CULTURA

Las dos vidas de Silvestre Zerpa

Construye instrumentos musicales con material de desecho, rescata bicicletas y restaura muebles: “Es lo que hago con lo que ustedes tiran”

Foto: Felipe de la Cruz.
M.J. Tabar 2 COMENTARIOS 24/03/2018 - 09:55

No es un superhéroe ni tiene el inexistente poder de la reencarnación. En realidad las dos vidas de Silvestre Zerpa (Haría, 1967) no son suyas sino de sus obras: los instrumentos musicales que construye con material de desecho, las bicicletas que rescata, los muebles que restaura.

Adora la música desde chinijo. Es natural porque es hijo de Juan Betancort, que además de zapatero era folklorista. El caso es que más que la música tradicional canaria, a Silvestre le apasiona el blues y el rock. “Ya se sabe: en casa del herrero, cuchara de palo”, dice parapetado tras la conserjería de la Escuela de Arte Pancho Lasso, donde trabaja desde hace dieciocho años.

Antes de ocupar la plaza de conserje estudió siete años de Decoración y Ebanistería, así que la mitad de su vida ha transcurrido en esta escuela de artes y oficios. En el restaurante El Barquillo, en Puerto del Carmen, puede apreciarse el trabajo que hace sobre madera, en una reproducción de un mural de César Manrique.

También ha construido escenarios para el carnaval, ha pintado cuadros como los que se pueden ver mientras se come en el restaurante Neptuno de Costa Teguise y dibujado caricaturas para la Revista de Información y Opinión del Movimiento Vecinal, que editaba Alternativa Democrática de Haría. En la web HistoriadeHaria.com podemos verle colaborando en un reportaje sobre la trilla, una labor campesina tradicional que muchos se esfuerzan en divulgar. Gregorio Barreto, cronista del municipio norteño, le reconoce como un “gran artesano”.

Sus tardes transcurren entre la Escuela de Música de Haría, a las órdenes de Toñín Corujo, y el taller del artesano Juan Antonio Cejudo, donde ha encontrado la disciplina y las herramientas que le faltan en sus estudios de luthier. Su ‘Timple Tun’, fabricado con una lata de atún tamaño familiar, participó en la exposición ‘Creando a partir de residuos’ que organizó Lanzarote Recicla y llamó la atención de la Casa Museo del Timple, de propios y de extraños.

Silvestre aclara que sus timples de material reutilizado no son invenciones suyas. Otros también los fabrican, por ejemplo Felipe Martín, alumno de la escuela. Ha aprovechado cajas de puros para el cuerpo de una guitarra y ha convertido el micrófono de un teléfono en la pastilla. En un barranco de Playa Quemada ha recogido huesos de camello que luego ha utilizado como decoración. Paseando por la costa, entre Jameos y Órzola, ha recogido “maderas nobles” que arroja el mar a la orilla. Para los aros, lamina los trozos de madera que recoge de los morales muertos que se encuentra por el campo. La única madera que compra es la que utiliza para hacer el mástil.

No es lo único que reutiliza. Tiene una colección de bicicletas de los años cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo, “la mayoría encontradas en la basura, abandonadas”, a las que ha prestado su tiempo y sus manos para darles una nueva vida. Para recuperarlas no le queda más remedio que pedir las piezas originales por internet. Las ha rotulado con el nombre Verteder(o). Cuando alguien le pregunta dónde ha comprado la bicicleta o qué marca es esa, él dice: “Es lo que hago con lo que ustedes tiran”.

El mueble de un reloj de péndulo del siglo XIX que era propiedad de su abuelo también ha pasado por sus manos restauradoras. Con una calabaza de agua también ha fabricado una calimba, un instrumento de percusión africano. “Eso sí que suena precioso”, dice.

En media hora pasan por la consejería de Silvestre una alumna que pregunta por una profesora, un profesor que quiere dejar una maqueta sobre una mesa, una mujer que pide las llaves de la biblioteca, una profesora que firma un documento, tres que solicitan la apertura de una sala y la subdirectora, que recuerda la participación de Silvestre en la última exposición colectiva del profesorado. No fue con un instrumento musical, ni con un trabajo en madera, ni con un dibujo, ni con una pintura. Fue con una fotografía que confirma su extraordinaria jiribilla artística.

Comentarios

A seguir así auténtico como siempre!!
Grande silvestre!, no tenía ni idea de esta faceta tuya.

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