulnerabilidad, por otro, porque ya no sabemos cómo administrar la vida en comunidad. Mirar, observar, puede llegar a ser un delito, y todo depende de la valoración que haga la persona observada sobre la intensidad y la duración de la mirada de un hombre, pues no se valora si la mujer es escrutada por otra mujer. Se supone que sólo hablamos de hombres que miran a mujeres y estas se sientan molestas -las que se sientan- por tal situación, así sea en lugares públicos. No hablamos de excesos verbales, ni de tocamientos. Estamos en el marco de uno de los sentidos más fascinantes del ser humano que es, ya no disfrutar de la visión, sino de aquella posibilidad derivada del anterior, el ejercicio consciente de mirar, de analizar, de escrutar, y de todo lo que se deriva de ello. Podemos mirar de forma rápida o podemos hacerlo con la intención de almacenar en nuestra memoria lo que es objeto de esa mirada. Podemos mirar por el placer de hacerlo, por el gozo que produce.

Pongamos por caso que en el invento del feminismo podemita, que es que cada cual sea lo que quiera ser, y que lo pueda cambiar en el DNI, nos encontráramos con un pedazo de tío con barba cerrada de tres días y un par de pelotas, que ha decidido por conveniencia hacerse llamar Paca y que así lo pone en su identificación. Paca entrará en baños de mujeres, porque a ver quien se lo prohíbe. Paca competirá en natación como mujer, aunque el paquete no le quepa en el ajustado traje de competición, Paca se casará con quien quiera, sólo que si lo hace con una mujer-mujer, sería una boda gay. Paca disfrutará de los derechos reservados sólo a las mujeres, y, de cometer un delito será encarcelada en una prisión de mujeres. No olvidemos que Paca es un hombre que ha transmutado en mujer porque le convino. Si ahora Paca fija su mirada sobre una mujer en la guagua, con esa apariencia de tío, la ofendida denunciará y la denuncia no tendrá recorrido porque una mujer (oficialmente lo es) ha mirado lo que le da la gana y el tiempo que le ha dado la gana.

Las mujeres se permitirán mirar lo que les plazca y todo el tiempo que quieran y podrán mirar las tetas de sus iguales si ello les pone. Para eso de preservarlas de las miradas de los hombres, algunas culturas han decidido meter a las mujeres en un burka y me temo que la medida no tiene un carácter voluntario. Decididamente ninguna ministra puede poner puertas al campo, y si no, al tiempo.

Los tíos acabarán, para no terminar en chirona, poniéndose gafas negras para ir por la vida y le van a pintar unos ojos en los cristales que miren al suelo, así su mirada vagará libre, como siempre fue para cualquier ser vivo. Las mujeres que se vistan para gustarse y para gustar, que se arreglan la fachada para gustarse y gustar, sólo les queda gustarse. Y comprar un satisfyer, porque algunas gandulas resentidas están penalizando la relación entre los sexos. Realmente es que es una soberana estupidez todo esto.

Comentarios

Y no es más fácil irse a Rusia, Tailandia, Bulgaria u otro país donde no tengan esas leyes que hacen que paca peque?

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