Roberto Bermejo es ingeniero industrial, doctor en economía y profesor de economía sostenible en la Universidad del País Vasco. Además ha participado en las alegaciones que presentó el Cabildo de Fuerteventura al proyecto de Repsol, argumentando que desde el punto de vista estratégico el proyecto no está justificado por parte de la compañía petrolera.

Bermejo señala que la justificación que hace Repsol sobre la necesidad de las prospecciones como un asunto estratégico “es un fraude”. “Mienten, inflan cifras, y al final es el chocolate del loro, en Canarias este asunto es una reducción al absurdo”, asegura.

“Canarias -señala Bermejo- vive del turismo, tiene un clima inmejorable y buena calidad de vida, condiciones medioambientales y recursos renovables, viento y sol. Lo tiene todo para un modelo alternativo. Hay un estudio de agosto de la Comisión Europea que dice que no hay nada más barato que ir a un modelo renovable y Canarias vive de un modelo de turismo y naturaleza, con sus contradicciones y parece que no casa con esa línea de actuación y esa imagen de marca conseguida durante años, que se estropea con las prospecciones, porque aunque no encuentren nada ya la han manchado”.

Este experto asegura que Repsol no va a encontrar “la maravilla” y lo compara con el yacimiento que encontró Gran Bretaña en el Mar del Norte, que da nombre al barril de brent y que ha dado un gran rendimiento pero ahora ya está “con los restos”. “El yacimiento de Canarias va a servir sólo para Repsol y para nadie más. Es su negocio y se acabó, porque las reservas están cayendo en picado, y la rentabilidad cae en picado”.

“Mienten, inflan cifras, y al final es el chocolate del loro”, denuncia este experto

Para Bermejo, este proyecto es de una compañía petrolera amparada por un partido político que ha perdido toda la credibilidad en contra de la democracia. “En Bruselas se hacen cruces por cómo pueden hacer algo contra la voluntad mayoritaria, porque esto es un atentado a la democracia, es sólo el interés de una compañía y de un partido político en contra de la sociedad”.

El hecho de que se busque petróleo en aguas ultraprofundas “es un indicador de que esto se acaba, pero no mañana ni pasado, habrá para muchos años pero cada vez menos”, asegura el profesor, que destaca que las exportaciones de petróleo están disminuyendo porque los países extractores consumen mucho porque tienen el petróleo muy subvencionado. Además, los yacimientos tradicionales, que dan la mitad del crudo, “están en su cuesta abajo.”

“Ya no hay petróleo fácil y por eso se busca en aguas profundas, pero el coste de extracción cada vez es mayor. En los años 30, para extraer 100 barriles se gastaba la energía de un barril y ahora con esa energía sólo se sacan 15, y además es de peor calidad”. Del que hay a aguas profundas, no se sabe su calidad pero sí se sabe que está en la frontera de los más caros y que sólo podría dar beneficios si el barril está a cien dólares como mínimo, según el profesor Bermejo.