1 COMENTARIOS 10/10/2022 - 06:38

Después de un año de gira constante, tuvo que coger dos semanas de vacaciones. El primer día lo dedicó a componer el tema con el que cerró el concierto del pasado 5 de octubre en el Teatro insular ‘El Salinero’. Dice que está enganchado al trabajo pero que, en el fondo, la guitarra no es un trabajo. Probablemente Yamandú Costa (Brasil, 1980) no podría ganarse la vida de otra manera. Graba dos o tres discos al año. El año pasado le dieron el Premio Grammy Latino a mejor álbum instrumental por un disco que grabó con Toquinho y el último que ha grabado lo ha hecho en Lisboa con Domingo Rodríguez ‘El Colorao’.

Además de grabar los discos, tiene una serie de documentales, ‘Historias do violao’, en la que dedicó un capítulo a Canarias, y por supuesto, da cientos de conciertos por todo el mundo. Y, a veces, cuando termina, sigue tocando. No se acuerda de los conciertos, dice, pero sí de las fiestas.

Su presencia impone. Es grande. Lleva siempre un pañuelo al cuello, que le cae hasta las rodillas. Le acompaña un mate con su caña y su termo. Toca sentado y encaja la guitarra en su cuerpo. Se abalanza sobre ella o se yergue, según lo que toque. Reposa un pie sobre la otra pierna o los dos en el piso. Cuando se levanta, se le nota el hueco que deja la guitarra. Hay personas que tocan un instrumento y otras que lo dominan. Lo de Yamandú Costa con la guitarra se parece más a una simbiosis. Toca, ejecuta e interpreta. Se balancea, cierra los ojos, sigue al mástil con la mirada, silba, tararea... A los tres minutos de concierto, es difícil no pensar que no va a ser capaz de terminarlo con la misma energía. Toca con tal fuerza que tiene que afinar la guitarra entre pieza y pieza. Cuando termina queda exhausto, se libera, sonríe, suda y se le cae el pañuelo.

Los artistas se plantean el transcurso de un concierto: empezar por un tema conocido, ir de menos a más... Yamandú Costa toca su propia música y no tiene grandes hits. Tampoco le hacen falta. Sale y pone todas las cartas boca arriba. Solo los que ya lo han visto dos veces pueden decir que no es la primera que ven tocar a alguien de esa manera. Si el espectador cierra los ojos, puede imaginar un cuarteto de cuerda. Dicho de otro modo: a Yamandú Costa no le hace falta nadie más para montar un rondalla, suponiendo que quisiera poner en práctica una idea tan peregrina.

Ya ha tocado varias veces en Lanzarote, una de ellas en Jameos del Agua. En este último concierto se marcó una isa junto a Toñín Corujo, Alexis Lemes, José Vicente, Juan Carlos El Palmero y 'El Colorao'. Dice que al 'Colorao' ya le echaba de menos antes de conocerle y que el timplista majorero, pero también, por extensión, la música canaria, le recuerda a sus raíces, a la música del pueblo. Yamandú se crió como un nómada, entre Argentina y Brasil, de concierto en concierto, con el grupo de música de sus padres.

Dice que se siente “demasiadamente bien” en Canarias, así que podrá compensar la expresión con más conciertos. Lo seguiremos disfrutando, solo o en compañía de otros. Va a ser una leyenda de la guitarra, así que, si pueden, vayan a verle la próxima vez. No se arrepentirán.

Comentarios

Magnifica visión de Yamandú, Saúl, magníficos los dúos con Domingo el Colorao, dos fuegos en la misma llama. Increíble concierto!!

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