-El objetivo era llegar a un setenta por ciento de la población vacunada y lograr la llamada inmunidad de grupo. Ya se ha conseguido y no tardaremos en alcanzar un porcentaje mayor. Una vez llegados a este punto, ¿cuál es la prioridad?

-Ahora tenemos vacunadas con dos dosis a más de 104.000 personas, que son más del 75 por ciento y es el primer objetivo. Cuanta más gente, mejor. La estrategia ya es que se acerque uno donde quiera y lo vacunamos, y se está notando en la presión asistencial en esta quinta ola, ya que en otras olas el hospital estaba bajo presión y ya no lo estamos. Hay cinco pacientes ingresados, tres de ellos en UCI. Es más soportable y es por las vacunas. Más del 80 por ciento de los ingresos es de personas no vacunadas, porque hay una persona que tiene una sola dosis. Un sector pequeño, por tanto, genera la mayor parte de ingresos.

-¿Cuál es el motivo de que no estén vacunadas: porque tienen otras dolencias y tienen dudas o porque están en contra de las vacunas?

-Uno de los motivos por los que nos ha ido bien es que Atención Primaria resolvía las dudas, y la gente se vacunaba, pero hay personas que no se quieren vacunar y ahora cuesta más subir el porcentaje. La inmunidad de rebaño se ha conseguido. Se han ido modificando los objetivos. El primero era conseguir EPI y PCR, el segundo era hacer las pruebas y vacunar y se ha conseguido. Ahora es intentar que las sucesivas olas no afecten a la actividad ordinaria en el hospital, que no tengamos que usar la planta de cirugía para Covid, por ejemplo, y evitar que futuras olas afecten a nuestra actividad ordinaria.

-¿Lo más probable es que tengamos que aprender a convivir con el virus si se convierte en algo parecido a una gripe, para la gran mayoría, aunque siga siendo una enfermedad grave para los no vacunados?

-La gripe también puede ser mortal, aunque menos que el Covid, pero esa será la tendencia a futuro.

-¿Preocupa el porcentaje de no vacunados y la influencia que puedan tener en el mantenimiento del virus?

-Los que no se vacunan están influyendo negativamente en los servicios que prestamos a los demás pacientes. Si se hubiera vacunado todo el mundo, tendríamos un ochenta por ciento menos de ingresos. Y en la UCI solo hay tres personas, pero representan un 30 por ciento de la capacidad. Los que no se vacunan no se ayudan ni a sí mismos ni al resto.

-No parece ni justo ni razonable que haya que seguir con medidas restrictivas por personas que no quieren vacunarse...

-No lo es. La falta de solidaridad... Pero cada persona es un mundo y no se puede obligar a nadie a vacunarse ni a ningún tratamiento. En Lanzarote no es un problema especialmente, pero los pocos que no se vacunan influyen negativamente en los ingresos. El problema es de posibles mutaciones. Hasta ahora las cubren las vacunas, pero no es imposible que mute y la nueva cepa sea resistente a la vacuna. El riesgo es mayor cuanto más circule el virus.

“Después de cada ola de Covid viene una ola de Psiquiatría. Es normal”

-Si nos colocamos antes de la pandemia, el Hospital tenía unos planes de ampliación de sus servicios. ¿Qué retraso ha supuesto todo esto para la previsión inicial?

-Hace meses que ya funcionamos y estamos con lo que teníamos al principio. Hay muchos proyectos en marcha, como las unidades de hemodinámica, telemando radioterapia, la nueva cafetería y otros pendientes de iniciar o de ampliar. No todo debería haber estado ya en marcha porque son cuatro años. Hemodinámica y radioterapia sí deberían estar ya hechas, el centro de salud de Argana también debería haberse iniciado, pero ha habido un problema con el suelo. Están previstos nuevos centros de salud como Playa Blanca, Playa Honda, Haría, la ampliación del de Yaiza... y otras actuaciones que no son obras, como que somos el único hospital de Canarias que forma geriatras, la modificación de urgencias, etcétera.

-¿Conseguir más personal especializado sigue siendo una de las prioridades?

-Sí. Cuesta trabajo conseguir profesionales. Tenemos un director médico que no sabemos cómo lo hace pero lo consigue. Contamos con 30 profesionales más que al principio, y con eso mejoramos la lista de espera, pero después ha ido empeorando. Aún estamos un poco mejor que cuando cogimos la gerencia. Tenemos 480 pacientes menos en lista de espera que a principios de legislatura, pero hemos vuelto a caer. Consigues mejorar, luego empeoras... Es así.

-La lista de espera para pruebas quirúrgicas había mejorado hasta diciembre y ahora se ha doblado. ¿Por qué?

-Por falta de personal también, porque los recursos materiales están bien dotados. Vino personal porque aquí estaba la situación más controlada, pero se volvieron a marchar otra vez.

-Desde el principio de la pandemia se habla del desgaste del personal sanitario. ¿Se ha notado esa presión en la plantilla?

-El desgaste ha sido para toda la sociedad, pero ha habido gente que ha sufrido fallecimientos y lo ha pasado muy mal. Mi impresión es que, tras muchos meses de presión, ya empezamos a remitir... Ha sido desgastador, pero para todos. Ya funcionamos más o menos como antes de la pandemia.

Plano con ampliaciones del Hospital Molina Orosa.

“Radioterapia y Hemodinámica empezarán a funcionar el año que viene”

-¿Se ha notado, favorablemente, el hecho de no tener que atender a turistas, que habitualmente aportan más presión asistencial?

-Traumatología ha mejorado, pero no tanto como quisiéramos, aunque no porque no hubiera turismo, porque también se suspendieron las operaciones, y solo se hacían las de urgencia y otras que no podían esperar por daños irreversibles. Durante tres meses, todo lo programado se paró. A pesar de eso, la demora está mejor que a principios de año: cuarenta días menos de media.

-La asistencia a esos turistas tiene un coste aproximado anual de unos nueve millones de euros, que después no revierten de forma directa en la mejora de la sanidad insular. ¿Es una prioridad la reclamación de ese dinero o de una buena financiación?

-El objetivo de la gerencia es estar bien financiada, o bien de forma directa, si revierte ese dinero, o que el presupuesto lo tenga en cuenta. La fórmula no me preocupa, pero sí que la financiación sea la adecuada. Cada año sube un poco más porque tenemos más actividad y nuevas prestaciones. Radioterapia y hemodinámica empezarán a funcionar a principios del año que viene. Las dos obras van muy bien y estamos trabajando en los pliegos del equipamiento.

-Hace unos meses, una de las unidades más saturadas era Psiquiatría. ¿Ha cambiado algo? ¿Se va a reforzar?

-Sigue igual. Después de cada ola de Covid viene una ola de Psiquiatría. Es normal. Son situaciones estresantes que pueden desencadenar problemas. Psiquiatría y Pediatría nunca se han reformado. Son del edificio original. Lo próximo será hacer obras ahí, pero primero hay que hacer un aparcamiento en la parte de atrás para hacer una reforma integral muy ambiciosa, con ampliación, cuanto antes. Estamos pendientes de conseguir un local en Arrecife para instalar la parte no hospitalaria y el hospital de día, que a largo plazo iría en Tahíche, y, a corto, en esta reforma. Queremos cerrar el parking y ampliar porque nos recomiendan tener canchas de deportes y sitios al aire libre que estén cerca de las actuales instalaciones.

-Durante toda la pandemia, desde Salud Pública se han lanzado mensajes para que la población se comporte de forma adecuada ante el virus. ¿Se puede dar el caso, en un futuro próximo, de tener que lanzar mensajes de que la pandemia ha remitido para que la gente vuelva a comportarse como antes? Porque mucha gente quedará con el miedo instalado...

-De hecho, no hace falta mascarilla por la calle y mucha gente la usa. Cuando las medidas son restrictivas, hay que presionar, pero si son para relajar no es necesario. Si quiero subir una silla al techo tengo que empujar, pero si la quiero dejar caer vale con soltarla, cae por la gravedad. Hay personas que tienen más inercia que otras, bajan más despacio, pero el tiempo lo cura todo, el miedo y todo. No creo que haya que hacer campañas porque todo se irá olvidando.

-En la última encuesta de satisfacción, los pacientes dan una nota de 8,72 de valoración a la atención en el Hospital...

-Llama mucho la atención que en estas encuestas, que se hacen cada seis meses, cuando la gente sale del Hospital, en general sale muy contenta. El problema no es por la atención recibida, sino el llegar hasta ahí. Es como un oasis en el desierto, que está muy bien, pero alrededor no hay nada, y el camino es duro, pero cuando llegas estás contento. El punto débil ahora es el acceso. Una vez que llegas, la gente sale contenta. No es una valoración puntual, es la tónica de los últimos años. El acceso es lo que garantiza la justicia, es importante.