Lanzarote es un territorio especial, con un paisaje único, unos destacados valores medioambientales a conservar y una conciencia ciudadana que es, probablemente, su principal patrimonio. Existe un arraigado ideario estético que desde hace años echó raíces en la sociedad lanzaroteña y que hace que salten las alarmas ante una aberración urbanística o ante una obra pública que no se integre en el entorno.

Las carreteras, especialmente las de nuevo trazado, que consumen suelo antes virgen, son cicatrices sobre el territorio y su planificación exige un debate amplio y participativo. Las soluciones técnicas estandarizadas no tienen por qué ser las mejores para la Isla.

Ahora está sobre la mesa el nuevo convenio de carreteras entre la comunidad autónoma y el Gobierno central, que marcará el futuro de las inversiones durante los próximos años. El balance de las dos últimas décadas, en términos inversores, no puede ser más desolador: Lanzarote solo ha recibido más fondos que El Hierro. La comparación con Fuerteventura o La Palma, que prácticamente duplica en inversión a Lanzarote, no se sostiene de ninguna manera.

No hay razón objetiva para que el Gobierno de Canarias margine presupuestariamente a Lanzarote ni para la falta de ideas del Cabildo para mejorar los principales ejes viarios de Lanzarote bajo criterios de integración y respeto al paisaje.

En el listado de proyectos para Lanzarote presentados para su inclusión en el próximo convenio de carreteras vuelve a aparecer una nueva vía entre el Instituto de Yaiza y Puerto del Carmen, atravesando la vega de Mácher, un proyecto que ya generó una ola de rechazo y varios miles de firmas en contra cuando se planteó hace más de una década.

Para otras Islas se incluyen fórmulas como el soterramiento de ciertas carreteras, que deberían ser analizadas con detenimiento en Lanzarote. Si la deuda histórica en inversión de carreteras en la Isla se puede cifrar en al menos 100 millones de euros, existe otra cuenta pendiente relacionada con la recuperación del entorno urbano en localidades fragmentadas, como sucede con Tías. Es el momento de que la Isla se cobre lo que se le adeuda.