Luis Arencibia

Una sociedad remando al unísono en círculos

Decía en un anterior artículo acerca de por qué Lanzarote es un lugar mediocre, y lo normal es que lo siga siendo, que la clave estaba en las instituciones, formales e informales. Esto no es ninguna noticia de última hora: llevamos años leyendo lo de "mejorar la gobernanza" en caros dossieres con gráficas molonas, pero al parecer nadie ha podido demostrar que esas recomendaciones hayan servido para nada, ni aquí ni en ningún lado. Más que para que cobraran los consultores. 

Decíamos también que las buenas instituciones favorecen la creación de riqueza y su reparto equitativo. Y que, con malas, no hay sociedades funcionales, que puedan reflexionar sobre sí mismas y mejorarse. Sino una masa desordenada de individuos a la expectativa de conseguir sus objetivos en un entorno incierto: zorros y  pobres diablos. O la combinación de ambos, alienando a otros y/o siendo alienados ellos mismos, cada uno en función de su poder y del azar:

Medios de comunicación que se autocensuran drásticamente porque dependen -también drásticamente- de una publicidad institucional de opaco reparto.

Cargos electos que se limitan a cobrar e intentar pasar desapercibidos, porque han descubierto que mejorar de verdad lo que sea es un infierno, y no ven a casi nadie que se lo vaya a agradecer.

Empresarios que tragan con toda la porquería que les caiga de las administraciones -retrasos en tramitaciones, inseguridad jurídica...- porque consideran que, con la mala imagen que tienen, mejor jugar desde la invisibilidad.

Ciudadanos que sufren muchas veces estas mismas penurias a nivel particular con sus proyectos y propiedades, pero que consideran que si los poderosos no pueden hacer nada, a lo máximo que pueden aspirar ellos a descargar su frustración con insultos bajo seudónimo en algún periódico digital.

Trabajadores en las administraciones públicas que renuncian a dar la batalla por su pequeña parcela de profesionalidad, y se dejan arrastrar por el torbellino de la mediocridad.

Jóvenes recién formados que olvidan pronto los grandes proyectos que soñaban desarrollar en su isla, y acaban adaptándose a lo que sea y centrándose en cumplir una jornada laboral. Y en coger olitas.

Creadores culturales que diseñan cositas cool, siempre con tono reivindicativo, pero que son en el fondo los más adaptados de todos, porque saben que dependen siempre de una autoridad que les sufrague reivindicar frente al sistema.

Todos colaboran para conformar lo contrario a una sociedad viva. Todos comen con temor y apresuramiento las oportunidades que logran arrebatar a la suerte, y hacen sus necesidades sobre las futuras oportunidades de sus hijos. Todos perpetúan, por acción y por omisión, una sociedad que parece incapaz de mantener un mínimo diálogo público y tomar decisiones razonables de futuro. Todos dicen anhelar una isla sobre la que cada día echan un pequeño o gran puñado de tierra.

Comentarios

Claro y cierto
No vamos en círculos, vamos en espiral como un sacacorchos bajando al vino, vino que nos vamos a beber para olvidar después de hacer un brindis al sol.
He leído este artículo y describe claramente lo que está ocurriendo en esta isla. La desidia es total, se ha perdido la ilusión de isla bonita y de buena gente. Existe una mezcla de políticos gandulea y aprovechados, de empresarios que solo van a lo suyo, de medios de comunicación que se financiamos a través de las administraciones públicas y trabajan para el político que más pague. Estimado Don Luis Arencibia. ¿Cual es la solución? La solución está en que los jóvenes como tú, dejen sus móviles a un lado por un tiempo, se unan y salgan a la calle a manifestarse y a exigir trabajo y responsabilidad a nuestros representantes públicos, que se pongan a trabajar y si no lo hacen, hay que montarles una manifestación en la puerta de sus casas, que les salga a relucir la poca vergüenza que les queda, y ojo, no se les ocurra ir a los medios, están todos comprados y manipulados. ADELANTE LA JUVENTUD DE LANZAROTE!!
Con todo el cariño, "El viejo", creo que hay dos errores en tu comentario: 1. ¡No soy precisamente joven! 2. No creo que los políticos sean los únicos responsables del destino de una sociedad. Y una sociedad no prosperará si no se hace mayoritariamente responsable de sí misma
Estimado Don Luis: Dígame usted por favor, cómo salimos de este círculo de mediocridad. La única forma que yo veo es la guerra de guerrillas. Que se generen grupos de debate con objetivos concretos y salir a la calle a convencer al resto de ciudadanos de que si no hacemos algo, esto se va al carajo.
Comprendo tu frustración "El viejo". Yo no es que crea que no vayamos al carajo, sino que ya estamos en él. Y es difícil asumir esto. Pero precisamente lo que intentaba transmitir en el artículo es que cada uno de nosotros encuentra las excusas para contribuir a la mediocridad general. Y que no habrá ninguna “revolución ciudadana de tres líderes” o algo así que vaya a cambiar esto, o eso parece. Más que plantear soluciones, lo que intentaba al menos es que alguien que lo leyera se cuestione esas tonterías de que llegará un día un político que nos salvará de nosotros mismos. Esto nunca sucederá. Pero sí coincido contigo que las soluciones (concretas, pequeñas, con minúsculas…) irán pareciendo en la medida en que se alcen voces públicas. Ojo, no de héroes altruistas, sino de ciudadanos que defiendan sus pequeños intereses legítimos: de vecinos, de trabajadores públicos, de jubilados, …. Cada uno defendiendo lo suyo públicamente, mejoramos lo de todos. Pero por el contrario somos una sociedad en silencio. Fíjate que ni en los comentarios queremos dar la mayor parte de las veces nuestro nombre real. ¿por miedo? ¿a qué?
Gracias Luis por tu generosa elocuencia y salirte del diseño mental que nos han acuñado, gualmente es muy dificil salir del clan que te habita, ya sea familiar, local etcetera......
Estimado Luis, si por lo menos remáramos al unísono, estaríamos haciendo algo juntos, pero tengo la impresión, reafirmando tu opinión, que los que tienen el remo creen tener la solución, abranzándose a al mismo como salvador y única verdad, sin dar importancia a los que cada día deben achicar agua para que no se hunda y exista algo por lo que remar. Los que achican no pueden dejar de achicar, los que reman deben ceder para que los remos no choquen, por tanto la solución está en el sistema organizativo no en el color del remo, rojo, azul o color esperanza. Como decía el chiste, organícense.

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