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Un paseo por el recuerdo

Rafael González Fuentes, Chicho, recupera la historia de Lanzarote para su proyecto “etnogastronómico” que busca fomentar el medio natural y el turismo de experiencia

Fotos: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 8 COMENTARIOS 13/08/2018 - 07:14

Rafael González Fuentes, Chicho, no tuvo más remedio que “reinventarse”, como a él le gusta definir la decisión tomada después de dejar alquilado su negocio y, “sin ganas” de dedicarse a “pasear”, formarse en tareas agrarias siguiendo el consejo de esa publicidad que pudo verse al llegar la crisis: “Vuelva al campo”. De aquello hace más de una década. Desde entonces, se ha volcado en la cultura agraria y en crear su “proyecto etnogastronómico” en Conil, donde cuenta con parte del legado de la bodega de su padre y que ha reconvertido en un museo.

Desde el techo hasta el piso se contemplan, a lo largo y ancho de las estancias que la componen, la historia de Lanzarote con un hilo conductor: revivir la esencia de los ‘motores’ que impulsaban a la Isla, el mar y la tierra, antes de la llegada del turismo.

Pero su visión va más allá de reliquias, recuerdos y aperos. Su deseo es crear un entorno natural en el que los visitantes participen de la elaboración de los productos que más tarde podrán degustar, con una huerta ecológica y una bodega artesanal, junto a otros espacios como una antigua cantina, una tienda de aceite y vinagre, de la que aún conserva el libro de cuentas original, que data de 1949, un lagar y hasta una panadería con horno de leña, para que los participantes en la visita puedan elaborar su pan y gofio. Un “turismo activo, de experiencia”, como él mismo define.

“Esto es pasión”, dice Chicho a cada paso que da, explicando cada uno de los artilugios y recuerdos que decoran su museo y que lleva recopilando desde temprana edad, a través de coleccionistas o de donaciones desinteresadas por todos aquellos a los que gusta de transmitir el espíritu de su proyecto. Una idea que actualmente se encuentra en pausa, pendiente de autorización administrativa, por lo que también señala que “a veces es frustrante”.

Al entrar en lo que fuera un antiguo almacén, la memoria de los visitantes se traslada a mediados del siglo pasado. Chicho cuenta ya con toda una colección de aperos del mar y del campo, “todo original de hasta más de un centenar de años de antigüedad”. Muchos de estos aparejos rememoran los tiempos de cuando era un chinijo y contemplaba en el varadero como todo lo que aparecía en la orilla, los jallos, se aprovechaba. Boyas, tapas, barricas, todo valía.

Curiosamente, una barrica del siglo diecinueve preside la entrada al “ventorrillo”, que cuenta ya con una antigua cantina y una tienda de aceite y vinagre, como las de antaño, que eran “los puntos de encuentro sociales de la época”. Alrededor, todo un repertorio de recuerdos, aparejos y aperos del campo, incluso una alacena de su bisabuela, que data de 1847.

De la pescadería de sus padres, ‘La Graciosa’, ha podido recuperar las cristaleras y puertas y hasta la lata en la que transportaban a domicilio el pescado. De la mar: colecciones completas de remos, todo tipo de boyas, artes de pesca, herramientas marinas. Todo ilustrado con imágenes de un pasado añorado.

“Esto es pasión”, dice Chicho a cada paso que da, explicando cada uno de los artilugios y recuerdos que decoran su museo y que lleva recopilando desde temprana edad

“Dime tú lo que no tengo”, presume, y sigue enumerando: “la traíña, el chinchorro, que si tambores de morena, que si de pulpo, gueldera, que si nasa de chopa, de sargo, de acero, todos los elementos”, comenta satisfecho, al tiempo que explica los restos fósiles de cetáceos que cuelgan también de las paredes junto a las instantáneas de toda la flota de antiguos correíllos. También las embarcaciones de sus antepasados: la Candelaria, la Africana... Pero todo con un estricto orden y exquisito gusto.

Así, la intención es reflejar la evolución de las embarcaciones que pasaron por los muelles de la Isla, desde la vela hasta el motor. Para culminar el repaso por la historia marina de la Isla con una pared repleta de rostros familiares, retratos en sepia que remontan al espectador al pasado.

Cuidando hasta el último detalle, acompañan las estanterías de la cantina y la tienda toda la colección de refrescos, como la “Mirinda”, y otras botellas de espirituosos de la época, colecciones únicas que muestra orgulloso.

También quiere montar un antigua herrería con una buena colección de artilugios. Una caldera de forja, losetas de antiguas edificaciones que iban a desaparecer bajo nuevas construcciones, mojones de carretera desechados... Donde otros ven un cachivache, Chicho revive un recuerdo.

De la huerta al plato

“Con el carro y el burro iríamos a la huerta ecológica a recoger los productos para elaborar los platos en la cocina antigua”, donde ya cuenta con una nutrida vajilla “vintage”, explica Chicho sobre su proyecto etnogastronómico en una parcela, que se autoabastece con energías limpias y una producción agrícola que será la que sirva de alimento a los visitantes.

Para ello, los participantes en la experiencia tendrán la oportunidad de aprender a confeccionar cualquier tipo de alimento de forma artesanal en los distintos talleres que tiene pensados poner en marcha. Incluso la posibilidad de escenificar la época con un camerino para vestir de época.

Para los exteriores de este rincón de la memoria lanzaroteña tiene pensado transmitir la cultura del agua, con pilas originales para realizar un aljibe, y una cantera repleta de piedras a la espera de ser usadas.

Alrededor de ese aljibe piensa ubicar un espacio de esparcimiento para los visitantes en plena naturaleza y con espectáculo musical. Conforme lo relata, Chicho logra que uno ya se lo imagine: el sonido del agua y el murmullo de una conversación antes de que los acordes del timple y la guitarra envuelvan la cálida noche.

Comentarios

Una idea formidable. Entiendo que todavía no esta abierto al público, si estuviera abierto me gustaría saber como localizarlo para poder ir.
mi piacerebbe essere informato su quello che accade a Lanzarote
Este mostrador y estanterías, era de la tienda de su tío, Manuel González Mota que tuvo en la zona del Callejón Liso, antes de irse para Venezuela.
Excelente trabajo, cuando se podrá visitar, dónde queda??
Enhorabuena Chicho. Me parece bonito recuperar las viejas tradiciones y adentrarse en el pasado contemplando todos esos objetos que usaron nuestros antepasados. Ánimo y adelante. Lo visitaré
Enhorabuena Chicho. Me parece bonito recuperar las viejas tradiciones y adentrarse en el pasado contemplando todos esos objetos que usaron nuestros antepasados. Ánimo y adelante. Lo visitaré
Me encanta Chico que consigas tus sueños y los demás podamos disfrutar de tus proyectos. Se puede hacer un estudio etnográfico con todas las cosas y objetos que has conseguido y conservado. Las administraciones deberían apoyar estas iniciativas, que repercuten directamente en mejorar el conocimiento colectivo de la historia, y la sociedad de Lanzarote y canaria.
Me encanta Chico que consigas tus sueños y los demás podamos disfrutar de tus proyectos. Se puede hacer un estudio etnográfico con todas las cosas y objetos que has conseguido y conservado. Las administraciones deberían apoyar estas iniciativas, que repercuten directamente en mejorar el conocimiento colectivo de la historia, y la sociedad de Lanzarote y canaria.

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