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La ‘acupuntura urbana’ de César Manrique

Alejandro Scarpa presenta su tesis doctoral sobre la influencia arquitectónica del artista en Lanzarote

Foto: Manolo de la Hoz.
Lourdes Bermejo 2 COMENTARIOS 19/05/2018 - 09:51

Alejandro Scarpa es doctor arquitecto con más de una década de experiencia profesional. Su tesis doctoral se titular ‘César Manrique: Acupuntura urbana aplicada en Lanzarote’ (Universidad de Alcalá de Henares, 2018) y es una investigación “con vocación de convertirse en la obra científica de referencia sobre las realizaciones arquitectónicas de Manrique”.

En su opinión, el desarrollo único de la Isla está asociado a la figura del artista, pero el hecho de que realizara obras sin un título oficial de arquitecto y en un contexto geográfico reducido, “puede haber dificultado su reconocimiento por parte del ámbito académico arquitectónico”.

El trabajo de Scarpa constituye la primera tesis doctoral en arquitectura sobre la obra de Manrique en su globalidad, e incluye el testimonio de arquitectos contemporáneos de prestigio internacional, que subrayan la pertinencia de la obra de Manrique en nuestros días.

‘Si el hombre ha logrado llegar a la Luna, esto puede hacerse”, repetía como un mantra César Manrique a sus colaboradores, cuando le advertían de la dificultad de hacer realidad sus extraordinarias ideas. Ejemplo de esta determinación es la ventana en ángulo de su casa de Haría, bajo un gran voladizo estructural, o las construcciones sobre volcanes activos a metros del suelo o en acantilados, sin posibilidad de contar con andamiaje.

Este “atrevimiento ante los desafíos”, como define el doctor arquitecto Alejandro Scarpa en su tesis ‘César Manrique: Acupuntura urbana aplicada en Lanzarote’, es una de las pautas detectadas en la obra pública del artista, que incluye los Centros de Arte a excepción de la Cueva de los Verdes, con una intervención mínima, e integra la sede de la FCM en el Taro de Tahíche.

Para Scarpa, entre las premisas constructivas comunes en la obra manriqueña se encuentra la elección de lugares degradados para sus intervenciones, “incluso rechazando y salvaguardando zonas vírgenes que le fueron ofrecidas, como las Salinas de Janubio o el Charco de los Clicos”; la reinterpretación de la tradición: “Gaudí decía que la originalidad se encuentra en los orígenes”, aduce el arquitecto; la teatralidad, “creando constantes sorpresas, como el panorama que se descubre tras el muro del Mirador del Río”; un alto grado de sostenibilidad en sus realizaciones, incluso medido según algunos de los estándares actuales más exigentes de referencia; la integración del arte “también en la señalización, la iluminación o el mobiliario”; la acentuación de espacios secundarios “escaleras escultóricas o baños con calidad espacial e integración de luz natural y vegetación”; el trabajo en equipo, “sobre todo, la capacidad de realizar trabajos de tal complejidad con un apoyo técnico inicialmente poco cualificado”; y el desarrollo empírico, con adaptaciones de las construcciones en función de los imprevistos que surgían en fase de obra.

Scarpa presentó en la sede de la Fundación César Manrique de Arrecife su tesis doctoral por la Universidad de Alcalá de Henares, con mención internacional, y calificación final de sobresaliente cum laude por unanimidad de un jurado internacional.

El profesional, que reside actualmente en París -donde compagina la práctica profesional con la enseñanza universitaria, habiendo colaborado con universidades de Francia, Italia, España y Brasil-, narró en la presentación de la tesis las vicisitudes surgidas en el transcurso de su investigación, realizada con métodos científicos. El autor trabaja con fuentes primarias y otros elementos publicados “habiendo consultado más de diez mil hojas de escritos y setecientos artículos de prensa de la época”.

De hecho, al tratarse de la primera tesis doctoral en arquitectura sobre las construcciones impulsadas por Manrique, el autor define su estudio como la obra científica de referencia sobre dicha temática. El trabajo, que cuenta con una nutrida bibliografía sobre la que apoya sus afirmaciones de modo metódico, puede servir de base para futuros estudios sobre la obra manriqueña por parte del mundo científico especializado. Para la realización de la obra se han grabado más de treinta horas de entrevistas con colaboradores y coetáneos de César, a los que se hizo preguntas similares que revelaron ciertas discrepancias, que fueron cotejadas con documentos o prensa de la época. Este trabajo ha ayudado a reescribir la historia, “algo novelada” que ha trascendido de la figura del genio lanzaroteño, explica Scarpa.

El arquitecto parte del concepto de que los Centros de Arte actúan “como puntos de acupuntura urbana” en Lanzarote. Este término fue acuñado por el arquitecto, urbanista y político brasileño Jaime Lerner y hace referencia a hitos, no necesariamente arquitectónicos, que consiguen transformar barrios, ciudades o, como en el caso de los CACT, una isla entera.

Ejemplos de puntos de acupuntura urbana son el Guggenheim de Bilbao, el Parque Güell de Barcelona, e incluso los pequeños negocios de ciudadanos chinos que empezaron a proliferar en el Bronx de Nueva York a finales de los años 80, dotando de “puntos de luz, y por tanto, seguridad, a un barrio hasta entonces considerado muy conflictivo”. Sobre esta hipótesis y usando los parámetros propuestos en el PIOT del 91, Scarpa escribe sus conclusiones sobre la influencia de la obra manriqueña en el modelo lanzaroteño.

Los parámetros urbanos señalan la total implicación de César Manrique en la redacción de planes de ordenación: primero en la Normas Subsidiarias del 70 y el primer Plan Insular del 73 y después en el Plan del 91, donde incluso aparece su nombre mencionado expresamente y se le hace constante referencia por los redactores. Se da la circunstancia de que el resto de las Islas se “contagiaron” de la vanguardia lanzaroteña de ordenación y fueron aprobando sus planes insulares en orden de cercanía a Lanzarote.

Scarpa analiza en los parámetros paisajísticos la labor pedagógica de Manrique “ensenando a la población a ver el paisaje como arte”. Sus obras pasaron a ser Bienes de Interés Cultural (BIC) “una protección legal importantísima desde el punto de vista de la conservación”. Los parámetros culturales están presentes en las temáticas de los Centros, como la artesanía, el arte o la gastronomía. En este punto se alude a la relevancia y magnitud de los CACT, tres de los cuales están entre los quince hitos más visitados de España. Sólo Timanfaya recibe un número equivalente al del icónico Guggenheim de Bilbao, o una sexta parte de uno de los monumentos más visitados del mundo: la torre Eiffel.

Ejemplos de puntos de acupuntura urbana son el Guggenheim de Bilbao, el Parque Güell de Barcelona, e incluso los pequeños negocios de ciudadanos chinos que empezaron a proliferar en el Bronx de Nueva York a finales de los años 80

En los parámetros arquitectónicos, Scarpa se fija en lo icónico de la obra del artista, con constantes referencias en los anuncios de webs de venta de casas en Lanzarote, incluyendo falsa publicidad como “diseñado por un alumno de Manrique”. Desde el punto de vista turístico, César Manrique se distinguió siempre por luchar activamente contra el turismo de masas, “contra el peligro del hormigón a toda costa, que haría que los turistas abandonasen el destino por otros”.

Los CACT representan, por el contrario, la cultura y el respeto por el medio ambiente, cualidades que destacan en las valoraciones de los visitantes a la Isla respecto a las otras islas del Archipiélago, que en cambio atraen de un modo más significativo por sus playas.

Los turistas vienen “por el boca a boca y vuelven entre otros aspectos por la tranquilidad, la limpieza y las actividades culturales, elementos valorados un 10 por ciento más en esta isla“. Por último, en los parámetros económicos, los CACT representan el 8 por ciento de todo el PIB de Lanzarote, lo que contrasta con la escueta inversión que tuvo que realizarse en su día para construirlos.

Mediante un estudio económico sobre lo que supuso la construcción de los Centros y su traducción a precios de hoy, Scarpa estima que cada turista anual supuso una inversión inicial de entre 3 y 19 euros (mientras que en un referente nacional como el Guggenheim de Bilbao la cifra ascendería a 130 euros por visitante).

Todas estas conclusiones hacen pensar que César Manrique convirtió a una cenicienta como era la Isla en un ejemplo de economía sostenible, que le ha valido el título de Reserva de la Biosfera. Scarpa se hace eco de las palabras de Frei Otto, arquitecto, profesor y teórico alemán, amigo personal de Manrique, que dijo haber aprendido de él “la visión del medio ambiente y cómo será la arquitectura en el futuro”, así como que “debemos encontrar otro camino”, esperando que las nuevas generaciones “entiendan su filosofía y hagan permanecer vivo su espíritu”.

Comentarios

Las obras del Mirador del Rio, como el Restaurante El Diablo, son proyectos del doctor arquitecto, Eduardo Cáceres Morales y solo la decoración, es de César Manrique.
Tienes toda la razón, y vivimos gracias a JFRosa que nos da riqueza y trabajo estable, y en Canarias no hay corrupción como dice Fernabdo Clavijo y Juan Brito es nuestro mecenas cultural y Echeday nuestro ideólogo del turismo.

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