Claudia Schuster, Fernando Garcés y Luis M. Carrascal

¿Cuántas hubaras hay en Lanzarote?

Búsqueda de consistencias, más información y menores riesgos

Recientemente se ha publicado en el Diario de Lanzarote un artículo en el que Juan Carlos Alonso propone un nuevo método de censo de la avutarda hubara que supuestamente arroja datos más precisos. Para ello utiliza una metodología ampliamente conocida basada en la captura-marcaje y re-avistamientos de animales marcados. Este método, como cualquier otro que intenta datar poblaciones de aves escasas y esquivas sobre grandes superficies, no está exento de limitaciones y se apoya en importantes asunciones. En el caso que nos ocupa, la distribución aleatoria de los individuos sobre el terreno independiente del lugar de la captura-marcaje, y la diferencia entre hubaras en la probabilidad de re-avistamiento. Para lidiar con estas asunciones se han implementado técnicas analíticas y herramientas estadísticas refinadas que el equipo de Juan Carlos Alonso no ha aplicado, al igual que hubiese sido deseable tener una mayor secuencia de censos y re-avistamientos, en vez de solo las dos que han efectuado para llegar a sus estimas. Resulta bastante inverosímil la pretensión de rastrear y supervisar por completo desde el coche extensas áreas habitadas por hubaras, ya que a menudo se extienden más allá de un kilómetro de cualquier acceso rodado (por ejemplo, en Guatiza, Los Ancones, o El Rubicón), asumiendo que la detección de las hubaras es perfecta y no tienen que afrontar el problema de la disminución de la probabilidad de detección con la distancia. Además, aves como las avutardas y hubaras reaccionan de forma extremadamente sensible al estrés durante la captura y manipulación. Por tanto, este tipo de intervenciones conllevan un riesgo enorme de muerte de ejemplares, que no parece justificado correr para realizar un censo.

En cualquier caso, es de agradecer su contribución y el resultado que proporcionan: 440 hubaras en enero-febrero de 2018 o, expresado en términos científicos, entre 376-530 hubaras con un intervalo de confianza al 90%, tal y como se publica en la revista científica Ardeola. Estos valores son muy parecidos a los del último censo realizado por GREFA sobre una muestra de las doce mejores zonas donde se concentra en esas fechas la avutarda hubara en Lanzarote: 497 en diciembre de 2016 (452-547 aves con un intervalo de confianza al 90%). El método de censo utilizado por GREFA fue el de las parcelas de censo con prospección exhaustiva del terreno, caminando varios observadores simultáneamente a 2-3 km/h, separados 200 m entre sí. Dicha metodología fue diseñada en 1994 por el grupo de ornitólogos organizado por Aurelio Martín, entonces profesor de Zoología de la Universidad de La Laguna, y ha sido también utilizada por naturalistas de la Sociedad Española de Ornitología (SEO). Para que los lectores se hagan una idea, con este procedimiento se cubrieron 55 km2 de superficie de las mejores áreas de Lanzarote para la especie, realizándose unos 275 km a pie en las mejores horas del día para la detección de la hubara. En esos lentos recorridos no se asumió que los observadores veían todas las aves, sino que se estimó la probabilidad de detección con métodos matemáticos adecuados: se detecta el 42% de las hubaras presentes hasta una distancia de 250 m del observador, y el 82% hasta 100 m de distancia. Ni que decir tiene que la probabilidad de detección hasta uno o dos kilómetros de distancia del observador disminuye hasta valores de menos del 10%. Los observadores que caminaban en batería iban anotando sincronizadamente las hubaras (¡al segundo de reloj!) y las geo-localizaban mediante GPS para luego descartar los posibles individuos avistados por duplicado. Y por supuesto, todos los observadores eran conscientes de lo particularmente difíciles de ver que son las hubaras, debido a su plumaje críptico y su comportamiento solitario, cauteloso y evasivo, de manera que se ayudaban de potentes prismáticos y evitaban un recuento doble si una hubara se movía delante del observador a lo largo del transecto para reaparecer más adelante.

Por tanto, nos llena de alegría saber que desde 2016 hasta 2018 la población de avutarda hubara de Lanzarote se ha mantenido constante, sin manifestar declive, a pesar de las amenazas que aún se ciernen sobre ella. ¡Eso es lo realmente importante! También es alentador saber que el clásico método de los transectos y parcelas de censo, diseñado por Aurelio Martín y colaboradores, que no pretende cubrir exhaustivamente toda la superficie de la isla, muestra un grado de precisión de la estima de hubaras similar o superior al del “nuevo método” clásico utilizado por Juan Carlos Alonso.

La biología de la conservación se construye sobre la aplicación de principios y métodos que aportan la mayor cantidad de información de historia natural, con un gasto económico razonable y el menor impacto negativo posible sobre las especies objeto de estudio. Además, los métodos deben establecerse con mucha precisión y ser fácilmente replicables, para valorar los cambios ocurridos en el espacio y en el tiempo. Cada vez más se reconoce la inmensa importancia de los programas de seguimiento basados en procedimientos estandarizados, porque proporcionan información muy valiosa de las afecciones sobre las especies en el actual escenario de cambio global.

Por parte de GREFA, mediante la metodología de transectos y parcelas de censo se ha proporcionado información sobre muchos más aspectos que la mera cantidad de hubaras existentes en todo Lanzarote: preferencias de hábitat de la hubara y una decena más de especies de medios semi-áridos, modelos espaciales de la adecuación del territorio para esas especies, identificación de variables ambientales clave que afectan negativamente a las especies, datación de la densidad en zonas concretas prioritarias para la hubara, y contribución con registros geo-localizados a la Base de Datos de Biodiversidad del Gobierno de Canarias. El mismo método de las parcelas de censo se ha aplicado en Lanzarote y Fuerteventura sobre idénticos lugares y fechas en cinco ocasiones distintas (1994, 2004, 2006, 2011 y 2016). Cada vez se cubrían exhaustivamente 159 km2 mediante 900 km de recorridos a pie, permitiendo datar precisamente las variaciones de la densidad de la avutarda hubara en las 30 mejores áreas de Canarias. Y por último, las molestias para la hubara fueron mínimas y nunca produjeron mortandad de aves. Mediante este procedimiento hemos aprendido que la densidad de la avutarda hubara en las zonas prospectadas de Lanzarote ha aumentado paulatinamente desde las 2,5 aves/km2 en 1994 hasta las 9 aves/km2 en 2016, mientras que en Fuerteventura se ha mantenido muy estable en 1-1,5 aves/km2.

Por tanto, damos la bienvenida a una diversidad de métodos que puedan redundar en beneficio del mejor conocimiento de la avutarda hubara canaria, contrastando el conocimiento previo y aportando nueva información relevante. No debemos olvidar que lo importante es la especie, y no los investigadores que la estudian. De seguirse utilizando en el futuro el método aplicado por Juan Carlos Alonso, sería recomendable que se llevase a cabo con más intensidad de muestreo, aplicando más rigurosamente las técnicas analíticas hoy día existentes que controlan las asunciones no demostradas. Además, juzgamos imprescindible la concurrencia de un equipo que incluya veterinarios expertos en fauna salvaje y técnicos de medioambiente que velen por la minimización de las molestias y la mortandad a la hora de capturar, marcar y seguir individuos de hubara canaria. En cualquier caso, para el seguimiento periódico de la especie abogamos por la continuidad de los censos multilineales en las parcelas establecidas en 1994, que cuentan ya con varias réplicas y con un procedimiento bien definido. Y, por supuesto, como con cualquier especie en peligro de extinción, entre todos tenemos la obligación de esforzarnos por conservar a la hubara canaria.

 

* En la imagen principal, dos observadores de GREFA caminan por una parcela de trabajo en un censo multilineal de hubaras en Lanzarote.

Autores:

Fernando Garcés

Claudia Schuster

GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat), Premio 2016 de la Fundación BBVA en Conservación de la Biodiversidad

Luis M. Carrascal

Profesor de Investigación del CSIC – Museo Nacional de Ciencias Naturales.

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