De estar entre bambalinas a ser el objeto de los focos. La dimisión forzada de Gladys Acuña ha convertido a Óscar Noda en líder del grupo de gobierno del Ayuntamiento de Yaiza.

-¿Esperaba convertirse durante el presente mandato en alcalde de Yaiza?

-Realmente es una situación que nadie deseaba, por la dimisión, a todas luces injusta, de una compañera, Gladys Acuña. La sensación es agridulce y tampoco pensé en ocupar en algún momento la alcaldía de esta manera sino a través de un proceso electoral. Pero el compromiso con el municipio está ahí, y he asumido esta responsabilidad con ilusión y con la intención de continuar un proyecto político que creo que ha sido positivo para Yaiza.

-¿Cuáles son los objetivos del Ayuntamiento que ahora preside?

-El principal objetivo es conseguir unas cotas de bienestar para los vecinos superiores a las que hay, transformar la administración para que sea lo más transparente, cercana y participativa, y garantizar que ninguna familia lo pase mal por falta de ayuda. Yaiza tiene proyectos propios y de otras instituciones que son muy relevantes. Esperamos que este mandato puedan ver la luz las obras de un pabellón y piscina cubierta en Playa Blanca, donde reside gran parte de la población y donde también hay mucha demanda de turismo deportivo. La ampliación del muelle es muy importante para la conexión con otras Islas y con el resto del mundo, y abre la posibilidad de acoger cruceros. Y el Centro de Enseñanza Obligatoria (CEO) de Playa Blanca permitirá que no tengan que desplazarse cada día 11 guaguas cargadas de estudiantes a un instituto en la periferia del municipio. Impulsar las actividades culturales, deportivas o de conocimiento del patrimonio y abogar por la integración es fundamental en un municipio con diversidad de culturas.

-¿Qué sello personal le gustaría dejar en la alcaldía de Yaiza?

-Igualar lo que logró Gladys Acuña como alcaldesa, la verdad es que va a ser complicado. Con ella como líder se consiguieron buenos resultados y en los últimos siete años se ha encaminado la situación delicada que atravesaba el Ayuntamiento, tanto en su parte económica como con los problemas urbanísticos.

-Hace ocho años hubo hasta protestas de un proveedor que se puso en calzoncillos por el impago de deudas. ¿Cómo es la situación económica del Ayuntamiento en la actualidad?

-Cuando aterricé en 2011 en el Ayuntamiento me tocó lidiar con el grave problema económico de la institución, que tenía 33 millones de euros de deuda, incluyendo a proveedores y a la Seguridad Social. A día de hoy la deuda se ha reducido en unos 26 millones y se ha recuperado la confianza de las empresas y ya no tenemos el cartel de morosos. Aquel hombre se atrevió a dar el paso, pero muchos venían al Ayuntamiento y la situación era desesperante porque no teníamos ni para pagar las nóminas. Tuvimos que poner orden y eso llevó tiempo.

-También se encontraron un Ayuntamiento con multitud de contenciosos urbanísticos. En la fase de ejecución de las sentencias se anunció que algunos hoteles se podían legalizar con el nuevo Plan General pero otros no. ¿Cómo marchan estos trámites?

-El Plan General que se aprobó en 2014 es una herramienta fundamental para ir encauzando esas posibles deficiencias que había y que perduran, y esperamos que no se tire abajo por los pleitos contra el planeamiento municipal. De los más de 20 hoteles, algunos casos se pudieron resolver y otros no. Estamos batallando para que lo hagan, pero son procesos largos y complicados.

-De forma reciente, el Ayuntamiento ha concedido una licencia de obras al Hotel Princesa Yaiza.

-Los excesos de edificación los tienen que derribar o adecuar ciertas partes, que es en lo que se estaba trabajando. Han tardado en presentar proyectos y, en general, lo que buscan [los promotores] es alargar los tiempos. Tenemos que ver si los proyectos se adecuan y se van cerrando frentes.