Este sábado un grupo de personas ha rendido homenaje en Órzola a los inmigrantes que fallecieron al intentar arribar a la costa, un reconocimiento que se ha extendido “a los vecinos que colaboraron y arriesgaron sus vidas en el rescate”.

El acto se inició con un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Acto seguido, se leyó un manifiesto por la portavoz de los convocantes.

Seguidamente, se procedió a la ofrenda floral al mar finalizando el acto con la emotiva intervención de uno de los rescatadores y el recital de una poesía titulada: “No me llames extranjero”.

En el manifiesto se destacó que los fallecidos “tenían hermanos, padres y madres, tenían inquietudes, sueños, preocupaciones, tenían aspiraciones, recuerdos, amigos y amigas”.

También “tenían hambre y sed, tenían dolor y tristeza; días mejores y peores; calor y frío”. “Tenían rostro, brazos y piernas, pies y manos: pies para caminar y correr, manos para tocar, construir y abrazar, como tú y como yo”.

Para los organizadores del acto de homenaje, “no los mató el mar, el mar no se los tragó, los mató esa vieja Europa que expolió y saqueó salvajemente a quienes ahora les niega la entrada”. “Esta Europa -afirmaron- que sigue provocando una migración forzosa, para luego rechazarla y criminalizarla como inmigración ilegal”.

En su opinión, “Europa mata en las costas de Canarias, en Ceuta, Andalucía, en Lesbos... mata a sangre fría porque si no mueres en el intento, te mata de abandono y miseria cuando llegas”.

“Nuestro mar, nuestro bello mar que baña las costas de Lanzarote, sufre como víctima inocente los muros y barreras que unos seres humanos han impuestos a otros seres humanos”, destacaron.

También criticaron que, esos muros, “el mundo rico” los ha construido “contra el mundo pobre, para que el mundo de los ricos siga siendo rico y el de los pobres siga siendo pobre”.

“Mensajeros del odio”

“A los mensajeros del odio y de la muerte, no les basta con incitar a nuestros más miserables y bajos instintos, quieren mancillar nuestro mar con buques de guerra contra los que arriesgan su vida en la travesía de la esperanza, convertir nuestro océano en un inmenso campo de exterminio”, subrayaron.

Los convocantes recalcaron que “los migrantes son nuestros hermanos y hermanas de esta patria que se llama humanidad” y demandaron que “muera el odio y la intolerancia, que muera el miedo, el individualismo egocéntrico” y “el egoísmo”.

Por el contrario, pidieron que “florezca el valor y la empatía”. En ese sentido, aplaudieron a los vecinos de Órzola, que “no dudaron en lanzarse al mar para salvar la vida de los náufragos a costa de la suya propia”.