
EL PASEO
Por Saúl García
Si llegan tres millones de turistas y entran un millón en Timanfaya: ni en coche, ni en guagua, ni con lanzaderas, ni entrada on line ni de ninguna manera. El futuro va a ser complicado
El Parque Nacional de Timanfaya termina su cincuenta aniversario y, para celebrarlo, va a enterrar una cápsula del tiempo “para transmitir un mensaje a las generaciones futuras” que contendrá “ilustraciones de plantas endémicas y de animales que habitan el Parque Nacional, un trozo de microplástico recogido en el litoral del parque y una escoria lávica de Timanfaya que fue devuelta por un turista que la expolió del medio natural”.
No está mal enviar un mensaje a las generaciones futuras, pero que no se olviden de las actuales. El Parque tiene mucho que decir también hoy, no solo mañana. Dicen que su objetivo es el de “trasladar un mensaje de responsabilidad colectiva”, que es “vital conservar este tesoro de biodiversidad que constituye el Parque Nacional de Timanfaya y hacer que perdure intacto, ya que este territorio volcánico muestra una geología única en el mundo que nos conecta con lo que fuimos y con lo que podremos ser”.
Pues con el espacio pasa lo mismo que con el tiempo: que está bien apuntar al futuro del Parque pero resulta que, en buena medida, eso depende del presente continuo de la Isla. El futuro de Timanfaya no será ajeno al devenir de Lanzarote. Si llegan tres millones de turistas y entran un millón en Timanfaya: ni en coche, ni en guagua, ni con lanzaderas, ni entrada on line ni de ninguna manera. El futuro va a ser complicado.
O a lo mejor resulta que el éxito del Parque es que perdure intacto aunque lo visite mucha gente, que sirva como foto fija de un escaparate de Naturaleza, como memoria de lo que pudo ser el resto de la Isla, como orgullo para seguir celebrando aniversarios y mensajes triunfalistas mientras desaparece todo lo demás.












Comentarios
1 El Chacho Mar, 30/09/2025 - 14:46
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