REPORTAJE

Great Britain loves Lanzarote: cómo nos puede afectar el ‘Brexit’

En el interior, fotos cedidas por memoriadelanzarote.com
Mario Ferrer 0 COMENTARIOS 22/06/2016 - 18:18

Reino Unido es el primer mercado con diferencia del turismo en Lanzarote –por cada turista español vienen cuatro del país de David Cameron en un negocio milmillonario– y su comunidad es la que más residentes foráneos tiene en la isla. Lo que sucede en Londres afecta tanto a la economía de Lanzarote como lo que se pasa en Madrid o Bruselas. Y llevamos casi dos siglos con la misma dinámica.

“Si Europa se uniera, compartiendo su herencia común, la felicidad, prosperidad y la gloria que disfrutarían sus tres o cuatrocientos millones de habitantes no tendría límites. (…) Tenemos que construir una especie de Estados Unidos de Europa (…)”
Winston Churchill, 1946.

Como muchos otros, Churchill recetó la solución de “los Estados Unidos de Europa”, para un continente que en menos de tres décadas había incendiado el mundo dos veces con guerras pavorosas de escala planetaria. La idea del club de la Europa rica y democrática que representa la UE creció como fórmula exitosa durante la posguerra, la Guerra Fría y el inicio del siglo XXI. Pero ahora, ni tan rica ni tan democrática como antes de la crisis económica del último decenio, la UE se encuentra inmersa en profundas divisiones internas, con el Brexit como última y más poderosa amenaza de ruptura nacionalista.

Lanzarote, como Canarias, es un espacio especialmente sensible a los cambios en las relaciones internacionales del Atlántico, con lo que una posible salida de Reino Unido (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del norte) de la Unión Europea le afectaría en primera línea. No por simple casualidad, que el prime minister David Cameron se ha hecho visitante asiduo de Lanzarote. Más de un millón de turistas británicos visitaron Lanzarote en 2015 (1.073.629), casi el doble que el segundo mercado, el alemán, y cuadriplicando el número de españoles, el tercer mercado. Solo en los últimos treinta años, más 20 millones de británicos han pasado por Lanzarote.

Solo con ojear la Encuesta de Gasto Turístico (www.datosdelanzarote.com), se aprecia que las cifras del impacto del turismo británico en Lanzarote son gigantescas. En 2015, el 48,23% del gasto en origen que generó el turismo en la isla, que en total fue de 1.915,2 millones, se lo llevaron empresas de nuestras vecinas islas del norte. Es decir, facturaron casi 1.000 millones de euros provenientes del turismo lanzaroteño solo en 2015. A eso habría que unir, el gasto en destino, es decir, los euros que se quedaron directamente en la isla, donde los británicos son los segundos que más gastan entre los principales mercados. Además, el turismo de masas es un invento muy inglés, y desde hace décadas, gigantes como Thompson, Thomas Cook o EasyJet manejan los flujos internacionales desde sus sedes de Londres.

El empresario y predicador Thomas Cook pasó a la historia por haber dado los primeros pasos hacia la sistematización e industrialización del viaje en el siglo XIX. Su inspiración fue divina. Cumpliendo con sus misiones cristinas, Cook, religioso pero pragmático, se las apañó para llevar en 1841 a más de quinientas personas a un encuentro anti-alcohólico con ayuda del ferrocarril. Nacía así el viaje organizado, concepto a partir del cual surgieron las agencias de viajes, los tour-operators, etc.

El 48,2% del gasto en origen que generó el turismo en la isla, que fue de 1.915 millones, se lo llevaron empresas de nuestras vecinas islas del norte

Por si fuera poco el peso inglés en las altas esferas del negocio mundial del turismo, desde la hermana Irlanda, que no logró la independencia hasta bien entrado el siglo XX, Ryanair se ha convertido en el rey absoluto de los aires turísticos europeos. No es de extrañar por tanto que Ryanair ofreciera precios especialmente baratos para aquellos residentes ingleses que quisieran votar a favor de la permanencia en el Brexit que se celebra este jueves.

A la incomparable repercusión del turismo, hay que unir que la mayor comunidad de residentes de nacionalidad extranjera en la isla es británica, también con notable diferencia sobre los segundos. En 2015, y a pesar de una destacada bajada en los últimos años, son 6.176 británicos los que están empadronados en Lanzarote. En 2011 llegaron a ser 8.026, un 5,6% de la población residente. Una cifra menor podrán pensar algunos, pero para que nos hagamos una idea con una referencia comparativa familiar, es un número muy similar a lo que representa Lanzarote en el conjunto de la población de Canarias, el 6,8%.

Entre los ingleses residentes en la isla, la variedad es la principal tónica, desde el jubilado arquetípico, a jóvenes trabajadores del sector turístico o businessmen que han instalado total o parcialmente sus negocios aquí. Hay una isla británica paralela a la española, con colegios, supermercados, inmobiliarias, pubs, medios de comunicación y un gran número de empresas dedicadas casi exclusivamente a atender a clientes de habla inglesa. El turismo y la comunidad proveniente de Irlanda también cuentan, y mucho, en esta ecuación. Eire es el cuarto país que más turistas trae a la isla, con casi 150.000 visitantes en 2015, más que estados tan grandes como Francia.

En la misma época que nos atacaban sus piratas, ya se comerciaban toneladas del famoso “canary wine” que alabó el propio del Shakespeare

La estrecha relación económica entre Canarias y Gran Bretaña viene de lejos, aunque se ha hecho más intensa en las dos últimas centurias. En la misma época que nos atacaban sus piratas, ya se comerciaban toneladas del famoso “canary wine” que alabó el propio del Shakespeare. Reino Unido fue clave en los ciclos de exportación agrícola histórica (barrilla, cochinilla, etc.) y tuvieron papel de protagonista en el inicio del turismo, no solo desde los primeros viajes de salud en el siglo XIX, sino en el salto al turismo de masas en la segunda mitad del XX.

La colonización británica de Canarias no solo ha sido monetaria. Nuestras formas de organización política, laboral y económica, basadas en una democracia liberal, con monarquía parlamentaria y economía de mercado, tienen sus raíces directas en el ideario y las estructuras de poder que se propagaron durante la era del Imperio y la Revolución Industrial inglesa. Y también gran parte de nuestro modo de vida y ocio; desde la afición al turismo y el auge de los medios de comunicación, a aspectos como el desatado amor por el fútbol o la música pop, son “inventos” que iniciaron su andadura en el mundo anglosajón concebido desde Londres.

Con Lanzarote, los lazos culturales y sociales históricos del mundo británico son incontables en los dos últimos siglos y medio. El escocés George Glass alabó nuestros recursos pesqueros en el siglo XVIII, poco antes de que el comerciante de Cork William Topham llegara para ser alcalde de Arrecife y fundar una larga estirpe de Topham empresarios, maestros, periodistas y abogados. Mientras, Olivia Stone y una tropa de ilustrados y científicos ingleses, mucho más que los propios españoles, se interesaron por el patrimonio natural insular y por escribir las crónicas de sus viajes durante el siglo XIX. Quien quiera estudiar ese siglo en Lanzarote, encontrará en los informes consulares del representante inglés en Arrecife algunos de los mejores datos para conocer la realidad en la isla. Y quien estudie o curiosee en la II Guerra Mundial se encontrará, en medios de las hostilidades con los nazis, con planes británicos para invadir Canarias, especialmente Lanzarote y Fuerteventura, islas más apetitosas por la fragilidad de sus defensas militares. Como estos episodios, hay decenas más que documentan las vinculaciones entre estos dos archipiélagos vecinos del Atlántico (www.memoriadelanzarote.com).

Con Lanzarote, los lazos culturales y sociales históricos del mundo británico son incontables en los dos últimos siglos y medio

En las últimas décadas esa influencia no ha hecho sino crecer al socaire del desarrollo turístico, por mucho que Reino Unido ya no tenga el peso específico que tuvo de antaño en la geopolítica mundial. Dos siglos de estrecha relación económica, ideológica y social, convierten a Lanzarote es un destino ideal para los británicos por la familiaridad de su entorno. Y lo que resulta menos británico, el clima, es precisamente lo que más atractiva hace a la isla. El té, los amigos del pub o el cricket son elementos dignos de añoranza, la perenne humedad de la Gran Albión no tanto...

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