SECTOR PRIMARIO

El Jable que nos alimenta

Fomentar la cocina elaborada con ingredientes de la tierra, cultivados de forma sostenible, es uno de los frentes de batalla de la Sociedad Agraria El Jable

Cultivo de batatas en San Bartolomé. Fotos: Manolo de la Hoz.
María José Lahora 1 COMENTARIOS 18/02/2019 - 05:58

Ascensión Robayna y Santiago Tabares se encuentran junto a un grupo de trabajadores recogiendo la primera batata del año en una parcela a los pies de Montaña Mina. Son dos de los alrededor de 40 agricultores que componen la Sociedad Agraria de Transformación El Jable y que, entre otros logros, cuentan con haber impulsado la Comunidad de Regantes de Lanzarote. Son sabedores de que, aunque promueven el cultivo de secano como es el jable, “siempre es conveniente contar con riego de apoyo”, al tiempo que ponen en valor el patrimonio en torno a la cultura del agua.

Productos como la batata de Lanzarote se han visto afectados y devaluados por algunas malas prácticas, al emplear para su riego agua depurada de mala calidad, “que motivan al agricultor a producir dos o tres veces al año, cuando lo interesante sería producir una vez al año e incluso dejar descansar la tierra. Ello daría el justo precio por el trabajo del agricultor con un producto de calidad, que además conservaría la tierra”, enfatiza Ascensión Robayna. “Lo que se queda es la tierra, el agricultor está de paso y las aguas depuradas lo que hacen es destrozar los suelos, quemarlos y no permitir producir nuevamente”, insiste.

Ascensión habla de lo que denomina “cultivo del desierto”, de la importancia de conservar la tierra más allá de la producción y de consumir lo que se produce en la Isla. “Se habla de Lanzarote Cocina y habría que cambiar los términos. Habría que hacer énfasis en el concepto se cocina Lanzarote, como forma de promover guisos elaborados con los alimentos locales”. Por ello, cree que es difícil encontrar platos cocinados con batatas. “Se trata de lograr que el producto se consuma aquí. La gente no es consciente de que tiene que comer lo que produce la tierra”, destaca.

Cambiar esta concepción y fomentar la cocina elaborada con ingredientes, cultivados de forma sostenible, para mantener la producción en generaciones venideras es uno de los frentes de batalla de SAT El Jable. La Sociedad se constituyó para cubrir un déficit. “El agricultor siempre ha tendido a pensar en sí mismo, generando una competencia que les hunde en la miseria”, asegura. Tanto asustaba la palabra cooperativa que hubo que buscar un vocablo alternativo: sociedad, para no alejar a esos primeros agricultores.

“Estamos de paso y deberíamos dejar la tierra con la mínima huella, la manera de sobrevivir es fomentar una agricultura extensiva y de secano, característica de este territorio que conserva los suelos”, dice. Esto no quiere decir que no se aprecie la lluvia. La propia SAT El Jable ha promovido la Comunidad de Regantes, no sólo para aprovechar el patrimonio alrededor de la cultura del agua, sino para auxiliar al agricultor.

Ahora se trabaja por sumar al proyecto los cultivos de grano que siempre han estado asentados en la Isla y que también conservan los suelos. La finalidad es “conservar los ecosistemas agrarios que son ricos para que nos sigan alimentando, así como alcanzar mayores cuotas de consumo agroalimentario en una reserva de la biosfera, en un contexto de cambio global y de crisis climática en la que tenemos que concienciarnos de que debemos cultivar nuestros propios alimentos, adecuándonos a lo que tenemos: una tierra extraordinaria, si conocemos los mecanismos de gestión del suelo y del agua”.

Con respecto al cultivo del grano, recuerda la importancia de mantener estas variedades porque se trata de “los últimos agricultores que quedan”. En el jable también se pueden cultivar legumbres, que en la Isla son “fundamentales porque son alimentos de extraordinaria calidad y a la vez conservan nuestros suelos”, explica. “La tierra no nos la llevamos porque no es nuestra, aunque tengamos la titularidad”, enfatiza esta agricultora.

En este punto, es inevitable hablar de las aguas residuales producidas por el turismo, que no son adecuadas para la agricultura por el daño que ocasionan a los suelos. A juicio de Ascensión, deberían ser aprovechadas por el mismo sector que las genera y “no destinarlas al sector primario, donde no han sido nunca beneficiosas”.

También considera que sigue siendo una asignatura pendiente en la Isla la compra pública de alimentos incorporando criterios de sostenibilidad, “pero se sigue haciendo con criterios reducidos al precio, de manera que se persigue la rentabilidad económica exclusivamente y no la medioambiental y social, que es la base de la tan cacareada sostenibilidad”, se lamenta.

Menú turístico

SAT El Jable ha promovido la Comunidad de Regantes que, a juicio, de Ascensión Robayna “trabaja en pro del bien común”. “Es importante que se generen recursos para mantener el patrimonio de la cultura del agua en la Isla. Es un recurso para el sector primario, pero también para el turismo”, dice. “Este río desértico que es el jable, desde Famara hasta Playa Honda, hay que mantenerlo intacto como recurso para generar alimentos naturales, ricos y sanos, pero también como un recurso valioso para el turismo”, subraya. Para ello “deberíamos darle un vuelta al modelo sostenible que deseamos. También el otro tipo de turismo es bienvenido, siempre y cuando los que lo sustentan pusiesen en sus hoteles la comida que producimos en la Isla”, indica.


Ascensión Robayna.

“Deberíamos ir introduciendo en nuestra dieta los productos de la tierra de manera que esa demanda acompañe a las iniciativas de los agricultores”

Ascensión recuerda que ya hay voces como la de TUI que han manifestado que son conscientes del daño al medio ambiente que han realizado con la depredación turística, pero hay que pasar de la conciencia a la acción. “Se ha hecho un mínimo gesto con La Geria, pero el turista y nosotros mismos no sólo bebemos vino, siempre necesitamos algo que comer y debemos entender la Isla en su conjunto e introducir en los menús de los hoteles alimentos de Lanzarote. Esta no puede ser una industria basada en recursos foráneos, pero lo cierto es que el cien por cien de los alimentos viene de fuera”.

Sin embargo, SAT también advierte del peligro que se cierne sobre esta remota posibilidad de la introducción de menús locales en los restaurantes de los complejos turísticos. “Si se produce este cambio y empiezan a demandar grandes cantidades de batatas, por ejemplo, la pelota estaría en el tejado de los agricultores, que deberían plantearse cómo responder a esa demanda atroz. “La responsabilidad está en el sector turístico, pero también en el sector primario, que debe continuar produciendo productos de calidad y manteniendo el suelo”, dice.

Buena parte de la producción de la SAT El Jable se dirige a los ecocomedores de las Islas, donde desde temprana edad puede crearse una conciencia de consumo de los productos locales. “Con un producto tan humilde como la batata podemos enriquecer nuestra cultura gastronómica, explorando sus distintos usos y variedad de sabores. Sustituir la papa por una batata en una sencilla ensaladilla rusa, crear nuestra nuestros propios chips de batata, son algunos ejemplos”, asegura. Ascensión da la receta para elaborar un potaje enteramente lanzaroteño: legumbre de la Isla, aceite también de Lanzarote, un trozo de batata y una piña de millo de la tierra.

Para promocionar el consumo de legumbres, recuerda que la FAO habla de la necesidad de mejorar la alimentación a través de este producto. También es posible incrementar el consumo de batata porque, entre otras bondades, tiene un índice glucémico menor que la papa. Por tanto, “mejora nuestra salud, es saciante, tiene fibra y otros nutrientes muy recomendables”, dice Ascensión.

En el caso de la cebolla lanzaroteña destaca sus características organolépticas. Al ser de secano no contiene tanta agua y cuenta con una calidad excelente y su cultivo está adecuado al territorio. “Deberíamos ir introduciendo en nuestra dieta los productos de la tierra, de manera que esa demanda acompañe a las iniciativas de los agricultores. Creo que será esperanzador si eso sucede. De lo contrario las islas mayores tirarán de la producción de territorios menores muy singulares”, concluye, para continuar con su jornada de recolección de batata en el jable.

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¿Y donde se pueden comprar? el

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