
EL PASEO
Por Saúl García
Arrecife presume de que llena un evento con una asistencia superior a su propia población, porque el resto de vecinos de la Isla no merecen ser rehenes de alcaldes sin alma
Por si quedaba alguna duda del sinsentido de una sucesión de fiestas basadas en el despilfarro, el Ayuntamiento de Arrecife las despejó de un golpe a ritmo de ranchera, gastando tres cuartos de millón en el caché de Alejandro Fernández, al que habrá que sumar el gasto del montaje del escenario, luz, sonido y el colofón de los fuegos artificiales.
Más o menos, lo que significa fundirse un millón en tres horas y sacar pecho porque asistieron 70.000 personas. Evidentemente, es una exageración porque no fueron tantas, pero da lo mismo: Arrecife presume de que llena un evento con una asistencia superior a su propia población, porque el resto de vecinos de la Isla no merecen ser rehenes de alcaldes sin alma que no gastan lo suficiente en la alegría de sus ciudadanos.
En la Feria de Abril se gastaron 555.000 euros, con 53 expedientes. Ni uno solo salió a concurso: contratos de exclusividad, contratos menores y el gran invento del contrato marco. ¿Para qué hacer una licitación y buscar la mejor oferta si se puede hacer la Feria del todo a 15.000? Por otra parte, pagar un precio superior por la misma actuación está empezando a ser marca de la casa.
El Ayuntamiento quiere parecerse a las grandes capitales pero compite consigo mismo. Como si no pertenecieran al mismo Ayuntamiento, las distintas concejalías se afanan en ver quién lo hace mejor, o quién gasta más. Si eso no se puede convertir en rédito electoral porque nadie distingue quién hace cada cosa, ¿en qué rédito se está convirtiendo?
¿Y para quién se hacen las fiestas? Porque resulta que después de todo el gasto y del esfuerzo, la mayoría de los que no tienen edad para votar, en medio de los sangineles, se van a la verbena de San Bartolomé.
Instalados en la cultura del exceso por el exceso se colocan hasta cuatro escenarios simultáneos (Reducto, Parque viejo, Ayuntamiento y, este año de propina, uno en el único lugar del Charco de San Ginés donde no hay bares). Tres de ellos con sus respectivos ventorrillos. Lo llaman dinamizar porque reírse de la gente quedaba muy largo.












Comentarios
1 antonio Lun, 01/09/2025 - 10:15
2 Pilar Lun, 01/09/2025 - 15:05
3 Remedios Lun, 01/09/2025 - 17:49
4 Yo Mar, 02/09/2025 - 00:36
5 Mer Mar, 02/09/2025 - 09:02
6 Sin nombre Mar, 02/09/2025 - 10:06
7 Artemio Mar, 02/09/2025 - 11:00
8 Marycarmen Mar, 02/09/2025 - 12:01
9 María Jue, 04/09/2025 - 20:22
10 El viejo Jue, 04/09/2025 - 20:34
11 La verdad y sol... Jue, 04/09/2025 - 22:45
12 A mer Jue, 04/09/2025 - 22:51
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