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Miguel, el alfarero con alma aborigen

El artesano recupera en su taller de Haría la técnica tradicional para modelar el barro

Miguel modela a mano el barro en el local del Taller Municipal de Artesanía de Haría. Fotos: Adriel Perdomo.
María José Lahora 1 COMENTARIOS 27/12/2020 - 08:54

Como si de un arqueólogo se tratase, el artesano José Miguel Clavijo Robayna, conocido simplemente como Miguel, recorre la Isla en busca de restos que le transporten al origen de los primeros alfareros que habitaron Lanzarote.

Conocer la historia aborigen y reproducir los útiles elaborados con las técnicas milenarias empleadas por estos moradores es lo que le mueve a trabajar y modelar el barro, un material que selecciona cuidadosamente.

Tras el secado en una sala reservada a tal fin, las piezas se guisarán más tarde en un horno de leña, nada de aparatos eléctricos que resten rigor a su particular homenaje a las técnicas de sus antepasados.

Desde niño ha sentido gran interés por el pasado aborigen de Lanzarote y la cerámica ha sido el camino elegido para entender y compartir, en pleno siglo XXI, lo que sintieron esos primeros alfareros.

Para conocer a fondo las técnicas ejecutadas hace más de 2.000 años y los nuevos hallazgos arqueológicos, mantiene una fluida comunicación con profesionales de la arqueología. Una nutrida biblioteca sobre el origen de la cerámica forma parte de su exposición en el taller municipal de artesanía de Haría, donde desarrolla su labor. Cántaros, calderos, cuencos, vasijas, tofios..., componen su muestrario, tanto decorativo como para uso práctico.

“Tú tienes alma aborigen”, le dijo a Miguel un fotógrafo catalán. Se define como un “romántico” de la alfarería y no le importa dedicarle todas las horas necesarias a confeccionar una nueva pieza de cerámica.

Una dedicación y trabajo que no compensa el precio final de la obra. “Te tienes que prostituir en la artesanía para poder sobrevivir al arte, de lo contrario pasas hambre”, enfatiza. De vez en cuanto le gusta darle un toque contemporáneo a sus creaciones, como la obra preparada para la Feria de Artesanía de Canarias, donde da rienda suelta a su creatividad.

Los orígenes

Miguel comenzó su travesía por la artesanía de la mano de Aquilino Rodríguez Santana, hasta que un día su maestro Quino le dijo: “Para volar y aprender a modelar tienes que trabajar solo”.

Así fue como, tras participar como aprendiz en el taller del veterano alfarero, comenzó, en 2013, su aventura por la historia y cultura aborigen en solitario. En este tiempo ha participado ya en más de una veintena de ferias y, aunque no cuenta con los años exigidos para disponer del carné de maestro artesano, se ha ganado, por méritos propios, estar en el listado de artesanos que esperan alcanzar esta certificación. Le gusta pensar que, cuando llegue ese momento, será un buen maestro.

Comenta el interés que la cerámica despierta entre los chinijos que visitan su lugar de trabajo o las clases de artesanía que ya ha podido brindar a los más pequeños en talleres municipales en Haría o en otros proyectos formativos como el desarrollado por Las Pardelas Park en Órzola.

“Hace falta en Lanzarote una escuela de artesanía tradicional multifuncional, de lo contrario temo que se pierdan estos oficios artesanales. Alfareros tradicionales trabajando con rigor en Lanzarote solo somos tres”, explica Miguel. Ese rigor va desde la creación del propio barro, tras seleccionar la mejor arena de la montaña, el modelado a mano y guisar las piezas en horno de leña.

Miguel habla con orgullo del gremio de alfareros: “Somos una familia”. Aunque luego cada uno guarde para sí los detalles que les distingue, gustan de compartir las más esenciales técnicas. Disfruta también con la presencia en su hogar o taller de piezas de otros artesanos, como, por ejemplo, su maestro Aquilino, así como del resto de alfareros tradicionales de Lanzarote y del resto del Archipiélago.

Con el paso del tiempo y un mayor conocimiento de la técnica, Miguel reconoce que es cada vez más exigente y perfeccionista. Recuerda sus primeras obras “cambadas” y que en muchas ocasiones ha tenido que volver a empezar hasta alcanzar el diseño deseado. El alemán es el turista extranjero que más aprecia Miguel modela a mano el barro en el local del Taller Municipal de Artesanía de Haría. Fotos: Adriel Perdomo su arte, señala. Le gusta explicar la historia de la Isla, base de su artesanía, a los visitantes de su taller.

Era pos-COVID

La artesanía no atraviesa su mejor momento. Aunque Miguel tiene como clientela principalmente a los residentes y visitantes españoles, teme que “sin turismo ni ferias muchos artesanos tiendan a desaparecer”. Mientras duren las restricciones por la situación sanitaria ha optado por adaptar los horarios en su local del taller municipal de Haría, en el que se le puede encontrar de martes a sábado de 8.30 a 14.00 horas.

Mientras tanto, puede disfrutar de un par de días de descanso a la semana, jornadas que aprovecha para recorrer nuevos senderos a la búsqueda de las huellas de los antepasados aborígenes que le permitan seguir trabajando nuevos diseños. Al respecto, comenta los distintos dibujos en las piezas de cerámica dependiendo de la zona de la Isla a la que pertenezcan, un ejemplo de que cada familia o clan personalizaba sus enseres con sus propios grabados, a modo de sello.

Decoran su taller restos de pateras restaurados, tablones que lija y prepara para, más tarde, incrustar algunas de sus pequeñas piezas: pescaditos, pintaderas... La cerámica y la madera se unen en una pieza única con la que el artesano contribuye a dar una nueva vida a esos restos que encuentra en la costa lanzaroteña, principalmente en la zona norte, y que podrán pasar a formar parte de la decoración de hogares o establecimientos de hostelería, por ejemplo.

Comentarios

Todo canari@s tiene alma de mago de nuestros antepasados. Aborigenes somos tod@s...los antiguos y los canari@s de ahora.

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