Leonardo de León Luzardo

Una (imposible)"experiencia sostenible"

No sé dónde se ha visto un discurso como el de Lanzarote cuando apela a la sostenibilidad. Olvidamos que tal concepto, de moda hasta entre especuladores y clase política, se debería utilizar para hacer referencia al mantenimiento de los recursos sin causar daño al medioambiente. A la vista de los hechos, ha dejado de significar nada para convertirse en una muletilla a la que echar mano para justificar casi cualquier cosa. Se suele ignorar que la otra acepción del término es la de mantenerse sin caerse.

Al menos, en otros destinos se cortan un poco y se limitan a celebrar sus éxitos en número de pernoctaciones. En Lanzarote, lejos de las preocupaciones derivadas del desbordado flujo de visitantes, se afirma que se quiere mejorar el destino vendiendo una experiencia sostenible en medio del atasco de visitantes. Puede que esa medida consista en atravesar los Jameos sobre una cuerda colocada en lo alto de la piscina haciendo malabares. Será sostenible si no te das de bruces contra el suelo y, de hacerlo, que no sea sobre la multitud. 

Si pretendiéramos vender una urbanización como que se ajusta a determinados parámetros de sostenibilidad, el primero que no cumpliría es el de construir la propia urbanización, pues el suelo es el recurso que se consume. Lo sostenible en Lanzarote sería no hacer uso de nuevo suelo, sino rehabilitar, restaurar, cambiar de uso...

Volviendo a aquellas manifestaciones atribuidas al Cabildo, la realidad es poco sostenible en cuanto a los visitantes a los centros turísticos. Si el alarde público es el de contar que han sido 3,5 millones de personas en 2023, incluidos ahí algunos de  los del medio millón de cruceristas que han arribado al puerto de Los Mármoles, la realidad indica que deben ser unos cuantos más los que nos han visitado, así hayan hecho noche en tiendas de campaña instaladas en centros comerciales, en garajes reconvertidos en viviendas, en cuartos de aperos o en cuartos de pila. Ese es el nivel, y eso que hasta ahora podíamos encontrar viviendas vacacionales en zonas turísticas, pero al Gobierno de CC le ha dado por alinearse en el lado de las grandes compañías y ha manifestado que en Puerto del Carmen, por ejemplo, no debería haber viviendas vacacionales para que los pobres hoteleros se lo lleven todo.

Todas la entidades vinculadas de una u otra forma con el turismo, Cámara de Comercio incluida,   han apostado por cerrar la boca y no demandar algún tipo de límite o control, apuntándose todos a continuar la promoción de la isla en foros internacionales, y, aunque de boquilla digan que buscando la excelencia, lo cierto es que les da igual cuántos vengan con tal de que vengan. De hecho, ya el presidente del Cabildo manifiesta sin pudor que quieren seguir con el modelo imperante donde prima la sostenibilidad, lo cual no sólo es falso, sino que ofende. En el mismo contexto de promoción, declarar que “ni un turista más, ni un turista menos”, raya el disparate cuando  no paran de promocionar el destino y de negociar con compañías aéreas más conexiones, y no es que lo estén haciendo selectivamente. Si pensamos en que ni tan siquiera se demanda la creación de una tasa turística que revierta en la conservación del medio, este hecho muestra que poco importa la calidad. Es como cuando los operadores turísticos se quejaban que de subir el precio de los CACT, el turista dejaría de gastar en otros productos, pues así de miserias saben que es el visitante que llega. Si de existir una tasa,  esta hubiera sido de cinco euros, que en el marco de un desplazamiento vacacional no supone nada a ningún turista, habríamos contado, como poco, y por decir algo, con unos dieciocho millones de euros de los visitantes de 2023, recursos útiles para dar respuesta a unas cuantas cuestiones en el marco insular, incluso para Arrecife, donde apenas queda dinero público para el listado de necesidades heredadas de cada mandato. Ya conocemos que el alcalde nos salió listo y bailón y sabe que en la fiesta permanente están los votos. Seguro que en el proceso de elaboración de un presupuesto municipal es impensable que aparezca como gastos en festejos todo lo que destina Arrecife a tal menester (tampoco sería sostenible). El tema parece que está en echar mano de otras partidas para financiar la bacanal.

Por lo expresado, concluimos en que todos nuestros dirigentes públicos están a piñón por la sostenibilidad, esto es, en la variante de mantenerse sin caerse del sillón. 

Comentarios

Acertado articulo. Con la sostenebilidad estamos ya en la insostenebilidad. Nadie la vio venir hasta que nos caemos. Es como cuando cumples 65 años y te preguntas como es posible si ayer tenia 30. En fin, consumimos como si no hubiera mañana.
Lanzarote irá a la feria ITB de Berlín para recuperar el turismo alemán. No se puede ser más impresentable en este Cabildo. Si es que no cabe un turista más, ¿cómo se lo hacemos ver?

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