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Más de dos siglos de masonería en Canarias

Foto: Felipe de la Cruz.
Saúl García 2 COMENTARIOS 17/12/2017 - 08:26

El origen de la masonería está en el ‘Gran incendio de Londres’ de 1666. Las asociaciones de operarios y de arquitectos que se habían creado parta levantar catedrales, principalmente, se unieron para reconstruir la ciudad. La burguesía y la nobleza comienzan a apoyar a esas asociaciones y cuando termina la reconstrucción nacen las primeras logias, que ya no tienen un objetivo definido, porque ha finalizado la reconstrucción, sino un carácter especulativo. Su nacimiento coincide con la difusión de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad de la Ilustración francesa. En 1717, estas nuevas instituciones se unen y constituyen una Gran Logia, creando así la masonería.

Así lo explica Antonio Márquez, masón, exdiputado y economista, que impartió una conferencia en noviembre dentro de las Jornadas Masónicas organizadas por la Logia Atlántida 6 en la Sociedad Democracia, con el título ‘Tricentenario de la masonería especulativa’.

En Canarias, la primera referencia recae en un masón que venía de Boston y fue detenido y encarcelado por la Inquisición en Puerto de la Cruz. La primera logia también estaba en Tenerife, la de los Comendadores del Teide, a principios del siglo XIX. La primera que se crea en Lanzarote es Atlántida 22, en Arrecife, en 1875, y a ella pertenecían personas destacadas de la época, como el doctor Alfonso Spínola, que acabó creando la red sanitaria del Uruguay, o Blas Cabrera Topham, padre del físico Blas Cabrera Felipe, además de algunos comerciantes y marinos. De hecho, fue uno de estos marinos, Aureliano Yanes Volcán, que hacía escala en Lanzarote, quien reunió al resto de miembros para constituir la logia. Después, en Lanzarote, se crean la Logia Timanfaya y la Júpiter, que a su vez fundan una escuela para 52 alumnos en un Arrecife semianalfabeto.

La historia de la masonería en España no se entiende sin el rechazo de Franco, que creó un Tribunal especial para la masonería y el comunismo. De ese rechazo, cuenta Márquez, no hay una explicación concluyente. Tanto su padre como su hermano Ramón fueron masones, y se especula que Franco quiso entrar en una logia en Larache en 1925 y fue rechazado, aunque no hay documentos que lo confirmen.

La primera logia masónica de Lanzarote se creó en 1875 con destacadas personalidades como el doctor Alfonso Spínola, que creó la red sanitaria del Uruguay, o Blas Cabrera Topham, padre del físico Blas Cabrera Felipe

El rechazo de Franco hacia la masonería no disminuyó con el tiempo. Sus últimas palabras en público las pronunció en un discurso en la Plaza de Oriente el 1 de octubre de 1975 y estuvieron dirigidas al famoso contubernio judeo masónico y del comunismo con apoyo de los terroristas. “Un disparate sin argumento alguno, porque tenía una idea falsa de una masonería que no existe”, señala Márquez.

De Lanzarote hubo al menos dos personas condenadas, en 1945, por ser masones. Ambos eran marinos y perdieron su trabajo: José Antonio Rocha Topham y su cuñado, que era maestro de la Logia Acacias 4 en Puerto de la Cruz, Antonio Medina Mesa, capitán del correíllo El Hierro.

Medina Mesa había contribuido a levantar el templo masónico de Las Alcaravaneras, en Las Palmas de Gran Canaria, uno de los dos únicos templos masones en España, junto con el de Tenerife, construidos específicamente para esa función. Era un edificio modernista del arquitecto Martín Fernández de la Torre. “Debería haber sido conservado porque también tenía valor histórico, ya que fue subastado en la Guerra Civil, y lo tiró la alcaldesa Pepa Luzardo un 15 de agosto. Sólo queda un ladrillo enmarcado”, dice Márquez.

Lo que piden las logias

El poeta Rudyard Kipling habla en uno de sus poemas de todos los miembros de su logia, y por allí desfilan todas las profesiones. El Rey de Suecia se hizo masón y el mandil, símbolo de la iniciación, se lo puso un panadero de Estocolmo. Son dos ejemplos que pone Márquez para demostrar que en la masonería hay todo tipo de personas y que la igualdad, tanto ante la ley como en las relaciones sociales, es uno de sus pilares.

A una persona se le puede rechazar su acceso a la masonería por no ser honrado, libre o partidario de la libertad, por “no tener buenas costumbres”, por indignidad... Y ¿qué le pide una logia a sus miembros? Pues, además de pagar las capitaciones (la cuota) y acudir a las tenidas (reuniones, normalmente mensuales), tener un buen comportamiento en su vida pública y privada, tener interés en progresar como persona, como ciudadano, adquirir más conocimientos, contribuir al “edificio social de la convivencia”.

Hay logias masculinas, femeninas y mixtas. Márquez señala que, para entender la incorporación de la mujer a la masonería en España, hay que tener en cuenta que hasta finales de los setenta, la mujer necesitaba permiso del marido para ejercer muchos derechos y que esa falta de libertad se tomaba “como argumento decimonónico” para decir que no eran libres, y no podían pertenecer a las logias, aunque en el siglo XIX sí había mujeres.

Cada logia es libre y soberana y se federan en una Gran Logia. “Su vocación actual –señala Márquez- no es tener influencia como tal sino que sus miembros tengan influencia en la sociedad para llegar a un mundo más igualitario, más fraternal, donde la convivencia democrática sea una realidad, no una mera declaración de principios, con mejor educación, mejor sanidad...”.

Comentarios

Quisiera pertenecer a la logia que debo hacer
Quisiera pertenecer a la logia que debo hacer estoy residenciado en arrecife Lanzarote muchas gracias

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