Luis Arencibia

En defensa de poner la cara

No tengo demasiada idea de si el colectivo Alcogida llevaba razón con sus reivindicaciones públicas contra el rallye Isla de Los Volcanes. Reconozco que no he leído nada al respecto, más que titulares. Puede que sea de sentido común todo lo que dicen, o puede -lo más probable- que al menos una parte de lo que dicen. No lo sé. Sí me apetecía escribir un artículo sobre la necesidad de opinar en público, y esto me da pie. Para empezar, en este ejemplo, y en otros, hay dos cuestiones evidentes: 

Primera. Es a priori irracional exponerse públicamente en los lugares con mala institucionalidad como Lanzarote en pro de la defensa de unas determinadas opiniones sobre lo común. Ya que las mejoras que obtendrás son pocas o ninguna -solo hay que tener ojos para comprobar que casi nada cambia en la isla-, y quejarte públicamente te expondrá a posibles represalias que precisamente la mala institucionalidad facilita.

Segunda. Esta aparente racionalidad a corto plazo acaba condenando a lugares como la isla a la mediocridad eterna, en un círculo vicioso de egoísmo a nivel individual y estancamiento a nivel colectivo, del que hablaba hace unas semanas. Nadie se ocupa de lo común y cada uno se preocupa solo de su propio trasero, de su pequeño mundo.

Por otra parte, teniendo en cuenta lo anterior, para muchos, lo más grave de este aislamiento de cada uno respecto a su comunidad, es la gran cantidad de efectos infantilizadores que genera: miedo frente al poder, emocionalidad, egoísmo, posturas radicales y simplistas, etc. Cualquier psicólogo sabe que un humano que siente que no puede influir en su entorno, sino sólo padecerlo, acaba desarrollando todo tipo de sentimientos y comportamientos enfermizos.

No es una idea difícil de comprobar. Basta con ver la sección de comentarios de cualquier web de noticias, local o no. Lugares llenos de individuos que se esconden en un seudónimo para poder insultar a otros individuos anónimos, simplemente porque tienen una opinión distinta a la de ellos, sobre temas de los que gran parte de las veces no tienen ni la más remota idea.

Se ha defendido mucho lo de la participación de la sociedad civil, con el argumento de que de esa manera el pueblo, los humildes, los que tienen la razón, pueden hacer valer sus derechos frente a los poderosos. Pero cuando leo esos comentarios en los periódicos, u oigo gente en la calle, no veo que sean necesariamente mayoría los argumentos razonables y equilibrados.

Por contra, creo que el primer motivo para defender la participación pública -siempre que no la promueva un político- es aspirar a contar cada vez con más tipos que cultiven en sí mismos esas cualidades propias del ciudadano, con todas las letras, y que tan raras son aquí y en cualquier lado, en realidad: Alguien que procura leer sobre algo antes de hablar, que cuida sus argumentos, que no es estridente, que tiene el cuajo para soportar que se le insulte desde el anonimato...

Me da igual que quien ponga la cara en público sea un detractor del rallye, o un grupo de aficionados a favor. Siempre valoraré su mérito, y su actuación mejorará -aunque poco, la verdad- mi esperanza en que como sociedad avancemos un poquito. Porque además creo que todos los problemas importantes que manejamos, a pesar de lo que digan tanto los que se insultan anónimamente, como los políticos -que en realidad forman parte de lo mismo-, podrían encontrar buenas soluciones con un equilibrio entre los argumentos de las partes en discusión, si estas hablaran a cara descubierta entre sí.

Comentarios

La reflexión da en el clavo para mi gusto en varios aspectos, sobre todo el psicológico. Pero conociendo en lugar donde vivo y no solo por eso, prefiero seguir comentando en anónimo o con pseudónimo. Yo no soy nadie. Que firmen los articulistas y periodistas. Casi, casi (casi, casi, casi de lejos) que por esa regla de tres podría proponer que los votos en elecciones llevasen nombre y apellidos.
Guapo y razonable. Magnífico.
Por cierto que en ningún momento se dice en este artículo que el autor quiera que la gente que se firmen los artículos porque le parece que hay un gran nivel en algunos de ellos y esa gente podría aportar más a la sociedad. No, en los comentarios todo es insulto, ignorancia y escarnio, y él quiere nombres ¿para ponerlos en su lista negra?
El autor es estalinista, yo también. Articulista, pregunta por Krauss. Mucha gente me conoce.
Solo hay que ver un pleno del Cabildo para darse cuenta de que el debate "a cara descubierta" no garantiza un debate donde las ideas (y no quien las defiende) cobren protagonismo. Pongo a cara descubierta entre comillas porque la cara no es más que otra máscara y nuestro nombre otro seudónimo arbitrario. Di lo que quieras de las secciones de comentarios, pero por lo menos no te interrumpen. Lo de los insultos es por diseño, ya que fácilmente se podrían cambiar los criterios de moderación. Interesa diluir el debate público con insultos porque el rey duerme tranquilo cuando la plebe se pelea en la calle (fíjate que ni siquiera puedo crear párrafos, no vaya a ser demasiado legible). El debate de la ecología en particular es mucho más grande que las personas. Creo que esa des-des-politización de la ecología será la gran lucha de este siglo, y esa guerra ideológica entre ecología social y ecología profunda tiene más dinamita que la lucha entre el capitalismo y el comunismo. Los científicos, como los economistas, dirán que no es cuestión de ideología. El cara a cara no puede moderar ese debate. Ni siquiera el cara a cara con botones para lanzar bombas nucleares o gigatoneladas de CO2 podría moderarlo. Y no puede porque la cara no es más que otra máscara. Somos máscaras todo el camino hacia abajo. La "cara descubierta" es ese rey que duerme tranquilo mientras más abajo la prebe de las emociones se pelea por poner su pincelada sobre el retrato de Dorian Gray. ¿De verdad quieres ponerle ojos a ese dragón?
La solución no siempre está en el equilibrio entre los argumentos. Por ejemplo, no dirías que la solución a los nazis es matar a 3 millones de judíos en vez de 6, o que solo los pondrás en campos de concentración y no en campos de exterminio. Voy al extremo para que sea obvio el problema de ese razonamiento. La razón se tiene o no se tiene.
Pero entonces ¿qué has querido decir?
No se trata de exponerte y dar la cara. Es sólo cuestión de educación y respeto. Dos principios que nuestros gobernantes se han encargado de hacer desaparecer, que no se fomentan pero sobre todo que no se practican ni tan siquiera en los más altos foros de discusión y decisión. Sólo hay que ver el nivel de crispación del Congreso de los diputados, del Parlamento de Canarias, de nuestro Pleno del Cabildo o de los Ayuntamientos; y el lenguaje que se utiliza. Hay notas de prensa lamentables por la falta de respeto a instituciones y a personas. Los propios políticos se han encargado de convertir la política en una dedicación vituperable pues descalificando al oponente terminaron por deshonrarse a ellos mismos. La arrogancia y prepotencia ha llegado a un límite clínicamente enfermizo. Se trata de exponer, con educación, tus ideas o razones, acertadas o equivocadas (pues no se sabe la mayoría de las veces hasta que pasa un tiempo). Sin más, me ha gustado leer a todos.
Toda una meada fuera de tiesto este artículo, con todo el respeto al que lo escribe.
¿Sabes lo que pasa "pimienta"? Nos creemos (porque nos conviene) que unas instituciones democráticas que funcionen bien y que sean éticas es algo completamente natural, y que todos nosotros nos merecemos, y no es exactamente así. La gran mayoría de los habitantes del planeta están bajo gobiernos que no son democracias. Las instituciones democráticas que funcionen de forma más o menos limpia es algo muy raro y que está permanentemente en riesgo si no se las cuida, porque siempre hay personas que hacen valer sus intereses por encima de los demás. Si no hay un grupo (aunque sea pequeño) de ciudadanos que den la cara y pongan en aprietos a quien tenga el poder, para que se autoregule, es imposible que las instituciones funcionen bien. Quien tiene el poder no es tú padre, no es tu familia. Tiene sus propios intereses, al igual que tú y cualquier otro tiene los suyos. Podemos decir infinitas veces que nosotros somos totalmente inocentes , y ellos totalmente culpables, pero esto no es cierto.
Luis, no se si te acuerdas del activista José Morales, deportado por dar la cara contra las prospecciones petrolíferas. Ya poca gente se acuerda de eso. Date cuenta que estás pidiendo que la gente dé la cara en un país con las cunetas llenas de gente que dio la cara. Un país donde la gente no solo no va a dar la cara contigo, sino que ni siquiera te va a escuchar porque está demasiado ocupada intentando llegar a fin de mes o drogándose para escapar esta realidad. Peor, algunos incluso irán contra tí si das la cara y te acusarán de buscar un puestito con la oposición o de querer arrimarte a la teta del ay-untamiento. Sospecharán de tí precisamente porque es irracional dar la cara y porque no quieren aceptar que ellos son los cobardes de la película. Precisamente esa asimetría de no dar la cara es nuestra mayor ventaja, pero hay que saber usarla.
Tienes razón Luis, y es verdad que cada uno tiene una misión importante en la sociedad y no debemos menospreciar nuestro rol para que la sociedad y administraciones vayan por el camino correcto. Créeme que yo procuro cumplir con la mía. Y me expongo a críticas y participo en discusiones cada día. De ahí a firmar este comentario con mi nombre …. Eso lo dejo para los más valientes.

Añadir nuevo comentario