O el Partido Popular en Arrecife ha recibido la consigna de que hay que superar a Vox por la derecha como sea o es que ha decidido boicotearse a sí mismo durante la última semana. Quizá quiere salir de las críticas de que solo sabe organizar fiestas y despilfarrar dinero y dejar claro que también sabe preocuparse por los problemas reales de la gente y despilfarrar dinero.

Ahora quieren “resignificar” la cruz de la Plaza de Las Palmas. Dice la vicepresidenta del Cabildo que “una cruz es una cruz, y lo que no vamos a tolerar es que se elimine un elemento que ha convivido con generaciones de arrecifeños y lanzaroteños”. Hace meses que se ha quitado la cruz, el monolito aún no, y no ha afectado a la convivencia.

Añade que la cruz “no representaba ningún símbolo político ni ideológico, sino que era un elemento cristiano, cultural y tradicional”. Es tan cierto que es un elemento cultural y tradicional como que fue colocada ahí como símbolo político de una dictadura que imponía su ideología nacionalcatólica a quien aceptaba la tradición y a quien no, también.  

El alcalde no se queda atrás, y unos días después de que pasara por aquí Abascal, sin pena ni gloria, para anunciar a la gente que sus problemas no son la vivienda ni el transporte, ni la precariedad, ni la falta de espacios públicos adecuados, ni la limpieza, ni el agua, dice que hay “una alarma social” por “el desembarco permanente de migrantes en puertos de Canarias”.

Ni hay alarma social, a pesar de sus intentos, ni ha habido una “fractura innecesaria”, como aseguran que pasó con la cruz. Menos mal que además de declaraciones desafortunadas, se dedican a trabajar por los problemas importantes de Arrecife y presentaron una moción de apoyo a la tauromaquia. Una lástima que al final la retiraran, porque el debate prometía ser apasionante.