
El secreto que guarda el mar

Llueve, cae esperanza sobre un suelo reseco por el calentamiento y la calima. Los caños de las casas terreras chorrean lo escaso sobre el asfalto. Cincuenta años atrás, hubiera sido impensable, la lluvia habría ido a parar al aljibe. Pero hoy tenemos agua desalada que sale del grifo, no siempre. La recién declarada emergencia hídrica no impide que los viejos aljibes se sigan abandonando. Son pasado. Como también es pasado guindar el agua y sacar una anguila.
Antaño, estos animales se introducían en los aljibes para mantener limpia el agua recogida, una solución eficaz que viene de la época de los romanos. Le pregunto a mi madre de dónde sacaban las anguilas, pero no lo sabe. Solo recuerda verlas y la sensación desagradable de meterse dentro del aljibe para limpiar el fondo.
De pequeña, escuché a los mayores hablar de las anguilas; me las imaginaba como crías de morenas. Dudo si realmente llegué a verlas; a veces lo imaginado se manifiesta tan contundente que se percibe como real. Pero la realidad es que las anguilas desaparecieron de nuestros aljibes con la primera planta desaladora, y años más tarde de nuestro litoral.
Felipe "el Aguaresío", que sabe que las anguilas desovan en el Mar de los Sargazos, me dice, categórico, que no todo el mundo en la isla tenía aljibes, que en muchas casas solo había bidones, y que, siendo pequeño, se metía en el charco de San Ginés para coger las "anguillas" o "engullas" cuando se lo pedían los propietarios de casas que sí tenían aljibes. Las querían pequeñas, me explica.
Llevaba tiempo queriendo escribir acerca de las anguilas. Para ser exacta desde el 2020, año en el que el periodista sueco Patrik Svensson publicó El evangelio de las anguilas. Ese libro es una fuente amena para conocer la biología de la anguila europea o común, Anguilla anguilla. La misma especie que nuestros antepasados metían en los aljibes.
Como bien dice Felipe, esta especie nace en el Mar de los Sargazos, un mar rodeado por cuatro importantes corrientes. Pero lo extraordinario de la anguila no es solo dónde nace, sino el largo trayecto que realiza en estado de larva, cruzando el océano, hasta alcanzar las costas europeas y del norte de África, para transformarse luego en una angula, capaz de remontar ríos o barrancos, pudiendo permanecer en ellos en su versión de anguila amarilla hasta más de 20 o 30 años. Solo cuando alcanza la madurez reproductiva, regresa al mar de los Sargazos. Allí desova y muere. Un ciclo vital con varias fases e increíbles metamorfosis: larva, angula, anguila amarilla, anguila plateada.
Curioso que solo en el trayecto de vuelta al mar de los Sargazos, las anguilas desarrollen los órganos reproductores. Cuenta Svensson que Aristóteles, estudioso de este pez, llegó a pensar que la anguila surgía por generación espontánea. Sigmund Freud se obsesionó tanto con la especie que emprendió una búsqueda metódica de los órganos reproductores, hasta que lo dio por imposible. A día de hoy, nadie ha visto el proceso de fecundación, a pesar de que han sido muchos los investigadores e investigadoras que se han ocupado de estudiarlas, denominando al fenómeno de preguntas no resueltas "cuestión de la anguila". No todas las incógnitas del complejo ciclo vital de esta especie han sido despejadas.
La anguila europea fue muy abundante en Europa y norte de África, hasta que su población se desplomó en los años 80. José de Viera y Clavijo, 1779, en su obra "Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias", las describe y comenta: "... Péscanlas nuestros paisanos sacándolas de debajo del agua con las manos [...] También suelen pescarlas con anzuelo, o envarbascando el agua. Cuando los barrancos crecen con las grandes lluvias, arrastran sus corrientes las anguilas al mar, en cuyas orillas aturdidas y moribundas se dejan coger fácilmente". A continuación, en otra entrada de su obra, añade: "También se crían en el fango del agua del mar, y junto al puerto de Arrecife, en la isla de Lanzarote. Las he visto pescar y las he comido, hallándolas muy sabrosas y mayores que las criadas en agua dulce".
En el Charco de San Ginés ya no hay "anguillas". Un artículo muy interesante del periodista gastronómico canario, Mario Hernández Bueno, en el portal de noticias archipielagogourmet.com, aporta información valiosa al respecto. Dice así: "La primera vez que oí decir que en Canarias hubo anguilas fue por los pasados ochenta. Y volé a Lanzarote para hacerle una entrevista a un alemán que lo había dejado todo para ahumar las que había visto en el Charco San Ginés. Más al llegar a Arrecife vio con desolación que habían desaparecido. El desarrollo insostenible. La contaminación. Así que el hombre adquirió una pintoresca casa en Yaiza, importó salmones de Canadá, los ahumó y comenzó a venderlos como Salmón Ahumado de Uga". Fue a finales de los 70 cuando la familia Guerrero Suárez adquirió a los Lunstedt el equipamiento y el método para el ahumado de salmón y de la anguila.
Curiosa historia la del salmón ahumado conejero. Tremendamente curiosa la vida de la anguila europea, capaz de cruzar dos veces en vida el ancho Atlántico, nadar a profundidades de 1.000 metros durante el día y en aguas superficiales durante la noche, vivir en agua salada y dulce, remontar ríos y barrancos, aguantar sin comer muchos meses o permanecer con vida en medio del fango o lodo.
Y, sin embargo, la anguila común, la misma que vivió en nuestros aljibes y en la Marina de Arrecife, se extingue. Su biomasa ha decaído más de un 95 %. Muchos factores han sido determinantes: sobrepesca, comercio ilegal de angulas, contaminación de ríos y mares, construcción de embalses y esclusas, el cambio climático...
La anguila se extingue ocultando celosamente su secreto de reproducción en el mar que la vio nacer.
P.D.
1.- A diferencia del salmón, la anguila no se ha podido reproducir en cautividad.
2.- También hay un bello poema para la anguila escrito por Eugenio Montale, Premio Nobel de Literatura en 1975.
LA ANGUILA
La anguila, la sirena
de los gélidos mares, que abandona
el Báltico y alcanza nuestros mares,
y nuestros estuarios, y los ríos,
remonta lo profundo por corrientes hostiles
de afluente en arroyo y luego
hilillo tras hilillo, adelgazándose,
siempre hacia dentro, siempre hacia médula
de la roca, filtrándose
por regueros de fango hasta que un día
una luz disparada desde un roble
enciende su destello en pozos estancados
por barrancos que bajan desde los Apeninos
entre cañadas hasta la Romaña;
la anguila, antorcha, fusta,
flecha de Amor en tierra a la que solo
nuestros torrentes o resecos
arroyos pirenaicos conducen
de nuevo a los edenes de la fecundación;
alma verde que busca
vida allí donde sólo
muerde tristeza y aridez,
relámpago que dice todo
comienza cuando ya todo parece
carbonizarse, tronco sepultado;
iris breve, gemelo
del mismo que se engasta en tus pestañas
y haces brillar intacto entre los hijos
del hombre, sumergidos en tu fango, ¿es que puedes
no juzgarla tu hermana?
Comentarios
1 Anónimo Lun, 27/01/2025 - 11:08
2 FJBarbadillo Mié, 29/01/2025 - 07:12
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