En el año 2011 el Ayuntamiento de Arrecife obtuvo una Mención especial en esa edición de los Premios Nacionales del Comercio “por la remodelación del mercado municipal del barrio de Titerroy”. El premio se refería a la reforma que había hecho la empresa pública Mercasa (que pertenece a otro Ministerio distinto al que otorgaba el premio) en el Centro Comercial Arrecife, que había supuesto “una verdadera renovación urbana y comercial de su entorno”, según decía la propia empresa.

El entonces Secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, destacó en el acto de entrega que los premios simbolizaban el “buen hacer” en el ámbito de la empresa y en la administración pública y premiaban “a las administraciones que hacen un buen trabajo facilitando el comercio”.

El intento de mercado de abastos en el Centro comercial Arrecife se inauguró a lo grande en marzo de 2010 con la presencia del presidente de Mercasa, Ignacio Cruz, que reconoció que las empresas allí instaladas asumían un riesgo aunque afirmó que “a la vista del resultado han acertado los empresarios y hemos acertado nosotros también al invertir los fondos públicos en esta tarea”.

No fueron las únicas declaraciones desafortunadas. El Director de Comercio del Gobierno de Canarias, Arturo Cabrera, dijo que era “un gran día para Lanzarote y un gran día para Arrecife” porque se inauguraba un mercado que “la Isla necesita muchísimo”. El entonces alcalde, Cándido Reguera, aseguró que era “un mercado de abastos tremendamente demandado por los ciudadanos” y el vicepresidente del Cabildo, Fabián Martín, señaló que “el mercado de abastos se puede convertir en un referente a nivel insular a la hora de potenciar el sector primario”.

Después de una inversión de once millones de dinero público hace siete años, el Centro Comercial Arrecife agoniza sin un nuevo plan para relanzarlo

Menos de dos años después de esas predicciones sólo quedaban abiertos dos o tres de los 16 puestos inaugurados, con una inversión de 1,2 millones. Siete años después el fracaso es todavía mayor. La inversión en el Centro comercial y sus alrededores llegó a los once millones de euros porque Mercasa adquirió varios locales en la calle Domingo Ramírez Ferrara, que se peatonalizó.

La ampliación supuso un aumento de la superficie comercial de 3.150 metros cuadrados, con la apertura de nuevos locales para tiendas de alimentación, moda, complementos, hogar, bricolaje, electrodomésticos, servicios, restauración y ocio que crearon, según Mercasa, más de cien empleos. Uno a uno fueron cerrando todos. Hoy, dentro del Centro sólo queda abierta una cafetería, un herbolario, una tienda de ropa de bebés y una peluquería. Y fuera el panorama no es mucho mejor. Hay más locales vacíos que ocupados.

En el escaparate de Mary Paz (en concurso de acreedores) cuelga el cartel de liquidación, al igual que en el de Equivalenza. Oliver Duarte, el gerente de esta tienda, señala que algunos aún pueden sobrevivir porque su modelo de negocio no está basado en que haya un gran volumen de clientes, pero su negocio sí. Por eso se traslada. “Esto algún día funcionará, tiene condiciones: por la ubicación, hay aparcamiento, viviendas, estación de guaguas, centros deportivos, educativos…”, señala Duarte. “Hemos aguantado el último año esperando que las negociaciones con las locomotoras funcionaran”, añade.

Hace dos años, Mercasa cedió a la empresa Gentalia la gestión del centro con el objetivo de relanzarlo y, como primer paso, conseguir que una gran cadena, una “locomotora”, se instalara en la planta baja. El declive del Centro se acentuó cuando Supermercados Marcial decidió trasladarse al antiguo inmueble de Cocelan, y además cerró el aparcamiento que tenía en superficie, de su propiedad.

Desde entonces Gentalia, que acabó su contrato sin éxito el pasado 7 de enero, ha estado intentado atraer a alguna gran marca, como Primark, Carrefour o Conforama. Milagros Toribio, secretaria de administración del Centro, reconoce que no ha sido posible: “Antes de irse el supermercado ya se estaban yendo algunos comercios, pero ese fue el punto de inflexión”.

Hace dos años, Mercasa cedió a la empresa Gentalia la gestión del centro con el objetivo de relanzarlo y, como primer paso, conseguir que una gran cadena, una “locomotora”

Es la misma opinión que tiene Duarte, que señala que incluso se alcanzaron acuerdos para bajar el alquiler pero no bastó. Los gastos comunes seguían siendo muchos y los clientes pocos. Toribio señala que “se ha tocado a todas las cadenas pero ninguna estaba interesada porque tienen su propia estrategia de expansión”, y apunta a los alquileres y a la crisis como posibles respuestas a que el Centro se haya ido vaciando.

Los primeros en irse fueron los puestos del mercado, entre otras cosas porque no podían competir en precio con el supermercado, que estaba en la planta de abajo. Después se fue el supermercado y tras él, todos los demás, incluida la cafetería del exterior.

Mercasa señala, desde Madrid, que aún no hay novedades, “No hay nada concreto pero se está cerrando un plan de relanzamiento y cambio de gestión para recuperar la actividad -aseguran- y estar a toda marcha en breve otra vez”.

“Llevan tres años diciendo que están ultimando un nuevo plan”, señala Duarte, que asegura que “el anterior plan, evidentemente, no ha sido el adecuado. Si fuera de una empresa privada ya estaría vendido”, afirma.