El exalcalde Marcial Martín, un miembro histórico del PSOE de Lanzarote que también ha sido diputado autonómico y director insular de la Administración General del Estado, ofreció en la noche del viernes, en el Teatro municipal, el pregón con el que se dio comienzo a las fiestas de San Bartolomé.

“Nunca se viene de vuelta, nunca se ha terminado de hacer todo. Siempre queda algo, o mejor dicho, bastante por hacer y por decir”, le dijo a Marcial Martín la actual alcaldesa, Dolores Corujo, quien recordó del pregonero su faceta política y trayectoria laboral, “en la que pudiste trabajar codo con codo con Manrique, o Soto en esos incipientes Centros”.

Marcial Martín destacó en su pregón, “esa infancia en el pueblo de Güime”, de donde procedía su familia materna: “Conserva para mí el sabor de la niñez, que es ese espacio en el que vivimos siempre, a pesar de la existencia misma, del viaje, de las arrugas…”.

“¿Quién no atesora una colección de colores, aromas y recuerdos de los primeros años, grabados de manera indeleble en la memoria? Tiempos en los que la vida corría veloz, plena de nuevas experiencias, en los que la curiosidad hambrienta no terminaba nunca de ser saciada, en los que el futuro se abría ante nosotros inabarcable, cargado de expectativas”, reflexionó.

“Parafraseando al poeta, diré que mi infancia son recuerdos de los campos de Güime y San Bartolomé, donde las cosechas favorables ofrecían lustrosos tomates, sandías, melones y batatas”, rememoró Martín. “Mi abuela Eugenia, que ocupa un lugar protagonista en mis recuerdos infantiles, dirigía firme mis pasos por el jable y, como supe después, por la vida, porque ella decidió que no me embarcara a los diez años para aprender el oficio de la pesca”, detalló.

“Siempre he creído que mi abuela Eugenia guarda en su seno amoroso el alma de todas las mujeres de San Bartolomé de aquellos tiempos previos al turismo: esforzadas, honestas, dedicadas a la familia, de palabra exacta y silencios largos, con una inteligencia desplegada en pocos gestos de gran impacto sobre su prole. Todos los homenajes que les realicemos serán pocos para mostrar la admiración y el respeto ante el valor, la paciencia y la sensibilidad sin fin de nuestras madres, abuelas, tías y vecinas”, ensalzó el exalcalde.

Martín relató su aprendizaje vital, el amor a la tierra que nace desde la infancia, el primer contacto con la muerte, brindó un tributo a la mujer de esta tierra, habló sobre valores y sabiduría, pero también de los festejos de antaño y sus recuerdos entrañables, a caballo entre San Bartolomé y Arrecife.

“Quiero recordar la sensación impresa en mi memoria de que San Bartolomé era un pueblo especial, que se vestía de limpio los domingos para acudir a la iglesia. Chalecos bajo la chaqueta, corbata y zapatos negros embetunados y brillantes eran habituales en los días festivos entre los hombres.También las mujeres se engalanaban y reclamaban a sus pequeños que no se mancharan”, recordó.

El futuro también estuvo presente: “¡Cómo han corrido los años desde entonces hasta hoy! ¿Qué niño de aquel entonces hubiera podido imaginar el Lanzarote de hoy, con su aeropuerto triplicado, sus hoteles y apartamentos y sus millones de turistas? ¿Hubiera anticipado mi clarividente abuela la remota posibilidad del abandono de las tierras de cultivo, o mi padre la realidad de un sector pesquero herido de muerte?”.

“¿Progreso o ignorancia? ¿Imprudencia o desarrollo? Es difícil evaluar con neutralidad y distancia el tiempo recorrido. La Isla siguió la estela de otros territorios similares, salió de la pobreza económica, dejó atrás las hambrunas y se instaló en la bonanza”, reflexionó Martín.

Y concluyó: “Desde esta posición de privilegio que me otorga mi calidad de pregonero de las fiestas patronales, les pido que miren al futuro como quien mira al pasado, con ojos de niño, con esperanza y optimismo, confiados en que la solución se encuentra siempre, en nuestras manos”.