EL PASEO
Por Saúl García
Desde el punto de vista del prestigio social (o laboral) hay profesiones que han ido cayendo en picado en las últimas décadas. Qué tiempos aquellos en que las familias querían que alguno de sus hijos fuera sacerdote.
Desde el punto de vista del prestigio social (o laboral) hay profesiones que han ido cayendo en picado en las últimas décadas. Qué tiempos aquellos en que las familias querían que alguno de sus hijos fuera sacerdote. Y quién no quería a un empleado de banca entre sus descendientes. No digamos un abogado. Qué tiempos en que el médico o el farmacéutico eran un poder fáctico en el pueblo... Nótese que las aspiraciones eran masculinas. Eran otros tiempos.
Muchas de esas profesiones han caído en un desprestigio social, ya sea por la consideración hacia ellas o porque también ha llegado a ellas la precariedad, o por muchas otras razones. Es una suerte ser periodista porque, al menos, seguimos como estábamos, con poco margen para empeorar en nuestra consideración social. Sólo estamos por delante de los científicos, que tienen la suerte de que nadie los desprecia porque nadie entiende lo que hacen, pero tienen la mala suerte de que nadie los aprecia por el mismo motivo.
En todo caso, nada comparable a la política, que en menos de cuarenta años ha pasado de ser una actividad vocacional y con consideración social, a convertirse en una profesión que, según el Centro de Investigaciones Sociológicas, está en el podium de los problemas apreciados por los españoles. La clase política es el tercer problema del país para una cuarta de los españoles, sólo por detrás del paro y la corrupción y por delante de la economía, la sanidad o la independencia de Cataluña.
¿Y por qué será?
En Lanzarote, por acercar las cosas a nuestro terreno y sin ánimo de ser exhaustivo, sólo en las últimas semanas podemos ver ejemplos de cosas que no ayudan a mejorar esta situación. Véase la última polémica del senador al que contrató la Sociedad de Promoción para organizar un festival de humor cuando era incompatible con su cargo. O también el desfile de contrataciones en calidad de asesores, cargos en el Gobierno o consejeros no electos de aquellos concejales de CC que se quedaron sin empleo después de romper el pacto en Arrecife. O la última polémica en Arrecife sobre dos asesores del PIL, que el propio partido reconoce, en definitiva, que no tenían el perfil adecuado. Y como si el Ayuntamiento no tuviera otros problemas en los que poner su atención.
Quizá por esto, sólo quizá, por este desprestigio de la política, se dan fenómenos que rozan lo paranormal. Nos hemos enterado de que se acaba de registrar un nuevo partido en la Isla, y sabemos que se llama Agrupación Socialista de Lanzarote, pero han ido pasando los días y, en lugar de presentarse ante la sociedad de forma natural y explicar quiénes son y sus objetivos, lo que se ha ido publicando son los descartes. Las cosas son así: hay quien toma la decisión de organizarse para influir en la construcción social y la prensa tiene que tratar de averiguar quién está detrás, no quién se pone delante.
No se les puede reprochar. Con este panorama, qué dirán sus familias... Pudiendo dedicarse a profesiones respetables que salen en la televisión, como la cocina, la interpretación o la música...
Comentarios
1 Corrupción Vie, 16/03/2018 - 13:28
2 Trásfuga Profesional Vie, 16/03/2018 - 22:20
3 Anónimo Sáb, 17/03/2018 - 18:43
4 Con Perdón Dom, 18/03/2018 - 10:23
5 Yo Digo Dom, 18/03/2018 - 14:18
6 Perdomo Dom, 18/03/2018 - 20:57
7 Expsoe Dom, 18/03/2018 - 21:24
8 Eva Lun, 19/03/2018 - 13:19
9 No tienen Remedio Vie, 30/03/2018 - 12:11
10 Evaristo Sáb, 31/03/2018 - 12:45
11 ETT Sáb, 31/03/2018 - 18:29
Añadir nuevo comentario