Marien Díaz Fadel

Risoterapia para los presos

Suena raro, y resulta fácil hacer chistes, pero me sobrepongo a mi conocimiento de la identidad de algunos residentes y de las fechorías que los han conducido a prisión, para señalar que se trata de un proyecto aplicado en el centro penitenciario de Tahíche para elevar la autoestima de las personas privadas de libertad, y parte del asunto parece que es partirse de risa. El perfil de los internos de la prisión de Tahíche es variado, por lo que a unos y a otros les hará mayor o menor gracia la terapia. Apuntada la relevancia de tal medida, toca ahora lo opinable, y esto es que el proyecto debe de haberse gestionado en algún ayuntamiento o en el Cabildo lanzaroteño. Es tal el despiporre permanente de quienes nos gobiernan, que, conscientes de sus limitaciones para la toma de decisiones sobre lo público, se parten con cada decreto, con cada orden y con cada medida que adoptan.

Es tal la baja cualificación de muchos cargos públicos que deben celebrar cada vez que nos meten un gol, acaso pensando que nos tenemos que aguantar con su falta de competencia porque ellos tienen el control. Y si sacan rédito con la obra pública, más risa les da. Y les hace todo tanta gracia que pueden haber dado forma de proyecto a su modo de estar en la administración y lo trasladan a la prisión para que sus compañeros (ex-cargos públicos) encarcelados, y los que están por encarcelar por meter la mano en la caja de todos, no olviden que se pueden seguir riendo mientras cumplen condena. Un modo de celebrar que, aunque fueron pillados y los enchironaron, parte de lo robado lo tienen a buen recaudo. Si no les da la risa, la sonrisa no se las quita nadie, porque nadie ha devuelto nada de nada.

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