PERFIL

Yaiza Sistiaga, de Lanzarote a capitán del velero privado más grande de España

El patrón del barco del dueño de Mango alerta: “La contaminación es muy visible, vayas donde vayas”

Yaiza Sistiaga, en Marina Lanzarote. Foto: Gerson Díaz.
M. Riveiro 6 COMENTARIOS 14/03/2021 - 08:55

Yaiza Sistiaga pisó Lanzarote por primera vez con cinco años. Vivió en una cueva en Papagayo, en el Risco de Famara, estudió Biología, buzo profesional, patrón de altura de la marina mercante y se especializó en la gestión sostenible de los recursos pesqueros. Desde hace tres años es el capitán del que está considerado el velero privado más grande de España, el Nirvana Formentera, con sus imponentes 53,5 metros de eslora y 11 de manga.

“Siempre tuve muy claro que mi vida iba a estar relacionada con el mar”, dice rotundo. En el álbum de sus primeros recuerdos aparece la pescadería de su abuela, en San Sebastián. En 1985, con apenas cinco años, sus padres llegan a la Isla, siguiendo el movimiento hippie de la época. Con sus padres y su hermano Izar, un par de años mayor, se pasó casi siete meses en Papagayo. “Para mí, esa experiencia fue crucial”, destaca. “Un rasta, que se llamaba Pablo, nos enseñó a pescar, a bucear, a coger pulpos… Vivíamos en la playa y cogíamos agua del pozo”, recuerda. “Donde ahora hay un chiringuito había unos corrales, de Asensio, que nos daba huevos y leche”, recuerda.

Después de aquella aventura, la familia regresa al País Vasco. Por poco tiempo. La segunda parada en Lanzarote es en el Risco de Famara, en una pequeña casa a la altura del final de la playa, encima del Rincón. En Famara su vínculo con el mar se potencia. “Siendo muy pequeños, a mi hermano y a mí la familia de Miguel La Fula nos empieza a llevar de pesca”, señala. Se le quedaron grabados unos días en Montaña Clara, con 10 años. “Cogíamos cangrejos, marisco, pardelas... En aquel entonces era algo común, una práctica cultural”. Tres décadas después, La Caleta ha cambiado mucho. “Cuando entraban sardinas salía todo el mundo a tirar de las redes”, dice. Era “otro pueblo”.

El paso lógico era estudiar Biología marina. Cuando terminó la carrera pasó otros tres años en la Escuela de Pesca de Lanzarote. Su objetivo entonces era dedicarse a la investigación. Siempre ha compaginado los estudios con el trabajo. Cubrió una sustitución como buzo en la descarga de combustible para aviones en la playa de Guacimeta. También estuvo embarcado: haciendo prácticas, luego como marinero y con un proyecto para localizar bancos de atunes mediante el análisis de imágenes por satélite, “buscando las condiciones donde se sienten cómodos”. No fue mucho tiempo, pero se convirtió “en la mejor escuela”. El patrón del Izar Alde era y es José Alonso. “Lleva embarcado toda la vida y tiene un conocimiento profundo del mar, que solo da la experiencia”. En un atunero, explica Yaiza, se aprende a interpretar el mar y las nubes, a responder con tranquilidad a un temporal o a una avería a 300 millas de tierra.

La crisis económica que estalla en 2008 termina marcando el rumbo de Yaiza. Los proyectos de investigación empiezan a escasear. Pero le empiezan a llamar para el traslado de veleros. De aquella época es la primera vez que cruza el Atlántico, como marinero. De Saint-Martin a Lanzarote. “Hacia allá te llevan los alisios, pero a la vuelta navegas una semana con el viento en contra hasta que coges la corriente del Golfo”. Su primera vez no la olvidará: “A los dos días nos encontramos con una barra de nubes y rayos que cubría todo el horizonte, y nos dimos cuenta de que nos íbamos a comer toda la borrasca”. Es cierto que justo antes de que empiece lo peor hay una calma. Es ilusoria. Pasaron tres días en medio del temporal, con olas de más de cuatro metros, que “barrían el casco sin parar”, y rachas de viento de más de 60 nudos.

Sin embargo, su peor momento fue en medio del Estrecho de Gibraltar, con un barco de menos de 10 metros que llevaba con unos amigos de Lanzarote a puerto Sherry, en Cádiz. Se metió un fuerte viento de Levante, el choque entre el Mediterráneo y el Atlántico, mientras tenía que sortear los grandes barcos mercantes que navegan en una de las autopistas marítimas del planeta: “El barco no estaba preparado, el motor se paró bastantes veces, algunas velas se rajaron y una de las noches empezó a romperse el timón”. Amanecieron casi en Huelva y fueron costeando hasta el destino. ¿Lo positivo tras las penurias? “El armador nos invitó a cenar en Aponiente, de Ángel León; las estrellas Michelín nos supieron a gloria”, sonríe.

“Siempre tuve muy claro que mi vida iba a estar relacionada con el mar”

Yaiza ha navegado mucho por el Mediterráneo, por el Atlántico Norte, por el Caribe y también por la costa oeste de Estados Unidos y Centroamérica. Su gran reto es cruzar el Pacífico. “La biología y la investigación me encantan, pero también navegar, y los barcos privados me empezaron a ofrecer más estabilidad laboral”, admite Yaiza.

Desde 2018 es capitán del velero de Isak Andic, propietario de Mango. “En los barcos grandes, con desplazamientos de 470 toneladas, tienes que integrar las inercias en las maniobras y visualizarlas previamente, anticiparte”. A medida que gana experiencia en barcos de mayor eslora, y crece profesionalmente, también recibe menos ofertas como investigador. Pero no pierde su condición de hombre de ciencia. Su análisis sobre el estado de salud de los océanos es claro: “El mar y el clima están cambiando, es evidente”. “Incluso a nivel local, en Lanzarote, se aprecia el cambio en las especies, y también son más frecuentes fenómenos meteorológicos más extremos”, explica. Navegar se vuelve menos predecible.

La contaminación “es muy visible, vayas donde vayas”, recalca Yaiza. Pone como ejemplo el Mediterráneo: “Buceas en las costas de Grecia o de Italia y, salvo en reservas marinas, a menos de 15 metros de profundidad no ves vida, es como estar en un desierto submarino”.

En Lanzarote, dice, cada vez tiene más esa sensación: “Las grandes tallas de peces se ven a mayor profundidad que antes”. Las “islas de plástico” no son una leyenda. “En el Atlántico Norte, en zonas de calma antes veías grandes extensiones de algas, y ahora hay más plásticos que sargazo”, destaca.

“El problema de los plásticos es enorme, al entrar en las cadenas tróficas, pero también el cambio en la composición química de los océanos. En la naturaleza todo está relacionado, y es como si no lo entendiéramos”, indica.

Comentarios

Un hombre con una vida, inteligente y honrado , auténtico. Todo lo contrario del vandalismo destructivo y banal de la gente de esta isla.
Que gran persona era Pablo. A veces bajaba los domingos a vender pulseras al mercadillo!
Pensaba que Yaiza era nombre de mujer...
Me alegro mucho que hayas conseguido tu sueño.Yo te conocí de pequeño a tí a atu hermano y también a tu mamá y ya conocía a tu hermana Ainara.Abrazos y que sigas tan lindo cómo te veo en la foto.Yo vivía en Ibiza.
Me alegro mucho por su victoria en la vida,Asencio ucupa del caserio d papagayo casa de Margarita Mendez
El relato de una vida vivida intensamente. Mucha cabeza y mucho corazón, te queremos Yaiza.

Añadir nuevo comentario