Matías Reyes

Ástrid Pérez: chismes, trastos y quincalla

Me quejo de lo que me quejo, de que no podemos descender más porque hemos tocado fondo con nuestros representantes públicos. En este momento, con unas elecciones a la vuelta de la esquina, sólo hay dos vías posibles, que con el gobierno que se conforme sigamos como estamos, con Ástrid o con otros, o sea, con encefalograma plano, o que comencemos a subir el nivel, lo cual no es nada complicado dado que estamos en el fondo del agujero en que nos han metido. En lo que es una maestra nuestra alcaldesa es en vender humo, eso que casi todos hacen bien, y como ahora se ha impuesto la mentira como una verdad más en la era de la posverdad, y a nadie le crece la nariz ni se pone colorado -tampoco  Pedro Sánchez-, nos tenemos que aguantar a la espera de que los votantes se den cuenta y la pongan en su sitio con la fuerza del voto. También es buena –es muy, muy buena- Ástrid Pérez, en lo de chupar cámara y parecer que hasta trabaja y que lo hace sola, pues es ella la única que sale en las fotos, sea con casco y sin él, con pestaña, rizo o melena, o disfrazada de travesti en el carnaval, ¡ah!, que no era de travesti, que era de Celia Cruz. Pues eso, que en el PP insular no parece haber nadie más. No les deja hablar ni salir en las fotos para que no le quiten protagonismo. Y eso que no es una formación personalista.   

A la ciudad la tiene recondenada con las medidas más estrafalarias que vienen protagonizando el espacio público. Con el momento jardinera -cuanto más grande, mejor, y no hablo de penes- pretenden hacer creer que el mero ejercicio de colocarlas cambia la ciudad, y la cualifica, y la embellece, y crea las condiciones para la vida. Desde luego, no es barato para tan birrioso resultado, no sólo por lo que deben costar sino porque supone destinar recursos a su atención y mantenimiento, y, por cierto, sin ninguna de las bondades de los árboles, esos que dice Ástrid que planta, pero que debería decir que repone o que quita y pone.

La ciudad parece soportarlo todo y aguantarlos a todos y sus ocurrencias decorativas, a falta de ideas que mejoren la percepción del espacio público. Sobre todo, con esta alcaldesa, debe rezar el lema: “que parezca que estamos trabajando”.

Poblar de jardineras -a cual más espantosa- las calles de la ciudad, muestra, ante todo, por dónde va eso que denominan como buen gusto. O son como fundas de magdalenas o son los maceteros del chino llevados a escala de gigante. Pero antes, como paso previo a eso, habría que averiguar la existencia de algún criterio que conduzca este tipo de intervenciones o si son fruto de una ocurrencia personal de Ástrid Pérez, de alguno de sus asesores, o de cualquier concejalía  con lazos estrechos con alguna empresa proveedora. Llenar la acera de la playa del Reducto de bancos y jardineras cuando todo el muro de la playa es un magnífico asiento, tan largo como la propia playa,  muestra el nivel del disparate. 

Ástrid debe ganar las próximas elecciones, no porque sea mi deseo sino porque se abre una etapa decisiva para la resolución de "sus asuntos". Si no pilota y tutela la modificación del plan general del municipio, no habría garantías de que lo que tiene entre manos salga adelante. No parece que tenga interés en ninguna medida para la comunidad, aunque se llegara a vender de ese modo. Lo que sí puede convenir a su contrariado carácter por verse en la picota por asuntos exclusivamente domésticos, sea que alguna recalificación de suelo le toque tangencialmente. Nadie pensaría que algún tipo de medidas en un plan general habría sido diseñada para sacarla de un apuro. A nadie se le ocurriría pensar que una eventual recalificación de unos metros cuadrados de suelo que pase de rústico a urbano sea la solución urdida para desatascar “su” asunto y le devuelvan el sosiego. “Es bueno para el desarrollo del municipio”, podrán decir. Y todos aplaudirían con las orejas.

Ástrid Pérez parece creer que es la iniciativa privada quien debe tener el protagonismo en las intervenciones en la ciudad. Es de quien únicamente les interesa cierto grado de interlocución, porque al resto de la ciudadanía ni sabe ni quiere escucharla. Considera que el espacio público son los solares y los edificios, por lo que la tarea municipal quedaría limitada a cobrar impuestos y a gastarlos en ocurrencias. Como si no existiera un espacio que claramente es público y le correspondiera su gestión; servicios vinculados a la esfera de lo público que desatiende; ordenanzas que hacer cumplir; tendidos aéreos que degradan la visión de la ciudad; que  es necesario mejorar la recogida de los residuos. Ni parece ser consciente de que las alcantarillas saltan a la mínima lluvia -ella no vive en la ciudad-, ni que la plaza de la iglesia es la vergüenza de su mandato, o el parque Ramírez Cerdá es más de lo mismo, porque está enredada en poner trabas al Cabildo (al PSOE). No ve que la ampliación de aceras para las terrazas que autoriza está generando una nueva fachada urbana con instalaciones cutres y permanentes y sin que intente compensar su impacto visual con una larga fila de árboles. No quiere tener conocimiento de la clamorosa ausencia  de vivienda social en alquiler, que siendo cero en Arrecife, en Europa esta en torno al 18% de media. Este déficit habitacional afecta a familias con pocos recursos, a trabajadores, y a los jóvenes del municipio que no pueden aspirar a formar familias. De nada de esto habla la alcaldesa que se postula para un nuevo mandato de otros cuatro años de vacuidad y espectáculo.

¡Por Dios! Si es que para su falta de gestión y para colocar esa mierda de maceteros no la necesitamos, ni a ella, ni a ningún partido, y, mucho menos, que lo haga con el sueldo que le pagamos para descojonarse de un pueblo tan rematadamente tonto, que es lo que debe pensar que somos. Pues ¡hala! a votarla, O a desenmascararla y botarla. 

Comentarios

Sobre los asuntos exclusivamente domésticos de Astrid Pérez y las ordenanzas que hay que hacer cumplir. Astrid Pérez no tiene que cumplir con ordenanza alguna, tampoco necesita licencias para edificar sobre suelo rústico protegido en su vivienda de La Bufona, ni siquiera necesita ser la propietaria del suelo rústico sobre el que ha construido ilegalmente una piscina y las ampliaciones de su ilegalizable vivienda de La Bufona. Astrid Pérez es consciente que a ella se le permite violar impunemente la ley. La Vivienda de La Bufona de Astrid Pérez cuenta con resolución firme de demolición desde hace 10 años, emitida por el Gobierno de Canarias, porque técnicos competentes en materia de ordenación del territorio han constatado que es Astrid Pérez la que ha construido, en concepto de promotora, sobre suelo rústico de protección ecológica, El Jable, un suelo rústico que no es de titularidad de Astrid Pérez y que no se lo ha comprado a nadie. Curiosa reflexión, "lo que sí puede convenir a su contrariado carácter por verse en la picota por asuntos exclusivamente domésticos, sea que alguna recalificación de suelo le toque tangencialmente. Nadie pensaría que algún tipo de medidas en un plan general habría sido diseñada para sacarla de un apuro. A nadie se le ocurriría pensar que una eventual recalificación de unos metros cuadrados de suelo que pase de rústico a urbano sea la solución urdida para desatascar “su” asunto y le devuelvan el sosiego. “Es bueno para el desarrollo del municipio”, podrán decir. Y todos aplaudirían con las orejas". Atentos a ese "algún tipo de medidas en un plan general que habrían sido diseñadas para sacarla de un apuro", a esa "recalificación de unos metros cuadrados de suelo que pase de rústico a urbano sea la solución urdida para desatascar “su” asunto y le devuelvan el sosiego".
Seguimos esperando que ALGUIEN explique esto, en que gastan el dinero. Da asco "El concierto estuvo organizado por la Unidad de Mayores de la Concejalía de Servicios Sociales"!! El artista Bertín Osborne deleitó al público del Recinto Ferial con su actuación de este sábado, en un acto enmarcado en las fiestas de San Ginés . Desde el Ayuntamiento de Arrecife aseguran que la actuación constituyó "todo un éxito", con la asistencia de más de 5.000 personas. El artista cantó algunos de sus famosos temas con "Tú, solo tú", "Amor mediterráneo", o "Como un vagabundo". El concierto estuvo organizado por la Unidad de Mayores de la Concejalía de Servicios Sociales.
Ahora están llenando de jardineras todo el centro de Arrecife ¿Alguen sabe lo que cuesta ese disparate? Ástrid querrá contar en campaña que ha cambiado la ciudad. Con macetones

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