DESTACAMOS

Ola de reivindicaciones en la cárcel de Tahíche

Los sindicatos y la asociación ‘Tu abandono me puede matar’ piden más seguridad en el centro y mejoras laborales para los funcionarios mientras que los presos solicitan mejor atención médica

Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 13/05/2019 - 05:45

Las carencias en personal, pero sobre todo la escalada de agresiones a funcionarios del centro penitenciario de Tahíche en los últimos meses, han acabado provocando una reacción contundente por parte de la plantilla, a través de los sindicatos representados en Lanzarote. A ellos se ha unido la recién nacida asociación ‘Tu abandono me puede matar’, surgida a escala nacional y en la que se han inscrito ya más de 60 de los 200 funcionarios de Tahíche.

Fuentes de la sección sindical de Acaip (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) en el centro penitenciario isleño, resaltan varias carencias, “tanto de seguridad como materiales y sobre todo humanas”. En cuanto a seguridad, “hay varias zonas donde no llegan las cámaras y no hay una celda adecuada en la zona baja de aislamiento”, asegura un portavoz de Acaip.

El sindicato también detecta deficiencias de material. “Por ejemplo, enfermería y aislamiento cuentan con un número de celdas pensadas solo para cuatro módulos residenciales de hombres, que era la idea original cuando se construyó la prisión aunque posteriormente se hicieron seis”, explica.

Pero la principal reivindicación es de personal penitenciario. “Entre el CIS (Centro de Inserción Social) y el centro penitenciario faltan 24 trabajadores en el área de vigilancia, lo que se traduce en graves carencias, que, para ser subsanadas, merman los derechos laborales, como por ejemplo no asegurar el disfrute de un solo día de vacaciones durante el verano a algunos de los trabajadores de las áreas de vigilancia”, aducen las fuentes.

Respecto a las recientes agresiones, que se han producido con graves consecuencias para la integridad de los trabajadores del área V1 (más en contacto con la población reclusa), ‘Tu abandono me puede matar’se estrenó en Lanzarote con un acto de protesta por la agresión sufrida el pasado 13 de abril por tres funcionarios, “a manos de un interno de perfil agresivo que no tiene vinculación alguna con la Isla”, indicó el coordinador de la asociación en la prisión isleña, Eliberto Medina. Los tres trabajadores intervinieron para reducirlo, cuando el supuesto agresor comenzó a proferir golpes a otro preso “que se encontraba en una sala, tranquilamente”.

La asociación denuncia la presencia de algunos presos considerados peligrosos en una prisión “con unas características arquitectónicas que desaconsejan acoger este tipo de perfiles”, aduce Medina, que explica que, aunque el número de reclusos controvertidos en Lanzarote es de seis o siete, “como vulgarmente se dice, en las refriegas dan guerra como si fueran 30”.

El portavoz de ‘Tu abandono me puede matar’ aclara que esta situación ha sido, directamente “heredada del anterior director”, al parecer más permisivo con la llegada de este tipo de reclusos, aunque es la Secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarias el ente competente en aspectos de clasificación y destino. “Hace un año y medio ya se produjo una situación parecida, con la agresión a ocho compañeros que quedaron malheridos, a pesar de estar adiestrados”, señala el portavoz del colectivo.

Desde Acaip también se explica que las agresiones tienen “muchos detonantes”, desde el citado traslado desde las islas capitalinas de internos con un perfil conflictivo, como la falta de efectivos, “y no solamente en el área de vigilancia, ya que hay sin cubrir hasta cuatro plazas de psicólogo de los que debería haber entre los dos centros”.

La llegada de la nueva directora de la prisión, Antonia Chico, que sustituye a Juan Hidalgo, tampoco ha supuesto por ahora un punto de inflexión en el centro. “Hemos mantenido dos reuniones con la actual dirección del centro para buscar soluciones y no ha aceptado ninguna de las propuestas presentadas por los sindicatos, que ayudarían a paliar en parte la falta de efectivos. La única ‘solución’ que ha dado ha sido reducir el número de efectivos que pueden disfrutar las vacaciones simultáneamente, “incumpliendo las instrucciones que desde la Secretaría General se dictan”, comentan los sindicatos.

En cuanto al área sanitaria, la situación “es más precaria si cabe”, asegura Acaip. “Solo hay dos médicos en el centro de los cinco que correspondería y, además, uno de ellos está en situación de incapacidad temporal, con lo que todo el trabajo recae sobre uno solo”, explican los sindicatos.

“De ocho enfermeros que debería haber solo hay cinco y en el CIS la plaza de enfermero está vacante”, apostillan. Acaip subraya que las relaciones con el Gobierno estatal tampoco son fluidas y que, aunque llevan más de dos años pidiendo estas mejoras laborales “ni el PP, ni luego el PSOE han atendido nuestras demandas”, aunque no piensan desistir en la lucha “y, en cuanto haya un interlocutor válido, se volverán a plantear las medidas que necesita el colectivo penitenciario”.

La situación de los internos

Desde la otra parte de los afectados, la población reclusa, llegan también quejas por la carencia de personal, principalmente de técnicos especializados, con especial incidencia en la atención médica. En la prisión tan solo hay un médico, ya que desde hace años no se cubren el resto de plazas previstas. Los internos también se quejan de que no hay coordinación entre el médico del centro y su médico de cabecera y que, en ocasiones, los tratamientos que les prescriben son diferentes a los que seguían cuando estaban en libertad.

Esa falta de coordinación ha llegado hasta el punto de que un interno perdió una operación de una hernia programada fuera del centro penitenciario. Además, en la cárcel de Tahíche también hay carencias en las plazas de trabajadores sociales y de psicólogos, entre otras. En cuanto al apoyo externo, en la cárcel se imparten algunos talleres realizados por voluntarios, además de los servicios religiosos y de profesores que imparten hasta Secundaria. Después, gracias al apoyo de los programas de Radio Ecca, los internos pueden obtener el título de Bachillerato.

La asociación Derecho y Justicia lleva a cabo desde hace años el programa Inclusión, no exclusión, que consiste en ofrecer tanto apoyo psicoeducativo personalizado como asistencia jurídica. Los internos se preocupan principalmente por sus derechos para obtener permisos y por poder contactar con sus abogados de oficio fuera del centro.

Entre las quejas más recurrentes también aparecen las jornadas laborales, sobre todo en cocina, que se alargan más de diez o doce horas y no se abonan las horas extraordinarias, ya que la jornada oficialmente sólo es de ocho horas. Este programa se lleva a cabo gracias a un convenio con el área de Bienestar Social del Cabildo que tiene una cuantía de 12.000 euros, pero tan solo se imparte durante seis meses al año. “Sería bueno que el programa se mantuviera todo el año”, señalan desde la asociación de familiares de presos.

Tampoco se imparten ya en el centro tres talleres culturales, de revista, de fotografía y de teatro, que se hacían gracias a las subvenciones culturales que otorgaba el Ayuntamiento de Arrecife y que dejó de convocar.

Derecho y Justicia: “La reinserción no funciona, siempre se ven las mismas caras”

Tharais Armas, psicopedagoga de la asociación Derecho y Justicia señala que están muy preocupados porque “la reinserción no funciona”. “Muchos de los internos -apunta- son carne de cañón, porque no tienen apoyo al salir y están todo el día en la calle”. Destaca que la reinserción no es un asunto por el que solo se tenga que ocupar Instituciones Penitenciarias, “sino toda la sociedad”. “Llevo nueve años trabajando allí y siempre veo las mismas caras, que vuelven”, asegura.

Además, recuerda que ocho de cada diez reclusos tienen algún problema de adicciones y dice que “hace falta romper ese círculo con programas y no se hacen los suficientes”. En el Centro de Inserción Social, donde están los internos que disfrutan del tercer grado y pueden salir a la calle a trabajar durante el día, apenas hay programas para facilitar esa reinserción.

En este centro sí se llevan a cabo programas sobre violencia de género o de educación vial, que sustituyen a la pena privativa de libertad. Según destaca Armas, “hay que recordar que la población reclusa tiene una pena privativa de libertad, pero el resto de sus derechos los debe tener intactos” y apunta que “si los presos se desvinculan mucho de la sociedad, eso va en contra de su reinserción”.

Añadir nuevo comentario