Antonio Lorenzo

Centro de Higiene Rural

Ya, algunos de los que pasean por nuestra Avenida Marítima no podrán comentar que su madre le decía que él había nacido en aquella casa, y muchos no podrán indicar que en ese mismo edificio le hicieron su primer carnet de identidad. Por razones de deterioro e incómoda distribución, el histórico edificio del Centro de Higiene Rural para los más viejos o la Comisaría de Policía para los jóvenes, ha desaparecido de nuestra ciudad. Histórico por sus funciones, que no por su edad, posiblemente no mucho más allá de los setenta años.

Hay dos antiguas fotografías. En una de ellas, a través del Puente de las Bolas, se entrevé las casi ruinas de una casa con ‘sobrado’, en el que está ubicado un pequeño balcón. En la otra, el ‘Poeta de Arrecife’, don Leopoldo Díaz, el que retrató nuestra ciudad, quizá mejor que el fotógrafo, en sus sonetos, con los versos de ‘damero de sal’, o ‘iglesia de un solo campanario’, se asoma a ese balcón.

Yo nunca comprendí que en una Arrecife muy marinero y muy poco agrícola una institución pública se clasificara de ‘Rural’ con un letrero en relieve en su fachada que, en un momento de abandono del exterior, cubierto de telarañas y tierra y casi desaparecido, provocara el comentario irónico de mi primer maestro y gran periodista, don Guillermo Topham, en su semanario ‘Antena’: “La higiene será en el centro, porque lo que es en la periferia...”

Y no fue el primer Centro de Higiene. El primero que conocí, además de posiblemente como paciente, el que fuera a ver a mi prima Censa Reguera, enfermera con sus compañeras cuya imagen física conservo, pero que sus nombres y apellidos se me confunden entre Natalia, Mercedes y Guadalupe, en la casona de la familia Prats, en la calle General Goded, hoy Nicolás Martín Cabrera, entre las Aquilino Fernández y García de Hita, que era un amigo del alcalde, el mismo señor Fernández, y no el famoso Arcipreste como algunos creen.

Como anécdota curiosa del recientemente fenecido edificio, recuerdo que en la azotea existía un pequeño cuarto en el que, el señor Marcos, supongo que una especie de conserje, además de su función, cuidaba de un gran carnero canelo y de enormes cuernos retorcidos, que tenía algo relacionado con las vacunas.

A su llegada, la Policía Nacional, se estableció en la calle Ruperto González Negrín, en un local después ocupado por una peluquería y tienda ‘de chinos’. Posteriormente se trasladó a la antigua terminal del aeropuerto, hoy sede del Museo. Al principio de los años ochenta se planteó la necesidad de establecerla en el casco urbano de Arrecife, para paliar los inconvenientes de su lejanía. El edificio, desocupado y sin finalidad alguna por haberse construido otros que cubrían sus necesidades sanitarias, fue cedido, no sin polémica, por su propietario, el Cabildo Insular, a la Dirección General, hasta que recientemente, construida la nueva Comisaría, abandonado, con aspecto deprimente y sin posibilidad de recuperación, ha caído bajo la piqueta. 

 

* Cronista oficial de Arrecife

Comentarios

Todavía recuerdo la cantidad de visitas que hicimos a ese "Centro de Higiene Rural" para llevar a nuestros hijos a vacunar, a recibir control pediátrico, etc. No puedo evitar recordar, igualmente, la imagen del muy recordado doctor Don Marcelino de Páiz (padre), con su bata blanca y sus recomendaciones sobre alimentación, cuidados, etc. y la cartilla de vacunas, peso, talla, etc. de los peques. ¡Qué tiempos!
En esta tierra no conservamos nada, la historia la vamos destruyendo poco a poco. Edificios desaparecido en la calle real, la plazuela lleva el mismo camino. Y nos enfadamos cuando el Cabildo Insular compra un edificio. Ahí esta la casa de Don Fernando Pereyra en La Marina, abandonada y con casi 100 años de vida. Nuestros políticos, si tenemos alguno, deben darse un paseo por la ciudad de La Laguna

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