DEPORTES

Ladislao Rodríguez Bonilla, todo un mito en Haría

Rubén Betancort 1 COMENTARIOS 13/10/2017 - 05:26

Corría el mes de noviembre de 1942. El mundo andaba revuelto con guerras que no traían alegría a nadie, pero con la llegada al mundo de ilustres como Martin Scorsese, Calvin Klein o Jimi Hendrix. En Haría, con una población cercana a los 4.500 habitantes, nacía el día 21, Ladislao Rodríguez Bonilla, un pequeño que pese a su sordera se fue ganando el corazón de todos.

Con el tiempo, el Mudo, sobrenombre por el que es conocido por todos, se hizo casi indispensable en la vida social y deportiva de Haría. Su amor por el fútbol lo llevó a defender la portería del San Juan y posteriormente, ser un pilar fundamental en la estructura del Haría CF, llegando incluso a entrenar a sus porteros. También fue luchador y llegó a compartir luchadas épicas junto al “Pollo de Haría” o al “Pollo de Arrecife”. Su locura por los carnavales le llevó a divertirse y disfrazarse en cada rincón del archipiélago canario. Y su simpatía consiguió que su pequeña barbería, de finales de los años 50 y de poco más de 8 metros cuadrados, fuera, con el tiempo, el lugar más visitado del municipio norteño.

Hasta allí nos desplazamos, a su barbería, junto con Enrique Lemes, directivo del Haría CF, y amigo personal de Ladislao Rodríguez Bonilla que nos hace de intérprete ante un señor, con letras muy grandes, al que se le entiende lo que dice, hablando con el corazón.

Este barbero nato, que aprendió su profesión en Gran Canaria en el año 57, nos explica, achatándose la nariz, sus vivencias con Betancort, mítico portero del Real Madrid que se crio en Haría y que siempre tuvo vinculación con el municipio. Betancort, nos explica, le “lllevaba de paseo por Gran Canaria y a todos les decía que era su amigo, le abrían las puertas del Real Club Victoria y vivía los partidos de la UD Las Palmas en el palco del Estadio Insular”. De él, de Betancort, aprendió a entrenar a los porteros, pasando por sus manos arqueros como Juan Antonio Machín, Igrail, Joaquín, Ambrosio o Domingo, entre otros.

El Mudo vive un sueño con el ascenso del Haría CF a la Tercera División

No todo el mundo tiene el orgullo de recibir en vida los reconocimientos, merecidos, que ha tenido. El Premio Haría, la Medalla de Haría o el Premio Canarias, son sólo algunos de los que lucen en su casa. El más grande de todos lo vivió en 1997 cuando se decide poner su nombre al nuevo campo de fútbol, que se inauguró por todo lo alto con un partido ante El Sauzal y posteriormente una luchada para hacer lo propio con el terrero, donde hacía rifas, fue luchador y directivo.

Ladislao siempre es el primero en llegar a “su estadio” para ver a su equipo del alma. “Este año es un sueño, como para todos”, nos interpreta Enrique mientras nos ensena la camiseta que le han traído firmada por los jugadores de la UD Las Palmas y mira celosamente el reloj para que no se le haga tarde para el partido de la jornada. “La fase de ascenso se la perdió por salud”, pero se la contaron al momento, nos cuenta Enrique. “El paciente con el que compartía habitación en el Hospital sintonizó el partido por la radio y se lo iba diciendo, pero cuando encajó el tercer tanto el Haría se metió en la cama y ya no quiso saber más”.

El Mudo de Haría es un personaje muy querido por todos los habitantes del pueblo norteño, y de fuera también. Se integra con los nuevos jugadores y los hace sentir como si estuvieran en el club desde toda la vida, mientras que los niños del club lo quieren como si fuera su propio abuelo.

No todo el mundo tiene el orgullo de recibir en vida los reconocimientos, merecidos, que ha tenido

Su día a día pasa por controlar desde ‘su torre de control’ que es la puerta de su barbería los que entran y salen del pueblo, por “hablar” de deporte con los que entran en su templo, por recortar los horarios de todos los partidos que hay durante la semana para que no se le escape ninguno, ni por la tele ni en el campo. Y por interpretar lo que escriben los periodistas, porque pese a no saber leer, todos los días compra los periódicos para vivir su particular realidad. Él no sabe hablar por signos, ni leer en braille. No le hace falta para saber lo que pasa.

Durante la mañana en su barbería, en la que no paramos de ver fotografías con jugadores del Real Madrid, la UD Las Palmas, políticos y hasta los actuales Reyes de Espana, que también pasaron por su pequeño museo, entraban personas de todas las edades, y hasta turistas que se sacaban fotografías con él para reenviárselas luego desde sus países.

Y es que el Mudo de Haría no está en los libros de historia nacional ni mundial, ni tan siquiera aparece como personaje ilustre en wikipedia, pero para muchos el deporte norteno sin Ladislao Rodríguez Bonilla y su barbería, no hubiera tenido sentido.

Comentarios

Ladislao es tan representativo de Haría, como el palmeral.

Añadir nuevo comentario