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75 años del Hospital Insular y un futuro incierto

El centro hospitalario cumple 75 años sin que esté claro su futuro: no hay proyectos de remodelación del edificio y el traslado, si se va a producir, se sigue demorando

Saúl García 11 COMENTARIOS 17/10/2025 - 07:13

“El Hospital Insular ha señalado un antes y un después en la sanidad lanzaroteña, pero a mediados de octubre de 1951 todavía es un gran cascarón semivacío, un gigante que camina renqueante y escaso de recursos económicos”. Así lo describe Gregorio Cabrera en el libro José Molina Orosa. Luz en tiniebla (Islas de memoria, FCM).

Han pasado ocho décadas desde que el Cabildo de Lanzarote comprara un terreno en los Llanos de Naos a cinco pesetas el metro cuadrado a los herederos de Fernando Pereyra Galviaty, el germen de lo que años después sería el Hospital Insular, cuyo primer proyecto se remonta a 1944, mientras que el primer deseo del doctor Molina hay que buscarlo algunas décadas más atrás.

Hasta la apertura del Hospital Insular, Lanzarote se defendía como podía con un centro de higiene para afrontar, entre otras cosas, una mortalidad infantil de un país subdesarrollado. Se fue recaudando el dinero de distintos organismos, y antes de su inauguración, el Cabildo tuvo que buscar más fondos porque el Hospital nació pequeño para las necesidades que había. De hecho, se inauguró en precario, como describe el libro de Cabrera, con una sala de medicina general con diez camas, el asilo y la casa del niño y esperando por el pabellón de tuberculosos, y con poco personal.

El 28 de octubre se cumplen 75 años de la inauguración oficial del Hospital Insular de Lanzarote y su cumpleaños no parece que esté muy presente. El centro fue fruto del empeño de décadas de insistencia del doctor José Molina Orosa, que da nombre, sin embargo, al Hospital General, creado también por el empuje ciudadano, en este caso colectivo. Al igual que solo unos meses después de su inauguración, el Hospital ahora vuelve a caminar renqueante, debido a su edad, y su futuro es incierto, en este caso por la indefinición del Servicio Canario de Salud.

Aunque meses después de su inauguración, el Hospital aún no funcionaba como debía, se inauguró a lo grande, con la presencia del entonces jefe del Estado, Francisco Franco, que había llegado a la Isla a bordo del Crucero Canarias. Para la ocasión, se había encargado el embellecimiento de la Plaza de Las Palmas a un joven César Manrique, que haría así su primera obra en el espacio público en la Isla, en una plaza que también ha tardado tres cuartos de siglo en ser rehabilitada. César también intervino en los jardines de acceso al Hospital, pero muchos años más tarde, y realizó una escultura en homenaje al doctor Molina, que se instaló allí en 1968.

El Hospital Insular no acabó siendo lo que pretendía ser, pero por el camino acabó siendo otra cosa. Se convirtió en Hospital Geriátrico y Residencia de Ancianos y finalmente fue traspasado al Servicio Canario de salud en el año 2019. Ese año se encargó un informe que concluyó que al edificio le hace falta una reforma integral porque existen “defectos graves” en la cimentación, los pilares o las vigas que impiden que se pueda garantizar la seguridad de sus ocupantes. También se habla de corrosión estructural, aluminosis, del mal estado de las fachadas, las carpinterías, la fontanería o las cubiertas, de que hay humedades y fisuras, que el sistema contra incendios está fuera de servicio y que presenta graves deficiencias en accesibilidad, como la imposibilidad de acceso de las camas a las propias habitaciones de pacientes, o de los pacientes con problemas de movilidad a los aseos de sus habitaciones.

Ariel Bonilla, del comité de empresa, dice que no se sabe “nada de nada”

El Hospital, en su conjunto, es un híbrido entre la asistencia sanitaria y la social. Una anomalía contemporánea. Tiene una Unidad de agudos y media estancia, con unas 30 camas, otra de larga estancia, la residencia y el Hospital de Día, destinado a pacientes geriátricos que necesitan controles clínicos, recuperación y otros cuidados de manera temporal.

Las intenciones del Servicio Canario de Salud pasan por trasladar al edificio anexo al Hospital José Molina Orosa las unidades de media y larga estancia, pero el edificio no está disponible y sigue enredado en un laberinto judicial del que no se sabe cuándo va a salir. En cualquier caso, esa solución rompe con el modelo que había hasta ahora y sigue sin despejarse qué se haría con el edificio y cuándo se haría.

Comité

Ariel Bonilla, presidente del comité de empresa, dice que no se sabe “nada de nada”. “Cualquier día nos toca irnos, pero no sabemos si dentro de un mes o de un año”. Tampoco sabe si habrá o no celebración del 75 aniversario del Hospital y señala que hay trabajadores que han hecho varias propuestas, como exposiciones o charlas, “y nos dijeron que no era un buen momento”. “Se han reforzado algunos servicios, pero no sabemos más, nadie responde y llevamos así ya un año y medio”, asegura.

“Ha habido poca previsión política para resolver un espacio residencial”

Para Bonilla, “es una pena porque es una referencia a nivel nacional en geriatría y un servicio necesario por el que vamos a tener que pasar muchos de nosotros”. Lo único que parece claro, se haga lo que se haga con el edifico, es que la residencia anexa, más moderna, se quedaría, pero se deberían estudiar todas las posibilidades, desde el cambio completo hasta arreglarlo por fases”, destaca. Lo que pasa es que, de momento, no hay ningún proyecto sobre la mesa.

La plantilla del centro la conforman más de doscientos trabajadores, entre laborales y estatutarios, y hay servicios sobre los que sigue la incertidumbre, como los de cocina o la limpieza, porque en el Hospital General son servicios que están externalizados y no se sabe qué va a pasar con ellos si se trasladan finalmente al edificio junto al Molina Orosa.

Traslado

El diputado de Nueva Canarias, Yoné Caraballo, considera que el Hospital “no se debe tocar” porque para un colectivo tan sensible, como las personas mayores, además de los cuidados hay que buscar un entorno más agradable. “Son esenciales los cuidados profesionales y el entorno”, asegura. “El Hospital necesita mejoras y reformas pero es entrañable, da calidez y cercanía y las personas mayores se sienten como en casa”, asegura.

Eguía: “No se puede mantener el servicio en ese edificio en esas condiciones”

Cree  que no hay que trasladar a los mayores al anexo del Hospital Molina Orosa porque el traslado va a convertir un hospital “en una planta más del Molina Orosa”. “Los cuidados ya no estarán tan especializados porque se usará seguramente al equipo volante y eso puede mermar la calidad asistencial” 

Cree que debe evolucionar como hospital geriátrico e ir reformando por partes, como se ha hecho en el Molina Orosa “porque si lo cierras se va a derruir del todo”. De momento, dice que no hay partidas económicas ni proyectos de remodelación para el centro. Caraballo va a presentar una enmienda a los presupuestos para pintar una partida para remodelar el Hospital Insular.

Gerencia

Desde la gerencia del Área de Salud, Pablo Eguía afirma que “no se puede mantener el servicio en ese edificio en esas condiciones” y señala que no hay una decisión tomada aún, pero que lo que se vaya a hacer se plasmará en el Plan Director de Infraestructuras Sanitarias, que está redactando ya con vistas a las necesidades del año 2044. Y por otro, hay una solución transitoria, que es el traslado al edificio polivalente, que espera que pueda ser ocupado ya por el Servicio Canario de Salud antes de que finalice este año.

En el Plan Director se están ultimando los cálculos de esas necesidades, que aumentarán por el crecimiento de la población y el envejecimiento medio, y en base a esas necesidades se decidirá si se puede mantener el servicio en el Hospital o hay que construir otro en una parcela sanitaria fuera de ese lugar. Lo que no se contempla es reformarlo mientras continúa la actividad. Señala Eguía que el edificio tiene proyección en la fachada y en su volumen y cree que es difícil adecuar en esas condiciones ese edificio tanto a las necesidades en cantidad como a las exigencias actuales de espacio que el edificio actual no cumple. “Es difícil que encaje todo porque no daría ni para treinta habitaciones”, asegura. “Va a ser difícil reformar en esa parcela un hospital acorde a las necesidades de dentro de 20 años”, afirma, y señala que entiende las resistencias por el cariño hacia el Hospital Insular pero “los tiempos cambian y la sanidad avanza” y hay que adecuarse “a las necesidades, no a las parcelas”.

Una idea funcional, no romántica

Elisa Corujo trabajó como geriatra en el Hospital Insular durante 25 años y considera que de momento “hay que salir de ese edificio” porque ahora supone un riesgo para quienes lo habitan. “Si queremos calidad hay que adecuarlo entero porque ahora mismo se está dando atención sanitaria en salones divididos por una cortina y no es digno”, añade. Para Corujo, ha habido “poca previsión política para resolver un espacio residencial o de media y larga estancia y se han pasado la pelota unos a otros” .

Habla no solo del edificio, sino del modelo de residencias y de servicio que se quiere implantar en la Isla. Considera que debería haber, al menos, una residencia por cada municipio porque Lanzarote necesita plazas en residencia, que ahora mismo no hay. Cree que también hace falta una residencia de alto requerimiento en Arrecife para evitar ingresos en el Hospital que podrían derivarse a esa residencia y “no medicalizar” a personas que no lo necesitan en sus últimos años de vida.

Respecto al Hospital Insular, dice, su discrepancia es que “se venda un producto de geriatría de agudos cuando no hay elementos de geriatría de agudos porque los tienen que trasladar al Hospital. No tiene agudos, pero se sigue vendiendo como tal. Se ha hecho demasiada propaganda de un servicio que no se da”.

Corujo considera que “Sanidad y Servicios Sociales deben darse la mano para atender a las personas con fragilidad, porque ahora son reinos de taifas y hay que poner medios para esta atención”. “Cada atención sanitaria debe ser en su espacio sanitario, y la atención social en el suyo, y ambas tienen que estar interrelacionadas, pues la una no es sin la otra y la condición humana necesita cuidados, bien en periodo de convalecencia o bien por fragilidad y síntomas complejos en los domicilios”, recalca.

Señala que hay personas que no tiene reconocida la Ley de Dependencia pero se vuelven dependientes de repente, o personas en exclusión social con problemas de salud “y no se sabe dónde meterlos”. “¿Qué hacemos con esas personas?” -se pregunta-. Cree que se necesitan unidades de media estancia para tratar de forma integral al anciano, más algunas camas para urgencia social. Considera que, con el traslado al edificio junto al Molina Orosa, el proyecto de geriatría queda resuelto, pero no se cubre la parte social “y no se ha planteado qué va a pasar con aquello hasta que se reorganice”.

En definitiva, cree que es importante “defender los niveles asistenciales con recursos dignos”, adaptar los espacios arquitectónicos a los tiempos, para dar dignidad a los cuidados y que una infraestructura de referencia como el Hospital Insular “debe de ser cuidada y continuar como bastión de la atención geriátrica, que es  su característica y el apoyo para la fragilidad”. Por otro lado, “hay que dejar de tener una visión romántica del Hospital Insular para tener una idea funcional, que sea una idea funcional con dignidad. Hay que tener una alternativa que iguale la atención acorde a los tiempos que corran”. 

Comentarios

Ya sabemos que en Lanzarote la geriatría y los Centros de Día, así como las residencias de mayores están en completo olvido y abandono. Si no es para el turismo, a los políticos no les interesa. Lo peor es ver como las plazas del Hospital insular están ocupadas por extranjeros (europeos) de los que sus familiares no se quieren hacer cargo. Lo pagamos nosotros, pero nuestros abuelos no tienen plaza. Así está la cosa.
Ya sabemos que en Lanzarote la geriatría y los Centros de Día, así como las residencias de mayores están en completo olvido y abandono. Si no es para el turismo, a los políticos no les interesa. Lo peor es ver como las plazas del Hospital insular están ocupadas por extranjeros (europeos) de los que sus familiares no se quieren hacer cargo. Lo pagamos nosotros, pero nuestros abuelos no tienen plaza. Así está la cosa.
Ni a lo anteriores ni presentes , políticos , les ha importado el hospital insular cuando de recursos económicos hablamos . Todos han mirado y miran para otro lado . Al actual gerente , por lo que comentan , el traslado de los mayores es la opción sin dudar y lo que quiere es abrir ese hospital extra , irregular , aunque la justicia lo impide . Como siempre lo importante lo borran y lo insustancial ,las fiestas , conciertos múltiples , lo primero ya que solo buscan votos fáciles .
¿ Como es una obra del Mando Económico , también hay que derribarlo ?. Lo que si pueden hacer si se atreven es que cambien el nombre de la Barriada Marqués de Valterra.
Estos ineptos de políticos lo único que han hecho es llenarse los bolsillos y dar licencia para hoteles y nunca se han preocupado de la sanidad y igual con la enseñanza estos corruptos incompetente deberían de exigir un mínimo de preparación para ejercer un puesto políticos pero claro es fácil poner a un incompeten que se puede manipular fácilmente
En el articulo se confunde la atención sociosanitaria/residencia/competencia del cabildo, con la atención sanitaria/geriatria/competencia del servicio canario de la salud. Por otra parte me gustaría saber cómo van a caber los servicios del Hospital Insular: 65 camas, 15 despachos y consultas, dos salas de fisioterapia y dos de terapia ocupacional que ocupan más de dos mil metros cuadrados y 200 trabajadores. Como van a caber en parte del llamado hospitalito, que por otra parte, ya ha sido comprometido con varios servicios. Que se lo expliquen a los trabajadores y sobre todo a los pacientes y familiares.
Un hospital viejo, pero con el encanto que le da su personal y una calidad asistencial excelente. Esperemos que donde sea les permitan seguir trabajando con esas ganas.
Como trabajadora del Insular desde hace 27 años me atrevo a comentar este articulo que refleja claramente la situacion actual del hospital. Su futuro es incierto, pero los trabajadores queremos creer que queda la esperanza de encontrar una manera de restaurar el edificio. Me gustaria responder a la Dra Corujo, fiel y querida compañera, excelente profesional y pionera en la ortogeriatria y la etica médica en la isla. Ha dedicado toda su vida a la geriatria y sige al pie del cañon. Lleva más de 20 años sin trabajar en el hospital insular, en este tiempo hemos crecido mucho, se ha reorientado las funciones del servicio, el personal casi se ha duplicado. Se ha dejado las camas "sociosanitarias" trasformamdose en media estancia con carácter claramente rehabilitador y sanitario. El Hospital de Dia ha duplicado su oferta. Los "salones" no son la forma ideal del tratar a los pacientes, estamos de acuerdo y siempre esperamos poder mejorar estas instalaciones ( dependemos de fondos publicos), los usuarios y familias se adaptan a la situación y forman lazos casi de familias entre ellos. Respecto a la unidad de agudos, es de agudos pero claro no hacemos cataterismos ni tenemos uci ni tecnologias diagnosticas avanzadas por lo que hay que trasladar a veces a los pacientes al HUDMO. Si no tuvieramos agudos no nos habrian acreditado la docencia en geriatria. De hecho CERCA DEL 70% de nuestros pacientes proceden del servicio de urgencias.
La atención al residente en el Anexo al Hospital Insular de Lanzarote es de una calidad humana impagable, excelente diría yo. A ello, sumale el encanto y la ubicación, poder salir con tu familiar a dar un paseo en silla de ruedas por los alrededores y ver el mar, tomar un café, darle esos mimos ... La única residencia que conozco que no está escondida, que no parece una cárcel. Ojalá me toque a mí un lugar y un personal con tanto encanto Remodelen, reformen, pero mantengan el Hospital Insular, incluso con poco dinero el acceso desde el exterior se puede reparar sin mucho dinero para que las sillas de ruedas no tropiecen constante entre un agujero al siguiente hoyo. Y la tranquilidad de saber que a 15 metros está el hospital., con su dotación y sus médicos. No hay nada ni parecido en toda España. Este es el modelo a seguir para todas las demás residencias. Y SÍ, quiero poder soñar para nuestra vejez, un lugar con romanticismo, somos los siguientes abuelos, los futuros residentes ingresados y me gustaría un entorno como se da en el Anexo al Hospital Insular para mí y quienes vengan a visitarme.
Este articulo refleja claramente la situacion actual del hospital. Su futuro es incierto, pero los trabajadores queremos creer que queda la esperanza de encontrar una manera de restaurar el edificio. Me gustaria responder a la Dra Corujo, fiel y querida compañera, excelente profesional y pionera en la ortogeriatria y la etica médica en la isla. Ha dedicado toda su vida a la geriatria y sige al pie del cañon. Lleva más de 20 años sin trabajar en el hospital insular, en este tiempo hemos crecido mucho, se ha reorientado las funciones del servicio, el personal casi se ha duplicado. Se ha dejado las camas "sociosanitarias" trasformamdose en media estancia con carácter claramente rehabilitador y sanitario. El Hospital de Dia ha duplicado su oferta. Los "salones" no son la forma ideal del tratar a los pacientes, estamos de acuerdo y siempre esperamos poder mejorar estas instalaciones ( dependemos de fondos publicos), los usuarios y familias se adaptan a la situación y forman lazos casi de familias entre ellos. Respecto a la unidad de agudos, es de agudos pero claro no hacemos cataterismos ni tenemos uci ni tecnologias diagnosticas avanzadas por lo que hay que trasladar a veces a los pacientes al HUDMO. Si no tuvieramos agudos no nos habrian acreditado la docencia en geriatria. De hecho CERCA DEL 70% de nuestros pacientes proceden del servicio de urgencias
El cuento de la lechera, nadie se acuerda del Hospital Insular ni de los mayores hasta que salen en los medios. Hablar de humanidad y dignidad desde fuera es muy fácil, más si no se trabaja directamente con los mayores . A la vista está la situación del Hospital Insular, la escalera de acceso lleva "cerrada y no operativa por mas de 5 años". ¿ Qué centro sanitario en Canarias tendría sin usar las escaleras de acceso tanto tiempo? ¿ Nadie se ha parado a pensar o intentar arreglarlas? ¿ El Cabildo de Lanzarote o el Servicio Canario de salud? ¿ o ninguno de los dos? Salones tercermundistas, separados por una cortina ( si es que la hay), baños inaccesibles para los mayores, barreras arquitectónicas en cada esquina, salidas de emergencias inexistentes, ... un edificio muy "bonito" pero poco práctico y no adaptado a día de hoy ni para los mayores y ni para que los trabajadores- aquellos que trabajan a pie de cama- puedan simplemente trabajar en igualdad de condiciones que en otro centro sanitario. Tal vez habría que pensar un poco más en los mayores y en los trabajadores que en en donde ubicar "15 despachos". Ya luego hablamos de dignidad y humanización... que los toros desde la barrera se ven muy bien .

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