CULTURA

Adrian Rodd: El arte de hacer (bien) lo que te da la gana

Foto: Pedro Padrón.
M.J. Tabar 1 COMENTARIOS 18/02/2018 - 09:14

Diseñador, director de arte, productor audiovisual y musical... La creatividad renacentista de Adrian Rodd (La Santa, 1990) empezó con la música electrónica y no tiene pinta de terminar. Speedo, Bejo, Orca... Trabaja con las marcas más potentes, con una premisa: tiene que ser creíble, tiene que emocionar.

Creció pasando las mañanas escolares en Arrecife, las tardes en el campo de Tinajo y los fines de semana en el gran azul de La Santa. “El surf me ha cambiado la vida, me ha creado unos valores y una forma de ser que no hubiese conseguido si no me hubiese criado junto al mar”, dice Adrian, sentado frente al ordenador. Lo nota cuando trabaja con grandes empresas: “No me interesa el capitalismo sin sentido que hay en las ciudades”. Ahora que vive entre Lanzarote y Madrid, a veces tiene la sensación de estar viviendo dos vidas diferentes.

Tenía quince años cuando tuvo su primer contacto con la música electrónica en un campamento de surf en Portugal. “Me tocó en la habitación con un colega de Gran Canaria que se dormía todas las noches con un discman, con techno”. Empezó a escuchar y la reacción fue inmediata: “Yo quiero aprender esto; me encanta como te atrapa”. Aprovechando la indemnización que una aerolínea le pagó por haberle roto una tabla, se compró una mesa y empezó a pinchar en su garaje de La Santa. Los temas gustaban a sus colegas, y empezaron a gustar a las discotecas de Lanzarote, y a las de Madrid, Barcelona y varias ciudades de Europa.

Cuando terminó Bachillerato artístico en la Escuela Pancho Lasso no le gustaba ninguna carrera, pero le motivaba la idea de diseñar sus propias carátulas para la música que hacía. Eso le decidió a estudiar Diseño Gráfico y Producción Audiovisual en Granada. Tres años después se fue a Madrid a hacer prácticas. Primero en Bandiz Studio y luego en Baud, una de las agencias más importantes de la estimulante y depredadora capital. La revista Vice le concedió una beca para hacer un máster de Producción Audiovisual en el Instituto Europeo de Diseño (IED) y cada vez le salían más encargos, así que decidió dejar de trabajar para otros y comenzar a trabajar para él.

Eso fue hace tres años. En 2017 se matriculó en la Escuela de Cinematografía y Audiovisual de Madrid pero tuvo que dejarlo por falta de tiempo. Acaba de publicarse el corto documental que rodó sobre la última experiencia de Fuel Fandango en Lanzarote, antes y después del Festival Arrecife en Vivo. Ni uno de los quince minutos está planificado, ni obedece a un guión. “Estuve detrás de ellos con la cámara, sabiendo lo que quería mostrar; conozco su trabajo, son gente que me inspira así que fue todo muy fluido”.

Ficciones basadas en hechos reales

Suele decírselo a sus clientes: “Soy como una sombra, no te vas a enterar de que estoy aquí, no voy a modificar tu día”. Su trabajo consiste en construir ficciones basadas en hechos reales. Se interesa por el pasado, el presente y el futuro de su cliente. “Me dejo llevar mucho por lo que me transmita”. Tiene que ser creíble para que el resultado funcione. La verdad o nada.

“Consumo un montón de vídeos de internet a diario y hubo un momento en el que me di cuenta de que todos contaban lo mismo: una música guapa, unos planos bonitos, un atardecer guay y poco más; luego ese video se sube a internet y a la semana nadie se acuerda de él. Yo sentía la necesidad de contar historias, de emocionar más que de hacer un producto estéticamente correcto. Y creo que lo estamos consiguiendo, nos estamos diferenciando”, dice.

Habla en plural porque casi nunca trabaja solo. Le acompañan tres profesionales de Lanzarote: el graciosero Ginés Díaz como director de fotografía, un “máquina de la producción” llamado Pedro Padrón y Alejandro Marote como operador de cámara y director de foto. En Madrid trabaja con Luis Ortega y con Ignacio Pineda.

El videoclip que hizo con Bejo, Choriqueso, supera el millón de visualizaciones en YouTube, y el que rodó en Lanzarote con otro genio del trap, Yung Beef, fue noticia en todos los magazines sobre música y creatividad del país. Ha trabajado para Speedo, Quiksilver, Red Bull, Reebok; con Iván Raña, Manuel Lezcano, Andy Criere... Ahora que regresa a menudo a su isla natal, nota “un cambio brutal” en el panorama cultural. “Hay un montón de propuestas culturales, exposiciones, festivales… Y creo que viene del trabajo que se está haciendo en el área de Cultura del Cabildo”. Fue uno de los ponentes del último encuentro de fotografía y artes visuales Veintinueve Trece. “La charla que dimos Ginés Díaz y yo debería haber sido una muestra de portfolio y al final fue una especie de coaching animando a los jóvenes a que hagan lo que les dé la gana”. Porque de eso se trata, dice. Y es el momento perfecto: “Vivimos un momento increíble de la era audiovisual”.  

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