Han tenido que pasar muchos años, pero por fin una delegación canaria ha ido a Madrid a hacer algo interesante en FITUR. No son concejales ni consejeros, sino un grupo de jóvenes que han protestado por el modelo turístico, económico y medioambiental de las islas con el lema ‘Canarias no se vende, se ama y se defiende’. Propaganda en la casa de la propaganda.

No parece que se les haya hecho mucho caso, aunque se lo tendrán que hacer. Frente a la euforia de los millones de turistas y el discurso triunfalista del Gobierno de Canarias hablando de récord de facturación, de crecimiento sostenible, de diversificación de mercados y de respeto a la Naturaleza, entre otras criaturas mitológicas, está el discurso de estos jóvenes que hablan de sentirse “rehenes” de un modelo que ha hecho al archipiélago “líder de los peores estándares”: precariedad laboral, paro juvenil, población en riesgo de exclusión social, corrupción urbanística, precio del suelo o destrucción de la costa.

El discurso oficial y el de la protesta parecen coincidir, siempre y cuando no se abandone la abstracción. En lo concreto, los activistas reclaman una moratoria turística y una ecotasa, entre otras cosas. Son dos de las medidas que defendía el Cabido de Lanzarote hace más de veinte años: una se aplicó y la otra no. El Gobierno de Canarias, el que se autodenomina como el más progresista de la historia, las ha descartado.

En la casa de la propaganda vale todo. La presidenta del Cabildo de Lanzarote, Loli Corujo, en declaraciones a la Cadena SER dijo esto: “La isla está próxima a declararse saturada turísticamente. No queremos más camas ni más crecimiento, porque conduce a la insostenibilidad. Y porque queremos mejorar la oferta alojativa y los servicios. De eso se trata, de dar un salto cualitativo. Sabemos que nuestra isla es única, hay que protegerla y no masificarla”. La cuenta de resultados “mejora sin tanto turismo”.

A la próxima edición de FITUR va con la pancarta.