Mariem Díaz Fadel

Los inmigrantes que no votan a Ástrid

Hablemos claro, no voy a ser políticamente correcta porque algunas no merecen la más mínima cortesía. Ástrid no quiere notas de color en las calles de mi ciudad -que no de  "su" ciudad-. Nadie se atreve a decir lo que gente como Ástrid piensa, no que los inmigrantes necesitan sitio donde ser atendidos con dignidad, sino que no los quiere en las calles de la ciudad y puede que ni en el municipio ni en la isla. Juega al disimulo con palabras grandilocuentes, vacías, que diría Saúl García. A Ástrid no es que le parezca que el centro habilitado por el Ministerio del Interior con carpas en la trasera de la Policía Nacional, a su juicio, tenga un mínimo, es que no quiere que nada estropee su imaginario escenario urbano de ciudadanos blancos, felices votantes de la derechona, porque dudo mucho que la derecha que representa el PP quede retratada por esta aspirante a capitanear cualquier vox de morondanga.

La ciudad perfecta que  escenifica Ástrid sólo existe en su cabeza, pues Arrecife dista mucho de ser eso. Arrecife está abandonada y sin ideas, lo cual es casi peor que estar despelujada, porque un peine arregla los pelos, pero no la falta de cabeza.

Arrecife no puede ser más mestiza, le joda a quien le joda, y no voy a ser yo quien haga el listado de apellidos "auténticos", hijos de la ciudad y de la isla, que son fruto de la mezcla de sangre de mil partes del mundo.

Ástrid no representa la multiculturalidad en la que vivimos porque hace mucho que no se da una vuelta por un aula de colegio alguno, ni escuela o instituto, mucho menos por San Francisco Javier o la calle Triana.

Ástrid no conoce negros dominicanos españoles, ni mulatos españoles, ni hijos españoles de padres de cien países diferentes.

Ástrid vive en una urbanización fuera de Arrecife y se baña en una piscina que es improbable que pueda haberse construido; habita una casa cuya mitad tampoco parece que pueda ser posible edificarla legalmente, y con un -para ella- privilegio: no compartir nada con nadie. Si pudiera, Baltazar, todo lo más, sería un rey moreno del sol, pero ario.

El PSOE gobernó con ella hasta el otro día y no sé qué hablaron sobre este asunto que ya estaba en el candelero. CC gobierna con ella ahora y tampoco sé por dónde van a salir, ¿abandonando a la alcaldesa para ponerla en evidencia? Está por ver, pero no tienen pelotas y están desesperados por tocar poder.

De solidaridad, humanidad y decencia, no voy a hablar con Ástrid, no lo va a entender. Ástrid Pérez Batista es alcaldesa, por si no lo sabían, y la pobre está como loca por hacerse un Ayuso, echándole desde aquí un pulso al gobierno, pero aquella es irrepetible. ¿A qué juega Ástrid?, no lo sé, pero lo hace a cargo del erario público.

Comentarios

Astrid vive en un engaño, en un sueño, donde los pelotas y adulones que la rodean no paran de decirle lo guapa que es, lo bien que viste, que gran comunicadora que es....en fin que es la mejor en todo. En ese panorama le hacen poca ayuda porque se viene arriba y se vuelve más magnánima de lo que es...si bien cabe decir, que si le llevan la contraria o le intentan aconsejar los manda para casita sin cobrar sus jugosos sueldos. En definitiva ella se cree Messi pero en el Guatiza F.C.

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