“El trabajo no te lo quitará la IA, sino alguien que haga lo que tú haces y sepa utilizar la IA”
United Unknown, colectivo artístico
Desde 2010, este colectivo hace sátira política. Colaboran o han colaborado con Mongolia, Buenafuente, Loco Mundo o El Día Después pero también han trabajado para campañas de Amnistía Internacional o Greenpeace. Desde hace años han añadido la Inteligencia Artificial a su método de trabajo. En Navidad hicieron un vídeo en el que se abrazan políticos de diferentes partidos que se hizo completamente viral. El año pasado impartieron un taller en la Fundación César Manrique sobre IA y este año han repetido.
-La inteligencia artificial generativa, o al menos para generar imagen y vídeo, ¿es una herramienta más como puede ser un pincel, pero muy avanzada, o es otra cosa?
-Sería complicado responder con certeza. Ahora mismo es una herramienta más y como toda nueva herramienta tiene un punto de sorpresa en cuanto a lo que puede conseguir. Es difícil predecir si es algo más. Es verdad que la aparición de todas las herramientas digitales es un salto brutal y esto es un punto de inflexión, eso seguro. Hasta qué punto no lo sé. Se puede utilizar como una herramienta más en la producción de imágenes y donde antes tardabas horas, ahora en 20 segundos está hecho. Sin embargo, nos permite ir un paso más allá al entrenar modelos propios. Hay ilustradores que están entrenando modelos con su estilo, no para sustituir su trabajo, sino para complementarlo. Tiene una evolución tan rápida que sí que puede ser algo más que otra herramienta.
-Pero, ¿se trata solo de ahorrar tiempo para lograr un producto y mejorar su calidad o la propia IA puede tener también un punto de creatividad?
-Habría que ver qué es la creatividad, pero es una herramienta que sorprende por las capacidades que tiene. La creatividad parte de la persona que está detrás de la máquina, igual que con una cámara de fotos. Depende de quién la utilice tendrá unos resultados u otros, pero sorprende la capacidad que tiene de incorporar nuevas funciones. Hace cosas que parecen magia.
-Cuando empezó la digitalización se habló de la brecha digital. Con la IA, ¿habrá una brecha aún mayor o será accesible a todos? Afirmaban en el taller que la relación con los programas acabará siendo conversacional, lo que facilitaría el uso a muchas personas...
-Será conversacional a nivel de usuario. A nivel profesional se habla mucho de esto. Se dice que el trabajo no te lo va a quitar la IA sino alguien que haga lo que tú haces y que sepa utilizar la IA. Hay una gran diferencia. La IA no se va a poner a diseñar automáticamente sola. Podría pasar que un cliente recurra a la IA para intentar saltarse tu contratación como diseñador, pero si esa persona no tiene un criterio ni una formación... Si no hay un criterio estético o una creatividad el resultado va a ser otro. Es verdad que avanza tan rápido y hay tantas novedades que si no estás un poco al día, es más difícil enganchar por donde te has perdido. En ese sentido, sí creo que va a crear ciertos analfabetos de inteligencia artificial. Luego, a nivel profesional se va a seguir valorando lo manual, lo artesano, como siempre, porque eso nunca se ha perdido. Con la aparición de la fotografía la pintura sigue siendo un gran arte. Pero los profesionales que la usen, pues van a hacerlo más rápido y llegar a donde antes no podías llegar.
-¿Quién regula ahora los programas de IA? ¿Se regulan solos?
-No creo en la autorregulación porque ya hemos visto cómo funciona con otras industrias, por ejemplo la farmacéutica. Tiene que existir cierta regulación. En los modelos de IA, ahora mismo no hay una regulación y se está hablando mucho sobre la ley de inteligencia artificial en Europa, que parece más adelantada que en Estados Unidos. Sí que hay un cierto miedo de que la regulación no sea un freno al desarrollo, pero de alguna manera tiene que haber un control. También se habla de que la inteligencia artificial general (IAG) podría superarnos incluso a nivel de pensamiento. Si eso llega, tiene que estar regulado.
“Sorprende su capacidad de incorporar funciones que parecen magia”
-Podría pasar, como ha ocurrido con casi todos los negocios en Internet, que tienda al monopolio y un solo programa acabe por hacerse imprescindible...
-Sí. Por eso también es bueno que haya competencia, también desde otros países, aunque cada país tiene sus cosas. En China, si intentas preguntar sobre Tiananmen te esquiva la pregunta... Cada una tiene su sesgo, pero en esa competencia al menos se genera cierta diversidad y sobre todo con los modelos de código abierto, que confío en que van a salir más. Pero, sí, se tiende al monopolio siempre.
-La IA aprende o mejora con la interacción con el usuario, pero ¿hay una especie de IA colectiva que aprende de todas las interacciones?
-No, no tanto. Los modelos se entrenan con datos recogidos de Internet, pero una vez se cierra, aunque haya millones de usuarios, esa IA no aprende de esos millones de usuarios, sino que es un modelo cerrado que se ha entrenado. Sí que responde a través de ese modelo a todos esos usuarios y a lo mejor esos datos son recopilados para un nuevo entrenamiento y para sacar un nuevo modelo, y lo vuelven a cerrar. Por otro lado, ahora están saliendo investigaciones que dicen que cuando no intervenimos y dejamos ahí a las IA autónomas entre sí, entre ellas se empiezan a comunicar. Y además utilizan lenguajes que se inventan porque son más efectivos para comunicarse entre ellas. Hay todo un mundo ahí.
-Esta situación nos obliga, aún más, a reforzar la educación y el sentido crítico para afrontar los avances de la IA: lo que es verdad, lo que es mentira, la manipulación...
-Eso es complicado porque no hemos conseguido hacerlo hasta ahora, pero sí, no va a haber otra solución... En Instagram no es obligatorio, pero recomiendan etiquetar las imágenes si están creadas con IA. Nosotros las etiquetamos y siempre ponemos una firma, por la autoría y para que se vea que eso lo ha creado alguien.
-De momento, los contenidos que son muy sorprendentes, lo mejor es como mínimo ponerlo en duda...
-Claro, eso por supuesto. Nosotros, como jugamos con el humor y la parodia, alguien podría confundirse, pero no hay una pretensión de engañar. Ya se han dado casos de estafas. En China, por ejemplo, de sustitución de identidades, o gente muy famosa que pide dinero, como la mujer estafada por un falso Brad Pitt, que ni siquiera hizo falta la IA. Sí que tenemos que enseñar a tener ese sentido crítico y eso ya es un tema cultural y educativo...
-La polémica que ha surgido con el Studio Ghibli (estudio japonés de animación) y las imágenes que genera la IA con su estilo pone de manifiesto que los programas captan imágenes que están en la Red incluso de creadores que no quieren formar parte de esos programas o que no cobran por esas imágenes...
-Hay una parte que entiendo, pero en ese caso es muy probable que cuando el modelo de ChatGPT haya estudiado el Studio Ghibli se haya entrenado a través del fan art de Studio Ghibli y no del propio estudio Ghibli, de gente que replica su estilo. Por otro lado, si ahora hacemos una foto y la pasamos a ese estilo no tiene ni una pizca del arte y de la emoción que transmiten sus películas, donde hay una idea y un guion, hay una poesía, una narración, una historia detrás, que eso es lo que no se puede clonar.
“Tiene que existir regulación: ya hemos visto cómo funciona con otras industrias”
-¿Ha habido alguna vez que alguien les haya compartido o un vídeo o un meme propio y les llegue desde un amigo o un familiar sin saber que lo habían hecho ustedes?
-Sí, ha pasado bastante. Pasó algo muy divertido con el tema del de los abrazos navideños. Mi pareja había entrado en una tienda y yo estaba fuera y de repente escuché la canción del vídeo y había una persona mayor riendo en la calle, y dije: ya está, este vídeo lo peta seguro. Si tuviéramos una fórmula mágica todo sería viral. A veces pasa que la cosa más tonta y hecha en media hora se convierte en un éxito brutal y después algo mucho más trabajado, con un mensaje incluso más profundo y con mucha dedicación técnica pasa desapercibido. Lo que prima es la idea y la gracia.
-¿Y han tenido algún tipo de problema con alguno de los políticos parodiados? Alguna demanda o un toque de atención…
-No, no hemos tenido ningún problema nunca, primero porque tenemos algunas líneas rojas, que no están definidas pero que sabemos que no tenemos que cruzar: no buscar ofender por ofender, no hacer nada peyorativo porque sí. Y siempre jugamos con ese punto de humor. Al contrario, muchas veces los políticos parodiados comparten las parodias en las que aparecen.
-También se ha generado polémica con el consumo que la IA hace tanto de agua como de electricidad. No es lo mismo, en cualquier caso, usarla para crear algo interesante que para entretenerse generando una foto de la familia o de los amigos con el estilo de Los Simpsons, por ejemplo...
-Solo por decirle gracias al ChatGPT ya estás consumiendo un extra de agua que podías ahorrarlo porque no hace falta darle las gracias. Estoy de acuerdo en que no puede estar totalmente descontrolado. En Estados Unidos, uno de los grandes centros de datos está contaminando toda una población alrededor que parece que no le importa a nadie. Tienen que imponerse las cosas que se pueden y no se pueden hacer. ¿Se puede crear un circuito de agua cerrado para refrigerar? Sí, pues tiene que hacerse así... Pero por otro lado estamos en una época de consumo brutal. Cada mail almacenado consume energía, pero también como sociedad cada vez que te compras unos tejanos, consumes miles de litros de agua, o el consumo de carne, los aviones, los coches... Es que es todo. Estoy de acuerdo en que hay que revisar que no se nos vaya la olla consumiendo agua con la IA, pero nosotros cuando podemos trabajar en el ordenador en local, no hay consumo de agua y el consumo eléctrico es normal. El consumo realmente viene cuando se trabaja en la nube. Si los modelos son públicos y los podemos descargar es otra cosa... Ahí hay otra razón de muchísimo peso para abogar por este tipo de tecnología de código abierto, que además son modelos entrenados con datos o imágenes de dominio público.

















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