Titulada por el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife, Fabiola Socas (Icod de los Vinos, 1977) ha editado y producido seis trabajos discográficos en solitario y ha protagonizado más de 40 colaboraciones en cedés de otros artistas canarios e internacionales. Públicos de Venezuela, Cuba, China, Alemania o Italia han aplaudido sus interpretaciones de la música tradicional canaria y sus incursiones en la experientación. La cantante, distinguida con el Premio Canarias 2012 en la modalidad de Cultura Popular, participó recientemente en el Festival Música y Mar.

- El nombre de Fabiola Socas fue uno de los principales atractivos del festival de Música y Mar Ballenas en la Escuela organizado por Toñín Corujo en beneficio de la SECAC. ¿Qué le atrajo de esa propuesta?

- Toñín Corujo y su familia son figuras incuestionables dentro del panorama musical canario. De entrada, trabajar con él es ya un gran honor. Si además le sumamos el valor de cantar junto a gente joven y talentosa de nuestra tierra, unidos por una causa tan justa y en un lugar tan hermoso como es esta isla, la ocasión supone para mí un encuentro único e irresistible.

- ¿Coincide con buena parte de la sociedad canaria en la sensibilidad sobre la protección de nuestros mares?

- El mar es nuestro hábitat, y protegerlo un deber para los canarios. Observo con emoción cómo muchos jóvenes están siendo educados en una mayor conciencia del entorno y un mayor respeto y sensibilidad hacia este. Mi propia sobrina colaboró hace escasos días en una feria organizada por la Universidad de La Laguna, donde su equipo de trabajo presentó un proyecto justamente para la defensa y protección de nuestros fondos marinos; un proyecto, por cierto, premiado y distinguido especialmente en dicha feria.

- Compartió cartel con alumnos y alumnas de escuelas de música de Lanzarote. ¿Le gratifica cantar con acompañamiento infantil?

- Estos chicos y chicas son nuestro presente y futuro. Debemos cui- darlos y compartir experiencias con ellos porque además se trata de un proceso de educación y aprendizaje de ida y vuelta. Aportamos lo que hemos aprendido de nuestros mayores, y salimos fortalecidos por la alegría y la energía que ellos nos proporcionan. Es hermoso y esperanzador.

- La vimos en el homenaje a Ildefonso Aguilar con su hijo Samuel, presentando Landscape Project, una composición experimental que aborda el sonido “sin ataduras” a partir del paisaje de Lanzarote. ¿Cómo ha sido esa experiencia?

- Samuel Aguilar es mi amigo y compañero de estudios desde hace más de 20 años. Nos licenciamos juntos en Composición, y juntos publicamos En el Camino, en junio de 2014. Siempre estaré agradecida a la vida por compartir su música y su amistad. Respecto al acto de nombramiento de Ildefonso Aguilar como “Hijo Adoptivo de Lanzarote”, fue exquisito y emotivo. Formar parte de Landscape Project junto a sus hijos, Samuel y Alejandro y al gran músico Miguel Jaubert, fue un placer y un precioso desafío profesional.

“Me sirvo de la tecnología como apoyo en algunas de mis actuaciones; también para orientarme, comunicarme, escuchar podcasts y películas audiodescritas, estudiar idiomas y descubrir nuevos artistas”

- ¿Se considera más folclorista o más investigadora experimental? ¿Son etapas de su crecimiento profesional o ambas facetas comparten su tiempo y su energía?

- Más bien esto último. Creo que nunca dejaré de interpretar la música tradicional de mi tierra, y por ende, disfruto también del proceso de analizar, transcribir y estudiar nuevos cantos o documentos orales, bien para reproducirlos fielmente, bien para recrear sus sonoridades e introducirlas en paisajes musicales diversos. La música de nuestras islas está esencialmente en todo lo que hago. El amor y el conocimiento de esa raíz me ayuda e impulsa a amar y conocer otros mundos. Precisamente, el final de la pieza que interpretamos en el acto de homenaje a Ildefonso Aguilar fue una recreación de “La Pascua”, uno de los cantos del “Rancho de Pascua de Teguise”, que el propio Ildefonso recogió personalmente en una grabación de campo, por los años 70.

- ¿Qué hay de su padre, Carmelo Socas, reconocido cantador y solista del mítico grupo Los Chincanayros, en su música y en usted?

- Mi padre fue mi primer maestro. Guardo muchos de sus consejos como un tesoro, además de sus grabaciones junto a “Los Chincanayros”. Justamente, el pasado mes de diciembre, presentamos en nuestra ciudad, Icod de los Vinos, un CDlibro titulado Álbum de Recuerdos, en el cual versionamos 18 canciones que nos sirven de pretexto para contar fragmentos de la historia de nuestra familia y para encontrarnos con músicos y amigos que nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas.

- Se considera a sí misma una “friki” de las nuevas tecnologías. ¿Qué le han aportado a su trabajo y a su vida diaria?

- Me resulta muy difícil sintetizar una respuesta que abarque la gran importancia de la tecnología hoy por hoy, más aún en la vida de una persona con discapacidad visual. Me sirvo de la tecnología como apoyo en algunas de mis actuaciones; también para orientarme (en la calle y con los transportes públicos), comunicarme, escuchar podcasts y películas audiodescritas, estudiar idiomas, descubrir nuevos artistas... y un larguísimo etcétera. Los smartphones, tablets y apps que en su desarrollo incluyen la accesibilidad como concepto básico, han hecho -en cuestión de menos de diez años que las personas con discapacidad o diversidad funcional seamos más autónomos y productivos y, sin lugar a dudas, mucho más felices.